Por Luis de la Paz
Podría parecer una fecha más del calendario, marcando el cumpleaños de alguien o el aniversario de algún hecho histórico. Ese es el caso del 21 de septiembre de 1945, un momento importante: la fundación del PEN Cuba.
Existe un libro bilingüe, PEN Club: fundación, lucha y presente, coordinado por el Dr. Daniel I. Pedreira (2019), donde se hace un recorrido bien documentado sobre la historia del PEN Cuba desde su fundación en 1945 por el Dr. Jorge Mañach (1898-1961). Desde aquel entonces hasta el presente inmediato enunciado en el título del libro, han transcurrido 80 años, que no han sido fáciles para la organización, ni dentro de la Isla, ni en el exilio. Si embargo lo importante, lo trascendental, es la existencia misma de un centro PEN para cubanos, aunque en la actualidad lleve el no deseado apellido de “en el exilio”.
Fue a inicios de la década del veinte, en 1921, poco tiempo después de terminar la Primera Guerra Mundial, que la escritora inglesa Carherine Amy Dowson-Scot (1865-1934), puso en marcha la idea de crear un centro PEN, iniciales de Poetas, Ensayistas y Novelistas, con el propósito de hacer un llamado ante la catástrofe y devastación causada en Europa por la guerra. La organización quedó constituida oficialmente en 1923, teniendo como su primer presidente al escritor John Galsworthy con la visión de una liga de naciones para los hombres y mujeres de letras.
El PEN británico creció rápidamente, se expandió por Europa y pronto llegó a América, y al resto del mundo. En la actualidad hay más de 150 centros en unas 100 naciones del mundo, algunos de ellos en el exilio, ya que en sus países no hay libertad o están proscritos. En ese caso se encuentran el de los cubanos, que tienen su sede en Miami, Estados Unidos. Vale añadir que hay países donde hay más de un centro, como es el caso de México, por solo mencionar uno.
La idea de un PEN Cuba surge en 1939, iniciándose la Segunda Guerra Mundial, cuando Mañach, que impartía clases en Nueva York, asiste a un evento del PEN Internacional y se crean las bases para una filiar para Cuba.
Tras regresar a la Isla Mañach pone en marcha los mecanismos para llevar a Cuba a la asociación mundial de escritores, quedando constituido formalmente, en la propia casa de Mañach, el 21 de septiembre de 1945. Entre los miembros fundadores se encontraban figuras cimeras de la vida cultural e intelectual cubana, entre ellos Gastón Baquero, José Z. Tallet, José María Chacón y Calvo, Emeterio Santovenia, Francisco Ichazo y Enrique Labrador Ruiz, entre otros. Desde ese momento comenzó el largo recorrido del PEN Cuba, dejando su huella fundamentalmente entre los creadores cubanos.
El PEN Cuba funcionó con regularidad, resaltando los valores literarios de los escritores miembros, mientras que denunciaba las violaciones a la libertad de expresión en Cuba y en distintas partes del mundo. En aquella época, segunda mitad de la década del 40 y casi toda la del 50, intelectuales de distintas corrientes de pensamiento formaban parte de la institución, convivían, intercambiaban ideas y en general la esencia del grupo giraba en torno a la creación literaria. Miembros del PEN fueron Juan Marinello y Nicolás Guillén dos intelectuales de la izquierda comunista, conviviendo armónicamente con los escritores de derecha. Aunque hubo encuentros y desencuentros, en esos tiempos lo que importaba era la obra literaria . Las opiniones y tendencias políticas no exigían posiciones extremas y los gobiernos de turno no intervenían en las operación del PEN Cuba y sus reuniones.
Fue durante el gobierno de facto de Batista donde comenzaron las intervenciones gubernamentales sobre las opiniones y se establecieron las llamadas coletillas a lo que se publicaba. Luego, con Castro en el poder, toda línea de pensamiento debía conducirse por la premisa “dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada”, principio de acoso, censura y atentado flagrante a la libertad de expresión que todavía existe en Cuba, bajo el sistema comunista implantado desde 1959.
El PEN Cuba, hacia 1958, se vio presionado por el gobierno de Batista y disminuyó sus actividades, pues estaban consciente que la única manera que tiene un escritor de expresarse es a través de las palabras y en total libertad.
Poco después llega al poder Fidel Castro con su Revolución y una de sus primeras acciones fue atacar y destruir a los medios de comunicación, incluso a aquellos que los habían apoyado y documentado los sucesos en la Sierra Maestra, lo que de alguna manera ensalzaba y visualizaba la figura de Castro y su guerrilla contra Batista.
El ataque a la prensa por el castrismo fue tan brutal que hizo desaparecer por completo la libertad de expresión. El PEN Cuba, en aquel entonces bajo la presidencia de Octavio R. Costa (1915-2005), cesó sus funciones por la censura y porque muchos de los escritores tomaron el camino del exilio, entre ellos su fundador Jorge Mañach, que fallecería en Puerto Rico en 1961.
Cuba dejó de ser parte del PEN Internacional y la intelectualidad cubana vivía dispersa por el mundo, con una presencia mayoritaria en los Estados Unidos. La que permaneció en la Isla se sometió al control del estado, o se identificó con el régimen y comenzó a escribir una literatura apologética del castrismo y bajo las premisas del realismo socialista.
Tras varias décadas en reposo, el PEN Cuba renació en el exilio como PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio. Fueron los intelectuales Octavio R. Costa, Indamiro Restano, Armando de Armas, Ángel Cuadra y Reinaldo Bragado Bretaña, quienes le hicieron saber al PEN Internacional la intención de crear una filiar para escritores cubanos en el exilio. Desafortunadamente todos los miembros fundadores han fallecido. La candidatura fue acogida por Londres, donde se encuentra la sede del PEN Internacional, y durante el 64 Congreso del PEN Internacional celebrado en Edimburgo, Escocia, al que asistió Ángel Cuadra, se aceptó por unanimidad la admisión de los cubanos exiliados.
Fue un momento glorioso, de gran satisfacción. Los escritores exiliados llegaban a una institución prestigiosa, internacional y defensora de la libertad de expresión como misión fundamental, además, que aboga por la paz, los derechos de la mujer, los presos de conciencia y más recientemente apoya a las lenguas originarias para que no desaparezcan.
Ya constituido el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio, con Ángel Cuadra como su presidente y Octavio R. Costa como su presidente de honor, se cerraba un círculo (la Isla y el exilio), se marcaba la continuidad del poder de la palabra y la literatura y se ponía en marcha la institución en Miami para llevar al mundo literario la realidad cubana.
Si algo resalta en el PEN de exiliados es su trabajo incesante. Ese mismo año de fundación, 1997, comenzaron las actividades literarias con un primer encuentro en el Koubek Center, durante su etapa administrado por la Universidad de Miami. El Koubek fue durante muchos años la sede de los eventos del PEN, hasta que cerró y luego pasó a manos del Miami Dade College, que no le interesó continuar la relación con los escritores exiliados. Esa ruptura hizo que de inmediato la Weschester Regional Library, conocida como la biblioteca de Coral Way, se convirtiera en la casa de los escritores cubanos asociados al PEN.
La organización de los exiliados creció rápido, se consolidó, enfrentó las presiones que desde Cuba el castrismo ejercía para desacreditar a los exiliados. Se logró en el 2000, menos de tres años después de establecida la filial de Miami, organizar un Primer Encuentro de Centros PEN de Hispanoamérica, con la participación de delegados de México, Bolivia, Panamá y Colombia. Asistió el presidente del PEN Internacional, el poeta Homero Aridjis y Jennifer Clement, que años después también ocuparía la presidencia del PEN a nivel mundial.
El PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio tiene una larga historia que sigue creciendo. Varias figuras del exilio han estado al frente, imprimiéndole cada uno de sus presidentes un estilo personal y cultural, donde lo importante es la libertad de expresión en el mundo y fundamentalmente en Cuba. Cada vez que un escritor es encarcelado en la Isla, se documenta y se denuncia al mundo y al PEN Internacional los atropellos a los que está siendo sometido.
El libro de Daniel I. Pedreira profusamente ilustrado con fotografías y los programas de los eventos mensuales del PEN, es importante para conocer lo que se ha venido haciendo.
El PEN cubano en el exilio sigue activo, vigilante, orgulloso de su legado y trabajando de manera incesante, y muy satisfecho de que en los jardines de la biblioteca de Westchester se haya colocado una piedra con una placa en honor al poeta Ángel Cuadra, la figura más laboriosa y dedicada a impulsar el PEN
A 80 años de la iniciativa de Jorge Mañach de hacer realidad un PEN para Cuba, y a casi 30 del centro para los mismos cubanos, patriotas y creadores, pero en el exilio, la cultura cubana demuestra su fuerza, energía artística y la esperanza de que haya una vuelta del PEN a la Isla con plena libertad y democracia.
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