Años Críticos: del camino de la acción al camino del entendimiento

Written by Enrique Ros

18 de noviembre de 2025

El camino de la acción (V)

¿Cuál era ese barco? ¿Quiénes, los organizadores de esta expedición? ¿Por qué se dirigen y se detienen por breve tiempo en aquel cayo?. La prensa de Miami ni la de Nassau ofrecieron detalles. Esta es la verdadera historia:

La “Alianza para la Libertad de Cuba” fundada por el ya anciano pero prestigioso, Gral. Generoso Campos Marquetti, contaba, entre las muchas organizaciones a ella adheridas, con los “Pinos Nuevos, Comandos de Acción”. Ésta última adquirió a través de Carlos Hevia (sin relación alguna con el Ingeniero Carlos Hevia que fuera por muy breve tiempo presidente de la República y, luego, candidato a la presidencia) el barco Violynn III. Juan Vargas, experto en soldadura y el Ing. Jorge Taraja prepararon la embarcación para realizar acciones comandos colocándole una base sobre la que instalaron una ametralladora, desmontable, calibre 20 y, a través de Santiago Babún, adquirieron, por conducto del abogado Juan Ramón García, del MRR, las armas necesarias que Babún había comprado en Norfolk, VA.

Pero antes de partir el Violynn III, Orlando Bosch solicitó de “Los Pinos Nuevos, Comandos de Acción” que trasladasen al cayo de las Bahamas a un grupo de expedicionarios del MIRR, comandado por Evelio Duque, que allí serían recogidos por otra embarcación para ser infiltrados en Cuba.

Los hombres del Violynn III, dirigidos por Zacarías Acostaiban a realizar una acción comando contra un barco carguero. El grupo de Evelio Duque iba a infiltrarse en Cuba.

El viernes 5 de abril el Violynn III con todos los expedicionarios se escapa de Nassau para dirigirse a Cuba, pero es finalmente abordado por un guardacostas norteamericano, luego de una prolongada persecución.

La guardia costera norteamericana se mantenía activa. A las 24 horas detenía otra embarcación con cinco combatientes a bordo. La captura se produce al oeste de la Isla Andros luego de 3 horas de una persecución en la que alegremente participan también dos patrulleros británicos. Al frente del pequeño grupo expedicionario estaba Eloy Gutiérrez Menoyo. Lo acompañaban I Rafael Huguet, Rene Cruz y Julio Cruz. Habían partido de William Island poco después que otros nueve exiliados habían sido detenidos en Andros Island por oficiales británicos y conducidos a Nassau.

Desde La Habana, Castro aplaude la efectiva cooperación que está recibiendo de la Administración de Kennedy. “Las medidas tomadas por los Estados Unidos para impedir los ataques comandos de los exiliados cubanos son un paso positivo hacia la reducción de los peligros de la crisis”. 

Se hace difícil evadir el cerco de los buques ingleses y norteamericanos que tan eficazmente están sirviendo a Castro. Los MIG rusos piloteados por aviadores del régimen participan en el asfixiante asedio. Tan grande es su celo por impedir toda expedición a Cuba que el 28 de marzo disparan, por error, como antes expusimos, al carguero norteamericano Floridian. Los Estados Unidos protesta a través de los canales diplomáticos; Castro se apresura a presentar excusas que, de inmediato, les son aceptadas por Washington. Todo queda zanjado como entre buenos amigos.

Para suavizar la creciente inquietud del gobierno venezolano, se organiza una visita a Washington del Presidente Betancourt. Está programada para el lunes 18 de febrero, con una escala inicial en San Juan cubriendo, luego, las capitales de México y República Dominicana. Pero algo imprevisto ocurre.

El martes 13, siete destructores y numerosos aviones de las Fuerzas Armadas Venezolanas recorren frenéticamente las aguas y el espacio aéreo del Mar Caribe en busca del mercante “Anzoátegui”, capturado en alta mar por comandos guerrilleros.

El barco de carga venezolano que se dirigía a Houston, Texas, desde el puerto de La Guaira, había sido asaltado por extremistas de las FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional) 47 El propósito del secuestro en alta mar era evidente: Forzar la cancelación de la anunciada visita del mandatario venezolano, altamente reconocido por su militante posición anticomunista.

La prensa mundial cubrió con ribetes sensacionalistas la irregular travesía de la nave. Castro se apresuró a ofrecerles asilo político “a todos los revolucionarios venezolanos … y a los miembros de la tripulación que deseen permanecer en Cuba”. La “invitación” no le fue aceptada. “Los revolucionarios venezolanos” preferían la azarosa travesía marítima a la insegura hospitalidad castrista.

Perseguidos por barcos de las marinas de guerra venezolana y estadounidense, el Anzoátegui —y, a bordo de ella, los militantes de la FALN— se mantenían, por días, en la primera página de los periódicos. Aviones de la marina norteamericana lanzan cohetes de advertencia sobre la nave tratando, inútilmente, de forzarla a cambiar su rumbo y dirigirla hacia Puerto Rico.

Pero será a las costas brasileñas a las que —horas antes del caluroso recibimiento que se le ofrece en Washington al Presidente Betancourt— arriba el buque. El gobierno de Brasil les concede asilo político.

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