Actualidad con Hernán Vera

Written by Luis De La Paz

15 de julio de 2025

Por Luis de la Paz  

Entre los escritores latinoamericanos que residen en Miami destaca el también periodista, profesor y dibujante argentino Hernán Vera (Buenos Aires, 1977) conocido por muchos simplemente por Vera.

Vera llegó a Miami como parte de una aventura y parece que sintió un atractivo especial por la ciudad, su entorno y gente, que lo hizo quedarse. Con el tiempo y por su obra, el escritor se ha insertado en ese tejido que cada vez se hace más compacto, que está conformando una literatura miamense en español y que se ha ganado un merecido espacio. 

En sus relatos y novelas está el Miami de los sin papeles (que no necesariamente tienen que entenderse como ilegales). También los marginales, el sórdido mundo en los alrededores de South Beach, donde pulula todo tipo de ambiente, desde exquisitos millonarios hasta proxenetas. En los libros de Vera está el Miami de las postales turísticas, y el de los bajos fondos, es decir, una ciudad como es, con todos sus rostros. 

Con Hernán Vera conversamos en particular sobre su nuevo libro La cultura es una estafa, que reúne ensayos, crónicas y entrevista.

—El título de tu nuevo libro es un poco incendiario: La cultura es una estafa. Háblanos, por favor, de sus características.

—Es un libro que reúne crónicas y ensayos personales que escribí a lo largo de los años. Mis amigos inteligentes me convencieron para que haga este libro. Algunos de los textos han salido en medios como The New York Times, La Nación, El Nuevo Herald, Clarín. Hay vidas de escritores, algún viaje, algún comentario de una lectura que prendió mi sensibilidad. Como detalle, el libro reúne un texto muy antiguo, de la década de los ’90. Es una entrevista que le hice a Adolfo Bioy Casares en su casa. Yo tenía 20 años y deambulaba con mis manuscritos y dibujos por una ciudad compleja y estimulante como Buenos Aires. Fui muy afortunado en crecer en un ámbito donde en cada esquina había un escritor, un actor, un cineasta planeando su próxima obra. Obviamente, muchas veces esas obras nunca se realizaban, pero el diálogo de por sí valía la pena.   

—Tras tantos años en Miami, ¿cómo percibes en general la ciudad como espacio habitable, cultural y humano?

Querido Luis, te contesto con el epígrafe que elegí para el libro. Es un poema de Juan Rodolfo Wilcock: “Bienaventurados aquellos que piensan en el progreso:  yo sólo pienso en la muerte o el sexo”. Estoy con esas cosas. 

—Escribes de lo vivido y eso le imprime una sólida autenticidad a tus relatos y novelas, pienso en particular en Grand Nocturno y Una extraña felicidad (llamada América), libros intensos, escritos con un lenguaje directo y analítico. ¿Cómo describirías tu literatura?

Siempre recuerdo el primer review que se hizo del libro. Fue de un autor que admiro: José Abreu Felippe, uno de los grandes escritores cubanos. Él hablaba de “un mundo raro, de una vida vivida desde dentro”. Tal vez, esos libros que nombras, al ser los primeros, tienen mucho de autobiografía. Claro, es una autobiografía siempre cruzada por la imaginación. Ya los libros ulteriores se distancian un poco de mi vida. Por otro lado, confieso con pudor que me gusta que los otros describan lo que hago. Creo que cuando lo hace el autor es como explicar un chiste: es algo obvio y sobre todo torpe. 

—Regreso a La cultura es una estafa, donde resaltas a autores de distintas nacionalidades que residen en Miami. ¿Cómo es el vínculo, y qué aporta, la multietnicidad de la ciudad?

El libro refleja autores que básicamente, en su mayoría, viven fuera de su hábitat. Miami como toda ciudad de inmigrantes no es la excepción. En La cultura es una estafa están presentes ciudades en las que viví como New York y Buenos Aires. Y otra que sólo la frecuenté de manera literaria: París. Con respecto a Miami, es muy enriquecedor la variedad de autores con sus historias y cultura detrás. La literatura que se hace aquí es un reflejo multicolor de todo lo que sucede en sus calles.

—En el reciente libro se aprecia tu identificación con el aporte de los escritores cubanos. ¿Podrías profundizar en ello? 

La literatura cubana es una de mis preferidas: Lezama, Virgilio, Severo, Cabrera Infante siempre merecen una relectura. En Miami, además, descubrí a los autores del Mariel. Muy buenos. Me gustan los cuentos de Carlos Victoria, la obra de José Abreu Felippe como la de Eddy Campa. Algunas páginas de Reinaldo Arenas. Me gustan tus cuentos, Luis. 

 —Has impartido varios talleres de Escritura Creativa. Háblanos un poco de ese ambiente de escritores incipientes a los que se les enseña a crear, y sus resultados.

Sin duda, es una experiencia que me gratifica. La literatura es un oficio solitario, así que poder compartir las lecturas que he tenido a lo largo de mi vida, mis impresiones, ciertas técnicas, con otros, soy millonario gratis. Ningún profesor o coordinador da talento. Eso lo tiene el que viene. Me gusta una definición que alguna vez una participante del taller le dio a un periodista del New York Times que estaba de paso por Miami: “Vera es la persona que desbloquea el iPhone”. He conocido a lo largo de los años mucha gente de talento, sensible, que asume un compromiso con el arte. Para mí eso es maravilloso. 

—Has contribuido como editor en la publicación de varias antologías locales y nacionales, pienso en Escritorxs Salvajes, Miami (Un)plugged y Viaje One Way. ¿Cómo valoras el aporte de los escritores hispanos a este país?

Al ser tan grande la población de escritores en inglés como la maquinaria de la industria del libro en ese idioma, hace que los que eligen el español como lengua creativa quedemos marginados, lejos de ciertas luces. Eso, lejos de ser un problema, puede tomarse como ventaja: ya que somos invisibles, hagamos lo que realmente deseamos. No necesitamos modas ni tendencias. Solo ser fiel a las obsesiones, es decir al deseo. Cada punto de Estados Unidos donde hay autores (los más notables: Miami, New York, Chicago) es una oportunidad para conocerlos. Allí están sus libros que deambulan en dos tradiciones: la anglo y la practicada en español.  

—Eres pintor, haces caricaturas con mensajes muy agudos. Cuéntanos del Vera pintor.  

El primer medio que utilicé para contar historias fue el dibujo. Me divierte. Hace mucho que no lo hago todas las semanas. Mis amigos inteligentes me dicen que regrese a dibujar historietas. Lo voy a pensar.   

—En estos momentos difíciles para muchos, me gustaría una valoración tuya sobre el vivir indocumentado, más cuando estuviste ocho años como un ilegal en los Estados Unidos, trabajando en un astillero, en la cocina de un cabaret, en algunas discotecas y en la construcción.

Es curioso pero aquellos años que fueron difíciles, me dieron a la vez ciertas tardes y noches de una intensidad que, creo, no he vuelto a tener. No voy a decir que era feliz, pero sí que enfrenté la vida con todo su esplendor. Y ella me devolvió poesía. Con respecto a estos días tan extraños, sólo queda continuar. No es poco. La estupidez nunca podrá alcanzarnos si tenemos coraje.

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