La microtia, palabra que significa ‘oído muy pequeño’, es el nombre de una malformación congénita por la cual la oreja del bebé no se ha desarrollado del todo ni formado correctamente. Hoy en día existen opciones quirúrgicas, tecnológicas y de rehabilitación que, con un enfoque multidisciplinar, son eficaces para tratar este defecto, explican los especialistas.
Por Pablo Gutman
La microtia, término derivado del idioma latín y que quiere decir ‘oído muy pequeño’, es el nombre de una deformidad congénita auditiva en la que el oído externo no se desarrolla por completo durante el primer trimestre del embarazo, según informa el sistema estadounidense especializado en atención pediátrica y obstétrica Stanford Medicine Children’s Health (SMCH).
Los oídos con esta malformación varían en apariencia, normalmente son más pequeños y a menudo sólo constan de un lóbulo, de acuerdo al SMCH.
En el 90% de los casos, la microtia ocurre en un oído, en general el derecho y es más frecuente en los varones. Suele afectar al oído externo, aunque a veces está asociada a la ausencia del canal auditivo (atresia auricular) o a un canal auditivo sumamente estrecho (estenosis de canal), según esta misma fuente médica.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, informan que existen cuatro tipos de microtia: que van desde el grado 1 (el más leve, en el que la oreja tiene forma normal, pero es más pequeña) hasta el grado 4 (el más grave, en el que faltan todas las estructuras externas), si bien esta condición llamada ‘anotia’ ocurre poco, según el SMCH.
En la mayoría de los casos, la microtia parece ser una anomalía que sucede de forma aleatoria o durante el desarrollo inicial del embrión, y los niños afectados carecen de antecedentes familiares de esta malformación o de otras anomalías severas del oído, en las ramas paterna ni materna de la familia, añaden.
Prevalencia, características y consecuencias
La prevalencia (proporción de casos respecto a la población) de la microtia varía entre regiones geográficas, de 0,83 a 17,4 casos por cada 10.000 nacimientos, aunque las causas de esta amplia variabilidad en la prevalencia son poco conocidas, según un estudio de referencia sobre esta anomalía congénita del oído.
El 90% de las veces la microtia es unilateral: en una sola oreja. Afecta más a hombres que a mujeres y más al oído derecho que al izquierdo”, explican desde el grupo sanitario Quirónsalud (QS).
“Esta alteración puede impedir que el sonido llegue hasta el nervio auditivo y provocar que los niños afectados no escuchen bien y padezcan trastornos en el lenguaje”, señalan los especialistas de QS.
“El diagnóstico temprano resulta clave para elegir el mejor tratamiento para la microtia y para el desarrollo del lenguaje. Además, la rehabilitación auditiva requiere de un enfoque individualizado, según cada niño”, señala Diana Mora, audióloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid (HUQM).
“Los resultados mejoran cuando la microtia se aborda de forma multidisciplinar, trabajando otorrinolaringólogos, audiólogos y, en algunos casos, logopedas”, señaló Mora, durante su intervención en una jornada informativa para progenitores con hijos afectados por microtia, organizada por QS y la asociación ‘Microtia con amor’.
En los casos de microtia, los otorrinolaringólogos abordan los aspectos estéticos y funcionales del oído, mientras que los cirujanos plásticos se encargan de los tratamientos quirúrgicos. El rol de los audiólogos consiste en evaluar y adaptar los sistemas de audición del niño afectado, según QS.
“La causa principal por la que se producen las microtias no está clara por completo. Sabemos que influyen factores genéticos y que también importa el ambiente prenatal”, explica el doctor Ignacio Alcalá, otorrinolaringólogo del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, del grupo QS.
Pruebas auditivas para la detección temprana
“La audiología actual está preparada para efectuar evaluaciones pediátricas en todos los niños con microtia. Sin detección temprana puede haber retrasos en la comunicación de los afectados. Determinar el nivel de audición permite elegir la mejor opción de rehabilitación”, subraya la audióloga Mora.
Las evaluaciones pediátricas efectuadas a distintas edades permiten determinar la evolución de la merma auditiva y aplicar un tratamiento temprano adecuado a cada situación.
Durante los primeros 6 meses de vida se efectúan los exámenes de confirmación y un cribado neonatal para determinar el tipo de hipoacusia (disminución de la agudeza auditiva), explica Mora.
A partir de los 6 meses y hasta los 2 años de edad se le adapta al niño un dispositivo auditivo y, si se detecta un retraso en el habla, comienzan las primeras sesiones con el logopeda, el especialista que le enseñará a articular correctamente los sonidos, prosigue.
Entre los 2 y 4 años de edad, es necesario efectuar revisiones de forma regular cada cuatro meses para realizar ajustes en el dispositivo. En esta etapa se efectúa una primera valoración psicológica para comprobar si la microtia tiene un impacto emocional, señala Mora.
“Si realizamos las distintas pruebas auditivas y una evaluación multidisciplinar, la pérdida auditiva no será una condición limitante para el aprendizaje del lenguaje, ni para la inclusión académica, social y laboral”, comenta Naira Delgado Márquez, logopeda con certificación en terapia auditiva-verbal, colaboradora del HUQM.
Tratamientos, en función del nivel de audición
“En los primeros cinco años, el niño con microtia lleva un sistema osteointegrado que estimula la audición. La edad ideal para empezar a utilizar este dispositivo, similar a un audífono, que se sitúa a nivel del hueso mastoides, es a los 4 o 5 meses de edad, si toda la cabeza del bebé está bien formada”, afirma la audióloga del HUQM.
Este sistema osteointegrado que estimula la audición es un vibrador óseo, dispositivo que se coloca sobre la cabeza del niño mediante una banda elástica, sin requerir cirugía porque no es un implante. Se posiciona y se quita mediante una banda elástica, explican desde el área de comunicación de Quirónsalud.
A partir de los 6 años, se lleva a cabo una valoración quirúrgica para la reconstrucción auricular. A esta edad el tratamiento consiste en un implante osteointegrado conductivo, si el niño sufre una pérdida de audición de transmisión y/o mixta, o en un implante coclear, si se produce una pérdida severa profunda, la cual es infrecuente en los afectados por microtia, según Mora.
De aquí en adelante, los especialistas realizan un seguimiento continuo del desarrollo auditivo y emocional del niño. La audióloga del HUQM recomienda que los pequeños lleven los dispositivos de colores llamativos.
“Mostrar el dispositivo les aporta confianza a los niños. Si intentamos taparlo, luego tendremos un problema cuando tengan 13 o 14 años. Es muy importante, sobre todo en las microtias, cuidar la parte psicológica. Hay que enfrentar al niño a la vida porque luego tendrá que afrontar muchos retos más” a medida que crezca, concluye Mora.
Ejercicios y técnicas de
rehabilitación auditiva
“En niños con microtia, la rehabilitación auditiva temprana es clave para el desarrollo del lenguaje” explica a EFE la logopeda Naira Delgado Márquez.
Señala que “una de las técnicas más efectivas es el uso de audífonos de conducción ósea o implantes auditivos desde los primeros meses de vida, lo que permite al niño acceder a los sonidos del entorno y del habla”.
“A partir de ahí, se trabaja con estimulación auditiva-verbal: juegos que promuevan la atención auditiva, como identificar sonidos del entorno o discriminar palabras similares, acompañados siempre de un lenguaje claro y repetitivo por parte de los adultos”, apunta esta logopeda.
En la rehabilitación “también se emplean rutinas de lenguaje natural, en las que se aprovechan las actividades cotidianas (baño, comida, juego) para reforzar vocabulario, estructuras lingüísticas y turnos conversacionales” del niño.
“Estas rutinas, realizadas de forma constante en casa y en la intervención logopédica, permiten al niño integrar el lenguaje como una herramienta funcional”, concluye Delgado Márquez.
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