Por José “Chamby” Campos
El deporte y la música son dos diferentes actividades que se compenetran inmensamente. Una enfatiza las habilidades físicas y promueve la competencia tanto individual como en equipo, mientras que la otra cultiva la creatividad y las habilidades intelectuales. Donde sí tienen una semejanza es en la disciplina que requieren las dos.
A través de los años ambas han encontrado un espacio donde cada una promueve la otra. En muchas ocasiones cuando estamos presenciando una competencia deportiva nos viene a la mente una melodía que está asociada a esta; o cuando escuchamos cierta canción nos recordamos del deporte que esta representa.
El evento deportivo más antiguo es la Olimpiada Moderna que se reanudó en el 1896 en la ciudad de Atenas en Grecia y ya desde ese momento la música penetró los deportes. A pesar que en esa primera edición no se tocó, el poeta griego Kostis Palamás compuso lo que hoy en día se conoce como el Himno Olímpico y el cual se ejecuta oficialmente durante las ceremonias de apertura y clausura además de cada vez que se otorgan las medallas.
Son incontables las ligas de los de diferentes deportes que se han hecho eco de esta modalidad. La Federación Internacional de Fútbol, FIFA, durante sus tres años antes de La Copa Mundial, se da a la tarea de promocionar concursos musicales para escoger la pieza que representará el evento. La “Copa de la Vida” fue la canción oficial del Mundial de 1998 en Francia y fue interpretada por el puertorriqueño Ricky Martin mientras que en África 2010 la colombiana Shakira se ganó el público con la composición “Waka Waka”.
Cuando en 1977 el grupo de música rock Queen con su cantante Freddy Mercury grabaron el éxito “We Are The Champions”, en español se traduce “Somos los Campeones”, nunca se imaginaron en lo que aquella melodía se convertiría. Desde aquel instante cada vez que un equipo llega a ser campeón, inmediatamente podemos escuchar los acordes musicales en el campo de triunfo, sea un terreno de fútbol, un diamante de béisbol o una cancha de baloncesto. En los días que siguen, el proceso se repite cada vez que la victoria se honra.
Los “Trotamundos de Harlem”, eternos embajadores del baloncesto a lo largo del planeta, durante 1952 adoptaron el tema “Sweet Georgia Brown” como parte de su espectáculo y su popularidad la hizo el himno de la escuadra. A pesar de todos los grandes intérpretes, que van desde Bing Crosby hasta Los Beatles, que ha tenido el clásico hit; la versión de los alegres atletas ha sido sin duda alguna la más escuchada.
La película Rocky y su creador Sylvester Stallone le dieron vida a un tema que desde el momento que se oyó en pantalla por primera vez, se ha convertido en parte integral del mundo boxístico. En toda pelea de campeonato o programa importante se puede escuchar las notas de “Gonna Fly Now”.
Entre las franquicias profesionales de nuestra ciudad hay dos que se destacan a nivel mundial tanto por el éxito obtenido y la propaganda que le hacen a su hogar de Miami como por la música que los acompaña.
Los Miami Heat se han apoderado de la canción de Glen Fry “The Heat Is On” de una manera que parece que fueran ellos los compositores. Mientras que los Miami Dolphins cada vez que anotan o ganan un juego su pegajosa balada country “Miami Has The Dolphins” son el deleite de sus seguidores.
El béisbol es un ejemplo donde la música es prácticamente parte del juego. En todos los partidos de Las Grandes Ligas durante la parte baja del séptimo inning se invita a que toda la audiencia se levante de sus asientos y canten la icónica composición “Take Me Out to the Ballgame”, una contagiosa y alegre tonada que se mete dentro de cada uno de los asistentes. En muchas ocasiones y durante La Serie Mundial es tradición que un invitado de honor cante “God Bless America”, (Dios Bendiga a EE.UU.), en la parte alta del séptimo episodio o en sustitución de la anteriormente mencionada.
Los equipos también han adoptado canciones que en la actualidad son sinónimos de ellos, como Los Medias Rojas de Boston y la inolvidable “Sweet Caroline” de Neil Diamond o Los Dodgers de Los Ángeles con “I Love LA”. Sin embargo, nada se compara a Los Yankees de Nueva York cuando por los auto parlantes comienzan las notas de “New York, New York” en la voz del inmortal Frank Sinatra”
Finalmente, para nosotros los cubanos amantes del béisbol existe una canción que no solo nos trae gratos recuerdos de nuestro pasatiempo, sino que nos transporta a una era alegre donde Cuba cantaba. Un gran músico le hizo homenaje a uno de los peloteros más querido por la afición, el maestro Enrique Jorrín compuso “Miñoso al bate” en testimonio de su admiración por el gran Orestes “Minnie” Miñoso.
Como podrán haber comprobado el deporte y la música van de la mano y esto es refrescante ya que no existe nada más saludable que un buen deporte y una buena música.
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