Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE
El padre del Mayor General Antonio Maceo Grajales fue Marcos Maceo Joglar (1808-1869) los venezolanos dicen que nació en la zona de Velas de Coro, en el estado de Falcon. En años recientes historiadores santiagueros dicen haber descubierto en la partida de bautismal 68 del Libro de Pardos 8 (1804-1820) de la parroquia de Santo Tomás Apóstol, que Marcos Maceo nació en Santiago de Cuba, el 25 de abril de 1808.
Marcos se casó con Amparo Téllez y tuvieron seis hijos, luego de enviudar conoció a Mariana Grajales Cuello nacida en Santiago de Cuba el 12 de julio de 1815, de padres dominicanos: José Grajales y Teresa Cuello. El nacimiento en esa fecha aparece inscrito en el libro de bautismo de la parroquia santiaguera de Santo Tomás Apóstol.
Mariana tuvo 4 hermanos: Marcos de la Caridad, Marcelino, Cecilia Josefa y Juan Donato.
El 31 de marzo de 1831 se casó con Fructuoso Regüeiferos, con quien tuvo 3 hijos: Felipe (1832-1901), Manuel (1836-1854) y Fermín (1838-1874). En 1840 enviudó.
Justo Germán Grajales nació el 28 de mayo de 1843, en Majaguabo, San Luis, según consta en el libro 5 folio 96 de la Iglesia San Nicolás de Morón y San Luis, en la cual se encuentra registrada una partida. Contrario a lo conocido, Justo Germán no era hijo de Regüeiferos pues estuvo registrado como hijo natural de Mariana, de ahí su apellido Grajales con que se incluyó en todos los documentos oficiales entre ellos el acta matrimonial con María Tomasa La O, con quien se casó el 26 de diciembre de 1864 y tuvo como descendencia a José Dolores Grajales Cuello, nacido el 6 de abril de 1865.
En realidad, dados los cánones de la época resulta muy difícil conocer la paternidad de los hijos naturales de no efectuarse un reconocimiento legal. Ante estas revelaciones es por ello por lo que varios historiadores se han inclinado a pensar que Justo es en realidad el primogénito de la unión de Mariana y Marcos (que tuvo en total 16 o 17 hijos).
Justo German fue fusilado en noviembre de 1868, siendo el primero en morir de la familia.
Mariana en 1843 se unió a Marcos Evangelista Maceo con quien se fue a vivir a la finca que tenía Marcos en Majaguabo, San Luis y el 14 de junio de 1845 nació Antonio de La Caridad Maceo Grajales.
Luego nacieron: María Baldomera (1847-1893), José Marcelino (1849-1896), Rafael (1850-1882), Miguel (1852-1874), Julio (1854-1870), Dominga (1857-1940), José Tomas (1858-1917), Marcos (1860-1902) y María Dolores (1861-1861).
Por lo tanto, Mariana tuvo 11 hijos varones y 3 hembras.
No fue hasta el 6 de julio de 1851 que se casaron Marcos y Mariana en la Iglesia de San Nicolás de Morón y San Luis (22 km al norte de Santiago de Cuba).
Los padres de Mariana (abuelos de sus 14 hijos): José Grajales Matos (dominicano) y Teresa Cuello Zayas (santiaguera) se casaron el 8 de enero de 1812.
Los abuelos de Mariana (bisabuelos de sus 14 hijos): Baltazar Grajales e Inés María Matos eran dominicanos; Francisco Cuello y Jacinta J. Zayas eran santiagueros.
El 12 ó 25 (depende del historiador) de octubre de 1868, el capitán Juan Bautista Rondón, viejo amigo de los Maceo Grajales, se presentó en la casa de los Maceo. Después de cenar con Mariana y Marcos se hizo de caballos, armas y dinero. Finalmente preguntó cuál de sus hijos iban a apoyar a la guerra independentista. Marcos, el padre guardó silencio, pero respondieron Antonio, Justo y José. Partirían con Rondón rumbo a Ti Arriba. Mariana, la madre, al conocer los propósitos de Rondón, le dijo: “a mis hijos los quiero con toda mi alma y los necesito, pero más los necesita la Patria”, entró en su habitación, cogió un crucifijo y dijo: “de rodillas todos, padre e hijos, juren libertar la Patria o morir por ella.”
Marcos Evangelista Maceo Joglar (fue el segundo de la familia en morir) cayó el 14 de mayo de 1869 en el combate el fuerte español de San Agustín de Aguarás, a 34 km de Las Tunas, siendo comandado por su hijo, el entonces teniente coronel Antonio Maceo Grajales.
Sus últimas palabras fueron: “Díganle a Mariana que yo cumplí con ella y con la Patria”.
La pérdida de dos seres queridos, su esposo, y su hijo Justo, habían llenado de pesares a Doña Mariana y para colmo de sus aflicciones una semana más tarde le traían a Antonio herido por primera vez. Las mujeres que ayudaban en el campamento se echaron a llorar y Mariana, efigie viviente del patriotismo, sacaba del bohío a las que lloraban. Este hecho singular mostró el elevado patriotismo de Mariana, cuando a raíz de haber recibido Antonio su primera herida de guerra en el combate de Armonía, el 20 de mayo de 1869, le dijo a su hijo más pequeño, Marcos: “Y tú, empínate, que ya es hora de que pelees por tu patria.”
Ahora vamos a referirnos al Mayor General Antonio Maceo Grajales.
La férrea disciplina de ambos padres, pero fundamentalmente por la madre Mariana, que recurría con frecuencia al castigo corporal, generó el padecimiento de tartamudez en los hermanos Antonio y José Marcelino, siendo superada por el primero pero nunca del todo por el segundo.
Los orientales más viejos quizás aún puedan recordar un viejo dicho de aquellas tierras que dibujan en chanza la estampa más frívola del Titán de Bronce: “Maceo tenía cuatro vicios, el ron, los gallos, el tabaco y las mujeres”. Algo festivo y superficial del carácter de Antonio, pero no estaba muy lejos de la realidad.
Antonio con 21 años, se casó en la iglesia parroquial del poblado de San Luis el 16 de febrero de 1866 con María Magdalena Cabrales Fernández, de 23 años porque nació en Santiago de Cuba el 20 de marzo de 1842. La hija menor de los pardos libres Ramón Cabrales y Antonia Fernández.
El matrimonio estableció su vivienda en la finca La Esperanza, cerca de la finca La Delicia, donde vivía la familia Maceo Grajales.
Ni Antonio ni María sabían que los próximos 32 meses serían los únicos de su existencia con una verdadera tranquilidad conyugal.
La hija, María de la Caridad Maceo Cabrales, nació en noviembre de 1866, allí en la finca La Esperanza.
Luego de estallar la Guerra de Carlos Manuel de Céspedes, Mariana marchó a la manigua junto a sus hijos María Baldomera, Dominga, José Tomás, Marcos, su nuera María Cabrales (estando embarazada de José Antonio) y otros familiares.
Sus dos pequeños hijos fallecieron en el monte y hay diversas versiones sobre la causa. Aunque otros historiadores alegan que ella nunca tuvo hijos.
María amaba casi de forma patológica a Antonio, tanto que siempre intentaba acompañarlo en sus acciones militares, porque no podía vivir lejos de él. Entonces vivían en un hogar móvil, porque María estaba siempre con él.
La Cabrales compartió con Maceo innumerables escaramuzas bélicas, huidas y persecuciones, sufrió con él la precariedad del monte y también las tristezas del destierro. Curaba sus heridas, que fueron muchas y algunas muy graves, a veces haciendo a un lado al médico encargado de atenderlo. Lo acompañó también en la marcha triunfal de Oriente a Occidente, de donde se hizo leyenda el relato de que los españoles se ponían sobre la pista del mambí, siguiendo las huellas de los zapatos de María Cabrales en el monte.
María estuvo junto a Antonio durante casi toda la gesta del 68, lo acompañó en Baraguá, en la intentona de la Guerra Chiquita y durante toda la guerra del 95. Hasta en el exilio fue su sombra, llegando a fundar en Costa Rica el Club de Mujeres Cubanas, en la localidad de Nicoya.
Al concluir la Guerra de los Diez Años en 1878, la familia Maceo Grajales en pleno, salieron del puerto de Santiago de Cuba el 10 de mayo en el navío español Fernando El Católico al exilio a Jamaica, su primer destino.
Luego Maceo hizo un viaje a Haití, pero tuvo que regresar al ser perseguido por los agentes a sueldo del gobierno español.
En Kingston estaba por fin a salvo y dejó de ser perseguido gracias a un salvoconducto que le ofreció el general español Arsenio Martínez Campos, el más amigo de sus enemigos. Maceo ya había estado antes en Jamaica, durante unos días de mayo de 1878,
Así que, desde julio de 1878 a septiembre de 1879, Maceo se instaló con su familia en una pequeña finca en el poblado de Barrenqui en las cercanías de Kingston.
Era una casa independiente de la que ocupaba su madre Mariana y sus hermanos. Tenía más tiempo libre para compartir con sus amigos, sobre todo con el Dr. Eusebio Hernández, su médico en la manigua y su amigo, cómplice y también confesor. Durante todo este tiempo, la presencia constante de María Cabrales en la vida de Maceo evitó que el Titán se entregara a bajas pasiones extramatrimoniales.
El Titán de Bronce estuvo en Sao Tomé y Príncipe, Panamá, República Dominicana, Estados Unidos, Costa Rica, Haití, Honduras, Jamaica, México, Ecuador y las Islas Turcas. Probablemente tuvo fugaces historias de cama con mujeres de esos países, pero hasta donde se sabe, ninguna de ellas terminó en embarazo, excepto una.
Ni siquiera los historiadores pudieron seguirle con claridad la pista a una misteriosa jovencita, llamada Amelia Marryatt, una mestiza muy hermosa, de figura grácil e inquisitivos ojos verdes, que vivía en un modesto edificio de la calle Princesa en el viejo Kingston, que Maceo no pudo evitar caer rendido a sus pies y también en su cama.
El idilio fue a mayores, mientras María esperaba en casa, Maceo intimaba con la bella Amelia, que finalmente quedó embarazada del caudillo.
Fruto de esa pasión nació Antonio Maceo Marryatt, un día de mayo de 1881, dato corroborado por don Tomás Estrada Palma en una carta de 1899 y dirigida a su amigo, el general José Lacret Morlot, subordinado de Maceo.
Estrada Palma le aclaró a Lacret en su misiva, que el hijo de Maceo había nacido efectivamente en Kingston, Jamaica, en 1881, para esas fechas tenía 18 años y vivía en los Estados Unidos bajo su tutela. El presidente en ese momento era de las pocas personas que sabía de la existencia del descendiente del Titán de Bronce.
La afirmación de Estrada Palma respondía a la curiosidad que despertó en Lacret un artículo publicado en un periódico, que desmentía a unos individuos que, por esos días, se auto titulaban hijos de Maceo. También el general Silverio Sánchez Figueras, compañero de armas del líder mambí, salió al paso de esta falsedad desde el diario santiaguero El Cubano Libre, el 23 de octubre de 1899.
Antonio era un coloso de 6’ de músculo, atractivo, viril y de exquisita elegancia en el vestir. Pero también era callado, discreto, muy educado, galante, gentil con las mujeres y eso le granjeaba una gran popularidad entre ellas.
Antonio Maceo Marryatt fue bautizado por su propio padre con su mismo nombre en una capilla de Kingston, un pueblo grande y María Cabrales supo enseguida de la existencia de ese hijo bastardo, pero reconocido por su esposo.
En junio de 1881, aconsejado por el General Máximo Gómez, Maceo se trasladó a Honduras con su hermano Marcos donde permanecieron hasta 1884, enfrascado en los preparativos de la guerra.
Desde Honduras, Maceo siguió ejerciendo de padre abnegado y responsable, ayudado por sus amigos que le servían de puente para recibir y enviar noticias de su hijo y también costear sus primeros años de educación de Toñito o Toño.
Desde 1884 hasta 1891, Maceo está muy ocupado viajando por varios países del continente, pero Amelia no deja de recibir dinero para Toño ni un solo mes. Y no solo atendió a su hijo desde la distancia, sino que llegó a visitarlo en Kingston hasta cinco veces, porque quería convencerse con sus propios ojos de que Amelia no le estaba mintiendo cuando le decía en las cartas que el niño estaba bien.
En 1891 Maceo fijó su residencia en Costa Rica con María Cabrales que cargó desde entonces con su dolor, pero siguió siendo fiel a Antonio y no lo abandonó hasta su muerte.
Sea como fuere, Amelia Marryatt dejó de formar parte de la vida de Toño a finales de 1891, cuando éste tenía 10 años. Al enterarse, Maceo logró llevarlo para Costa Rica y que se reuniera con él, lo matriculó como interno en un colegio de la ciudad de Cartago, donde Toño cursó estudios hasta 1895.
Maceo recibió dos golpes en 1893, el 6 de marzo falleció su hermana María Baldomera y el 27 de noviembre su madre Mariana Grajales.
Luego de partir hacia Cuba en 1895, Maceo logró que Toño regresara a Jamaica bajo el cuidado de su hermano Marcos quien lo matriculó en el York Castle High School.
Antonio Maceo Grajales fue herido y murió en combate en Punta Brava, el 7 de diciembre de 1896.
María amó a Antonio hasta su último aliento, también al final perdonó su dolorosa infidelidad, pero jamás tuvo algún contacto con su hijo Antoñito.
María Cabrales se retiró a residir definitivamente en Santiago de Cuba en la finca San Agustín donde falleció en la mañana del 28 de julio de 1905.
En septiembre de 1899, Estrada Palma asumió todos sus gastos y se encargó del traslado de Antonio Maceo Marryatt a Nueva York y lo matriculó en una Escuela Superior de Ítaca, para su posterior ingreso en la Universidad de Cornell donde se graduó de ingeniero.
Estudiando en Cornell, Antoñito se enamoró y se casó con la joven norteamericana Alice Mackle. En 1904, la pareja viajó a Cuba y trabajó en la Secretaría de Obras Públicas.
Siendo presidente García Menocal le solicitaron un crédito para comprarse una casa de dos plantas en la calle Manrique para que viviera en una y rentara la otra. Antoñito y Alice la recibieron en calidad de usufructo, sin poderla ceder, vender o hipotecar y allí nació su hijo Antonio Maceo Mackle, el tercero de la dinastía.
Antoñito, el único hijo reconocido del Titán de Bronce, producto de las complicaciones de un cáncer de próstata, falleció el jueves 4 de diciembre de 1952 en la Clínica Finlay del Hospital Militar de Columbia. Su cadáver fue velado en la Funeraria Caballero de 23 y M.
Antonio Jaime Maceo Mackle, nieto del Titán de Bronce, nació el 9 de agosto de 1920 en La Habana, estudió en el Colegio Mimó que estuvo primero en Concordia #18 e/ Galiano y Águila y luego en la calle I # 301 esquina a 15, en El Vedado. La Segunda Enseñanza la cursó en el Instituto de La Habana.
En el barco Normandía viajó a Francia, estudió y se graduó en la Facultad de Medicina de la Universidad de París-Sorbona en 1936 y luego en la Universidad de La Habana en 1938, donde obtuvo el título de Doctor en Medicina.
Prestó sus servicios en salas de urgencias y como cirujano en el Hospital de Emergencias en Carlos III e Infanta y en el de Maternidad.
Se casó con Angelina Masqué (Nina) y se incorporó al Ejército, donde alcanzó el grado de Capitán.
Posteriormente, trabajó en el Hospital Carlos J. Finlay. Durante el gobierno de Carlos Prío, se convirtió en Subsecretario del Ministerio de Salubridad.
Su hijo Antonio Maceo Masqué, fue el cuarto de la dinastía.
He encontrado una información muy abstracta donde Laura Reyes tuvo un hijo del nieto Antonio Jaime Maceo Mackle, le pusieron por nombre Alvio Maceo Reyes y este sería otro bisnieto del Titán de Bronce.
El 11 de julio de 1960, la familia Maceo-Masqué se mudó a Miami. Entre 1961 y 1963, el Dr. Maceo Mackle fue miembro del Consejo Revolucionario Cubano, cuerpo civil de la Brigada 2506.
También participó en un Programa de Rehabilitación para enfermos y heridos de la Brigada 2506, ofrecido por la Asociación Médica del Condado de Dade.
Después de revalidar en EE.UU. su licencia médica, se especializó en vacunación y aparecía regularmente en un programa de radio “El Médico y Usted”.
En 1963, se incorporó al Departamento de Salud Pública del Condado Dade y, en 1971, al Centro para Refugiados Cubanos, ofreciendo servicios médicos a personas necesitadas.
De 1976 a 1984, Maceo estuvo a cargo de enfermedades infecciosas en el Departamento de Salud Pública del Condado Dade.
Murió el lunes 29 de mayo de 1995 por un paro cardíaco, tras padecer Alzheimer, estando junto con su esposa Angelina y su hijo el Dr. Antonio Maceo Masqué.
Su hijo Antonio Maceo Masqué, bisnieto del Titán de Bronce, formó parte de la Brigada de Asalto 2506 con el #3931 como Miembro de la Jefatura y en el grupo de los Médicos.
Él por voluntad propia, ha preferido el anonimato a la fama.
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