Matías Farías Riesgo, nació en el Hospital de Maternidad del Vedado el 26 de diciembre de 1938. Su padre Matías Farías nació en las Islas Canarias y su madre Micaela Riesgo en Cuba. Sus hermanos Antonio y Rita.
La escuela primaria la cursó en la Academia Fernández de Marianao y luego el Bachillerato completo en el Instituto de Segunda Enseñanza de Marianao, en la avenida 41 #10209.
Desde pequeño comenzó a sentir pasión por los aviones y la magia de volar y desde allí defender la libertad y dignidad de su país.
El 1 de septiembre de 1956, sin haber cumplido los 18 años, logró persuadir a sus padres que le permitieran ingresar en la Fuerza Aérea Militar, ellos aceptaron y entonces fue enviado a estudiar a la Academia Militar de Managua donde el grupo de aviación eran quince en total. Estuvieron un año y luego pasó la Base Aérea Lackland en San Antonio en Texas, de allí a la Base Graham en Marianna, Florida, donde empezaron a volar. De allí pasaron a la Base Spence en Moultrie, Georgia para regresar a la Base Randolph Field Aérea en Texas.
Regresó a La Habana el 10 de enero de 1959 y todos los pilotos graduados empezaron a volar en la naciente Fuerza Aérea Revolucionaria bajo el mando de Pedro Luis Díaz Lanz (1926-2008, que el 29 de junio, Castro lo relevó de su cargo y el 30-junio-1959 se fue desde Varadero por barco para Florida con su segunda esposa, 3 de sus 6 hijos y su amigo Frank Sturgis (1924-1993, luego fue uno de los cinco implicados en 1972, en el caso Watergate).
Farías, estuvo volando Sea Fury hasta el 8 de agosto de 1959 que salió una circular donde no podían continuar los pilotos que habían pertenecido a la Fuerza Aérea de Batista, y a pesar de que él estaba en los EE.UU. a varios de ellos los prendieron.
Cuando aquello Matías estaba de Jefe de la Base Aérea de Camagüey, después de llegar de una patrulla lo arrestaron y estuvo varias semanas preso en Columbia.
El Jefe de la Fuerza Aérea era Juan Almeida y como Farías había sido su piloto en varias oportunidades, lo sacó y lo envió a fumigar en la provincia de Oriente y fue Abel Hera Cortón (el 19 de mayo de 1960 se llevó su avión Cessna 182 junto con su esposa y dos hijos volando desde el aeropuerto Vázquez en Ciego de Ávila hasta Fort Lauderdale) quien le dio el contrato para fumigar en Cauto Embarcadero.
Después del 28 de octubre de 1959, el comandante Juan Almeida lo localizó y le dijo que quería verlo al otro día en su despacho en Columbia. Era para decirle que Camilo Cienfuegos, su piloto el teniente Luciano Fariñas y el soldado Félix Rodríguez, se habían perdido en el avión Cessna 310 (según Matías ese avión era del millonario Francisco Paquito Vidal) y él se ocuparía de buscarlo y encontrarlo. Le preguntó si tenía uniforme de vuelo y demás cosas necesarias, Matías le contestó: “comandante cuando me prendieron Ud. fue a mi casa y se llevó mis cosas y todas las fotografías de cuando estuve en los EE.UU.”.
Le dio entonces un papel para que le dieran todo lo necesario y entonces cometió un graso error, al pedirle una copia del Plan de Vuelo de Fariñas, Almeida se molestó y le dijo: “lo tuyo es buscar a Camilo nada más”. Eso era lo natural para saber hacia dónde se dirigirían al salir de Camagüey, pero allí mismo Matías se dio cuenta que había gato encerrado.
Le dieron 8 aviones para la búsqueda, de Aerovías Q y de Fumigación. Estuvieron dos semanas buscándolo, pero todo fue un paripé.
El último día de la búsqueda cuando Matías venía desde Matanzas en un B-26 para aterrizar en Columbia vio a dos fotógrafos en la pista de aterrizaje tirando fotos a las avionetas de fumigación. Como su B-26 había perdido un motor, no tenía potencia para poder esquivarlos y le dio con el ala a uno de ellos, matándolo.
Cuando llegó a Operaciones estaba Almeida esperándolo y le dijo que se buscara un buen abogado porque has matado a un periodista y te pueden caer 10 años. Farías le refutó que él venía con un solo motor y no pudo hacer otra cosa. Tres días después se escapó de Cuba en una avioneta de fumigación y aterrizó en los EE.UU.
A mediados de 1960, Matías Farías se enroló en lo que luego sería la Brigada de Asalto 2506 y fue llevado a Guatemala para su entrenamiento, bajo el #2469. Él formó parte del segundo grupo de 17 pilotos que llegaron a las 10:30 am del miércoles 7 de septiembre de 1960 a la Base Trax, en la finca Helvetia, cerca de Retalhuleo, Guatemala.
Me contó Matías que el segundo jefe de la aviación de la Brigada era el piloto graduado en Cuba en 1947, Luis Cosme Toribio #2470 (segundo jefe de la aviación de la brigada) y éste cuando estaba comiendo en el comedor no quería que otros estuvieran allí, por lo tanto, Matías tuvo unas palabras con él y Cosme Toribio le tiró el plato de comida arriba. Entonces Matías lo retó.
Otra situación que me contó Matías fue cuando Fernando Humberto Olivera Pérez (El Negro) #2589 le quiso contar algo, Matías lo montó en su avión y al despegar cortó la comunicación para que no se oyera lo que hablaban. El Negro le confió que había llegado una carta “top secret” donde la CIA informaba que Cuba había recibido tanques rusos modelo T-34, morteros de 120 mm, obuses de 122 mm y cañones antitanques, un armamento poderoso y que la Brigada iba a fracasar.
Luego Villafaña llamó a una reunión para informar que había una especie de sedición y a Matías lo tuvieron preso durmiendo en el suelo unos 19 días, hasta que llegó el general Reed y preguntó por El Niño, que era como él llamaba a Matías. Entonces se lo trajeron, le dijo que quería volar con él, que se buscara un uniforme y casco. Cuando despegaron le dijo que apagara un motor, entonces le preguntó que maniobra tienes que hacer ahora y al Matías contestarle acertadamente, le dijo bueno aterriza y bájame, pero sigue volando un rato más.
Desde ese momento Matías no volvió a tener problemas internos, aunque El Negro no participó en la invasión por estar preso por los norteamericanos.
El sábado 15 de abril a las 2:30 am, 8 aviones B-26 (Douglas A-26 Invader, redesignado B-26 en 1948, es un bombardero de ataque, bimotor rápido y ligero, usado en la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea, capaz de llevar una gran carga de bombas y equipado para misiones de ataque a tierra) despegaron desde la base Happy Valley, en Puerto Cabezas, Nicaragua.
Tres fueron hacia La Habana para atacar Columbia: El Puma 1 piloteado por José Crespo Grasso #2480 y su navegante Lorenzo Pérez Lorenzo #2418. El Puma 2 al mando de Daniel Fernández Mom #2494 y el navegante Gastón Pérez Rangel #2451. El Puma 3 con el piloto Osvaldo Piedra Negueruela #2210 y el navegante José Fernández Rovirosa #2437.
El Puma 2 fue impactado por las balas antiaéreas y explotó a unas 20 millas al norte del litoral habanero, cayendo al mar y muriendo los dos tripulantes.
Tres B-26 atacaron el aeropuerto de la base de San Antonio de los Baños, situada a 48 km al suroeste de La Habana. El Linda 1 bajo el mando de Luis Cosme Toribio #2470 con su navegante Nildo Batista Hernández #2404. Linda 2 con el capitán René García Fernández #2467 y el navegante Luis Fernández Ardois #2420. Linda 3, Alfredo Caballero González y el navegante Alfredo de la Maza Barrios #2468.
El aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba fue atacado por dos B-26. Gorila 1 piloteado por Gustavo Ponzoa Álvarez #2493 con el navegante Rafael García Pujol (Huevito) #2450.Gorila 2 con Gonzalo Herrera Cabrera #2463 y navegante Ángel López Domínguez #2426.
Los 12 aviones que lograron destruir o averiar fueron: Un T-33, Tres B-26 (2 de ellos parcialmente), Un Sea Fury, Dos F-47, Dos C-47, Un T-6, Un DC-3, Un PBY (Catalina).
Quedaron operativos cuatro aviones de reacción T-33 y cuatro Sea Fury, que fueron cruciales para los castristas en los días siguientes.
Estos ataques fueron un tremendo error de la CIA primero porque no destruyeron los aviones que después hundieron 2 barcos de la Brigada, segundo alertó a Castro de una próxima invasión, para poder vigilar la costa y preparar la recogida de todos aquellos que creían ser no simpatizantes.
Pero hay que considerar que por orden del presidente Kennedy los otros cinco ataques aéreos de la tarde del 15 de abril, los dos del 16 y la mañana del 17 fueron suspendidos y con esas órdenes y otras que dio como cambiar el lugar de invadir por Casilda-Trinidad al lado de las Montañas del Escambray por el pésimo lugar de Bahía de Cochinos, Kennedy sentenció la Brigada 2506 a su destrucción y muerte.
El 17 de abril de 1961 a las 4.00 a.m., el patrullero escolta Baire, se hallaba fondeado frente a Playa Colombo, en las inmediaciones de Nueva Gerona en Isla de Pinos, cuando su radiotelegrafista recibió un mensaje urgente alertando sobre el desembarco en Bahía de Cochinos. Sin perder tiempo, pasó la información a su comandante, alférez de navío Antonio Reyes Domínguez, quien mandó poner al personal en estado de alerta.
A las 6:00 am aparecieron por el nordeste dos aviones, luciendo las insignias cubanas en sus colas. Se trataba del B-26 matrícula FAR 930, tripulado por Mario Álvarez Cortina #2473 y como navegante Salvador Miralles Poveda #2202 y el B-26 matrícula FAR 985, tripulado por René García Fernández #2467, con el navegante Luis Fernández Ardois #2420 que, aunque iban hacia el sitio de la invasión en la Ciénaga de Zapata, aprovecharon al ver navío y comenzaron a dispararle y después de varios pases el saldo fue de 2 muertos y 11 heridos.
Temprano en la mañana del 17 llegaron más B-26 para apoyar a los brigadistas.
A las 6:45 am el Sea Fury de Enrique Carrera, apareció en Playa Larga y vio al Houston, que estaba en el proceso de descarga. Carreras inmediatamente lo atacó y fue golpeado fuertemente en el depósito y se prendió fuego. Era evidente que el barco no podía ser recuperado.
Luego aparecieron en el área varios Sea Furys y atacaron al Río Escondido (que llevaba la mayoría de las municiones de la Brigada 2506) cerca de Girón, con cohetes y fuego de cañón, causándole una poderosa explosión.
Este ataque fue presenciado por la tripulación de dos B-26 perteneciente a la sección Chico que aparecieron en la escena, después de volar 935 km desde Happy Valley (2 horas y 50 minutos) en la costa caribeña de Nicaragua.
Uno de ellos era el B-26 #935, Chico 2, piloteado por el capitán Matías Farías con Eddie González como navegante, se puso inmediatamente detrás del más cercano Sea Fury y disparó. Luego aparecieron otros dos Sea Fury, uno a la derecha, y otro a la izquierda de Matías (eran Carreras y el chileno Lagas Navarro), pero al identificarlo como amigo, dieron media vuelta y se fueron.
El capitán Farías inició una persecución, atacó y obtuvo algunos impactos, pero el caza retrajo el tren de aterrizaje y aceleró de inmediato.
Luego Farías se alejó hacia Bahía de Cochinos, donde brevemente intercambió disparos con el B-26 #903 piloteado por el capitán Silva Tablada. Como los artilleros a bordo de los barcos habían sido alertados, estaban preparados, le dispararon y al perder un ala cayó al mar, muriendo sus ocupantes.
Matías Farías ya llevaba tres horas de lucha intensa, cuando el otro B-26 de esta pareja regresó a la base, pero él permaneció sobre el terreno. En primer lugar, apoyó los desembarcos en Playa Larga y ametralló la columna comunista que venía de Cienfuegos. Después de un par de pasadas en las que les provocó numerosas bajas, continuó hasta Soplillar en apoyo de las fuerzas de Hugo Sueiro Ríos # 2541, el jefe del Batallón 2 que intentaban proteger la línea establecida entre esa localidad y Yaguaramas.
Luego apoyó a los paracaidistas de la Brigada que participaban en los combates entre Soplillar y Yaguaramas. Al comprobar que había agotado más combustible del calculado, estableció contacto con el puesto de mando en Playa Girón y después de comunicar que se retiraba hacia las Islas Caimán (o Jamaica), inició un amplio viraje hacia el sur, sin advertir que un caza Sea Fury enemigo se acercaba por la derecha, el caza le disparó desde corta distancia errando por muy poco. Farías intentó alejarse haciendo un nuevo giro, pero el avión enemigo se le pegó en la cola y volvió a tirar. Una estela de humo comenzó a brotar de una de sus alas y eso lo obligó a descender bruscamente para escapar de su perseguidor.
Después de la conferencia con el comandante local, decidió aterrizar en la pequeña pista que ya estaba bajo el control de la Brigada.
Entonces fue atacado por el T-33 del teniente Alberto Fernández (Matías me contó que él lo había enseñado a volar durante aquellos primeros meses de 1959 y luego terminó internado en un sanatorio psiquiátrico) siendo su navegante Eddy González alcanzado y muerto por aquellas ráfagas calibre .50.
Tirando hacia arriba, Farías trató de dispararle a Fernández que ya lo había rebasado, pero con un solo motor y la cabina del avión llena de humo, tuvo que aterrizar. Gracias, a José A. Balbona Hernández #2224 un PDO y a otros brigadistas que corrieron y lograron sacarlo, porque estaba herido en la cabeza, dos costillas fracturadas, un brazo en malas condiciones.
La noche del martes 18 aterrizó en la pequeña pista de Soplillar (el único avión que aterrizó) el C-46 del piloto Manuel Navarro Macho #2475 con José E. Pellón Blanco #2211 como copiloto y como navegante el norteamericano Robert H. Hofbuck (era un alias de este contratado por la CIA cuya participación en este episodio aún no se ha hecho pública).
Matías me contó que el norteamericano les comunicó que venían a recogerlo a él nada más, pero cuando Eneido A. Oliva González #2641 el segundo al mando de la Brigada 2506 se enteró que no les iban a bajar las cajas de armas, municiones y equipos que cargaba el C-46 montó en cólera. Entonces Matías sacó su pistola, se la puso en la cabeza al norteamericano y le dijo: “hay que bajar esas cajas de armas y municiones porque hacen falta” y las cajas que contenían 8,543 libras, se bajaron. La madrugada del 19, luego que el avión despegara Matías que llevaba 3 días sin dormir se fue para la cola del C-46 y les dijo a los PDO’s si el americano sale de la cabina me avisan, el temía que lo matara. Se durmió, pero el americano no salió. Aparentemente la postura del americano se debió a que le habían comunicado que los aviones castristas estaban en camino y tenían que irse antes que llegaran porque ellos no tenían como defenderse al ser un avión de transporte.
Alrededor de las 17:00 horas del 18 de abril, aviones B-26 de la Brigada atacaron una columna cubana de 968 soldados del 339 Batallón de Milicias de Matanzas que iban en 12 autobuses, camiones con tanques y otros blindados, que se desplazaban hacia el sureste entre Playa Larga y Punta Perdiz. Los vehículos, cargados con civiles, milicianos, policías y soldados, fueron atacados con bombas, napalm y cohetes, sufriendo numerosas bajas. Los seis B-26 estaban pilotados por dos pilotos contratados por la CIA, además de cuatro pilotos y seis navegantes de la Brigada 2506. Aquí participaron el B-26 Puma 1 de José A. Crespo-Grasso (el esposo de Leonor Portela) y el navegante Lorenzo Pérez-Lorenzo. El B-26 Puma 2 a cargo del piloto Osvaldo Piedra-Negueruela y su navegante José Fernández-Rovirosa. El B-26 de Mario Álvarez Cortina #2473 con su navegante Salvador Miralles Poveda #2202.
Estos B-26 les tiraron con sus 8 ametralladoras calibre .50 en la nariz del avión, descargaron sus bombas de fragmentación y cohetes contra el enemigo.
Este ataque aéreo salvó las vidas de muchos brigadistas que también disparaban desde Playa Larga. Solo unos pocos de ese batallón castrista, sobrevivieron.
A las 9:00 pm del 17 de abril un ataque de tres B-26 contra el aeropuerto de San Antonio de Los Baños fracasó, o por la obscuridad (habían cortado la electricidad) o por la incompetencia. Otros dos B-26 abortaron la misión tras el despegue.
El miércoles 19, las tripulaciones cubanas se habían reducido, se negaban a volar y estaban agotadas. Dos tripulaciones cubanas acababan de abortar el despegue, cuando a las 6:00 am despegó desde Puerto Cabezas el B-26 de Gonzalo Herrera Cabrera #2463 que era el 2do. Jefe de Escuadrón se enfrentó a un convoy castrista que se dirigía a Playa Girón desde Playa Larga. Según Eduardo Ferrer, Herrera destruyó tres tanques, tres camiones blindados, mató a 83 personas e hirió a 14, y dejó el convoy en ruinas. Su B-26 recibió 37 impactos de bala.
Además, ese día 19, entre las 8:45 y las 9:00, cuatro o cinco B-26 pilotados por pilotos estadounidenses despegaron hacia Cuba, seguidos a las 10:45 por dos o tres B-26 adicionales pilotados por estadounidenses.
Billy J. Goodwin, Dalton H. Livingston, Thomas W. Ray, Riley W. Shamburger y Joseph L. Shannon, Doug Price y Connie Seigrist. Leo F. Baker y Wade C. Gray volaron como observadores para Ray y Shamburger, respectivamente. Todos eran de la Guardia Nacional Aérea de Alabama y todos eran voluntarios que reconocieron el riesgo que representaban los T-33 y los Sea Furies castristas. Murieron cuatro: Ray, Baker, Shamburger y Gray.
El Sea Fury de Douglas Rudd y los dos T-33 de Rafael del Pino y Álvaro Prendes fueron los que derribaron esos dos B-26, matando a los cuatro aviadores estadounidenses.
Los pilotos castristas lograron hacerles mucho daño a los barcos Houston, que encalló y el Río Escondido fue hundido, perdiéndose no solamente vidas humanas sino las armas, municiones, equipos y combustible que traían.
El lunes 17, el B-26 Paloma 1, piloteado por Raúl Vianello Alacán #2490 con el navegante Demetrio Pérez Rodríguez #2461 fue atacado por el T-33 de Álvaro Prendes. Demetrio se salvó al saltar en paracaídas y ser recogido por los marineros del USS Murray, Vianello murió al explotar el avión.
El B-26 Puma 3, de Osvaldo Piedra Negueruela #2210 y su navegante José Fernández Rovirosa #2437 fueron atacados y derribados por un Sea Fury y por el T-33 de Rafael del Pino.
El lunes 17 el B-26 #933 León 2, del piloto Crispín García Fernández #2424 y el navegante Juan M. González Romero #2425 fue atacado por el T-33 de Álvaro Prendes. Pudieron llegar hasta la Base de Boca Chica en Key West y luego al tratar de llegar a Happy Valley se estrellaron contra una montaña en Nicaragua. Sus cuerpos aun dentro del avión, fueron encontrados por un campesino el 2 de noviembre de 1961.
El lunes 17, el B-26 de José A. Crespo Grasso #2480 y el navegante Lorenzo Pérez Lorenzo #2418 fue atacado por el T-33 de Rafael del Pino y luego por Sea Fury de Douglas Rudd Mole, el ataque del T-33 no tuvo éxito, pero el Sea Fury aparentemente impactó un motor del B-26 antes de verse obligado a interrumpir el ataque por la intervención, sin disparar, de dos aviones sin identificación del portaaviones estadounidense Essex.
Trataron de llegar a su Base, se confesaron con el capellán jesuita Cipriano Cavero que iba como navegante en el C-46 con el piloto Eduardo Ferrer González #2492 que llevaba 10 toneladas de armamento para entregar en la pista de Soplillar pero nunca llegó porque cambió el rumbo para buscarlos. Creo eso fue un fallo de Ferrer por no entregar su cargamento, sabrá Dios cuantas vidas costó eso. Finalmente, el B-26 cayó en el mar y murieron.
Algo que perjudicaba a los pilotos de B-26 era que el artillero de cola de cada avión fue removido para en su lugar poner un tanque de gasolina adicional, eso los hacía vulnerables cuando eran atacados por la retaguardia.
Fueron 5 los pilotos cubanos que murieron y 5 los navegantes, unos verdaderos héroes.
La Brigada 2506 contaba con la élite de las fuerzas aéreas de Cuba, compuesta por expilotos de la Marina de Guerra, Fuerza Aérea y Ejército. En la parte civil de la Fuerza Aérea de Liberación (FAL), los pilotos de los aviones de transporte C-46 y C-54 provenían de las líneas aéreas comerciales como Cubana de Aviación y Aerovías Q, algunos de ellos tenían un promedio de 20,000 horas de vuelo.
Matías Farías Riesgo, Coronel de la Marina de los EE.UU., cuya primera gran batalla, fue en Bahía de Cochinos, luego siguió volando para una línea aérea comercial.
Años después volvió a las andanzas militares pero esta vez bien lejos, Vietnam, Laos y Cambodia.
Con 29 años fue nombrado Capitán, con 33 Comandante, a los 39 Teniente Coronel.
Graduado en Curso Táctico, Operaciones Especiales, Contra Inteligencia, Guerra Irregular, lo llevaron a ser profesor de escuelas militares en países como: Guatemala, Honduras, Nicaragua, Uruguay, Chile, Venezuela, República Dominicana, Bolivia y Brasil, donde su presencia como estratega político resultó imprescindible para ciertas elecciones presidenciales dentro de estos territorios.
Coronel a los 46 años, no se le permitió llegar a General, porque su camino como Estratega Político ya era un triunfo internacional.
El Coronel Matías Farías, se retiró a los 48 años para apoyar y dirigir con su experiencia y sabiduría las campañas políticas de aquellos que comenzaban ese rumbo, logrando el triunfo de algo más de 48 abogados convertidos en jueces, senadores, congresista, comisionados y la Alcaldía de Miami Dade y hasta algunos presidentes en América Latina.
Escuchado por miles de personas a través de sus diversos programas de radio, desde la década de los años de 1990.
Actualmente se puede oír su programa diario en Radio Mundo 1210 AM de 8 a 9 de la noche.
Nota: Hay un B-26 en el Monumento a los Pilotos de la Brigada 2506 en el Aeropuerto de Tamiami en la 137 Avenida y la calle 124 de SW. El otro está en el Museo de La Brigada 2506 en la 107 Avenida y la calle 136 del NW en Hialeah Gardens.






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