Elizabeth Taylor y su primer amor fue en Miami

Written by Alvaro Alvarez

10 de junio de 2025

Por: Álvaro J. Álvarez

William Douglas Pawley era hijo de Edward P. Pawley (1865-1937) un acaudalado empresario radicado en Cuba. Para 1908, poseía un hotel y una gran tienda de artículos generales en el pueblo de Caimanera. Posteriormente, se le permitió abrir una sucursal en la Base Naval de Guantánamo.

Su hijo William (1896-1977) asistió a escuelas privadas tanto en La Habana como en Santiago de Cuba y vivió durante mucho tiempo en la Base Naval de Guantánamo, donde se le conocía con el apodo de “Cuba”.

Se casó en 1919 y su hijo William D. Pawley Jr. nació en 1920.

Pawley ocupó la presidencia de la Cía. Nacional Cubana de Aviación Curtiss, en La Habana. Luego en 1932 fue vendida a Pan American Airways.

En 1949, organizó y asumió la presidencia de Autobuses Modernos de La Habana. Durante 1949 y 1950, se eliminaron tranvías, vías de tranvía, postes y cables de las calles de La Habana, permitiendo el embellecimiento de la ciudad.

En ese mismo año, su hijo William D. Pawley Jr., también piloto conoció a Elizabeth Taylor y tuvieron un romance apasionado y con estas palabras ella lo definió: “Es tan perfecto y completo”.

Liz había nacido el 27 de febrero de 1932, tenía 17años cuando conoció a Bill, un apuesto expiloto de la Fuerza Aérea, en la elegante casa de 2555 Lake Ave. en Sunset Islands en Miami Beach que pertenecía a su padre, el embajador de EE. UU. en Brasil, William D. Pawley Sr.

La pareja se enamoró perdidamente el uno del otro. “Nunca había conocido este tipo de amor; es tan perfecto, completo y maduro”, declaró Elizabeth con entusiasmo en una de las más de 60 cartas que le escribiría al apuesto joven de 28 años durante su romance a distancia.

Igualmente, enamorado, Bill le propuso matrimonio a Elizabeth, la ya famosa estrella de National Velvet de 1944. Ella aceptó su anillo de diamantes tres meses después de su primer encuentro y habló de renunciar a su carrera. “Porque no renunciaré a nada, pero sí recibiré el mayor regalo que Dios concede al hombre: el amor, el matrimonio, una familia, y a ti, mi amor”, escribió.

Incluso cuando Elizabeth le prometió su amor, Hollywood se interpuso. Para mantenerla en el ojo público, su publicista le organizó citas con la estrella del fútbol americano Glenn Davis. Bill vio las fotos y se puso celoso, lo que llevó a Elizabeth a intentar tranquilizarlo. “Tontito Billy”, escribió. “Confío plenamente en ti; ¿por qué no me haces lo mismo?”.

Además de las cartas diarias, la pareja saturaba las líneas telefónicas: ¡una llamada de larga distancia costaba $145! 

Bill también la visitaba, enseñándole a Elizabeth a conducir y acompañándola a fiestas. En junio, le regaló un anillo de compromiso de diamantes y su madre, Sara, anunció su intención de casarse.

Pero la vida de Elizabeth continuó en Hollywood, y con el tiempo su pasión comenzó a enfriarse. “Siento no haber respondido a tu carta antes”, escribió en octubre de 1949, mientras trabajaba en Un lugar en el sol. “Pero estoy muy cansada, Bill, sé que lo entiendes”.

El final llegó un mes después, cuando llegó a California para acompañar a Elizabeth en la boda de la actriz Jane Powell, y se enteró por casualidad de que su prometida había extendido su contrato con MGM por dos años más. Se desató una acalorada discusión y su compromiso se canceló. Poco después, la madre de Elizabeth le escribió una nota pidiéndole a Bill que no volviera a contactar con su hija.

Ella rompió el compromiso y rodó su primera película de éxito como adulta, “El padre de la novia” (The Father of Bride).

Conrad “Nicky” Hilton era hijo del fundador de los Hoteles Hilton. Conoció a Liz en un Club nocturno de Los Ángeles en 1949, después de que ella había tenido un compromiso fallido. Tenía solo 17 años, pero se enamoraron al instante. Finalmente, ella se graduó del Instituto y se casaron el 6 de mayo de 1950 con más de 600 invitados.

Mientras tanto, tan solo tres semanas después de comprometerse, Elizabeth comenzó a filmar El Padre de la Novia. Su vida giraba en torno a las bodas, tanto en casa como en el trabajo, y su inminente matrimonio en la vida real fue sin duda una buena publicidad para la película.

Después de la boda de Liz, Bill se convirtió en un cristiano devoto. A los 50 años, finalmente se casó y tuvo dos hijos. No contactó con Elizabeth hasta después del fallecimiento de su esposa en 2002.

Sin embargo, cuando Elizabeth y Bill se reencontraron más adelante, descubrieron que no tenían mucho en común, salvo los recuerdos compartidos de su amor de juventud. Aun así, Elizabeth estaba encantada de haber tenido noticias de Bill. “Si amo a alguien, lo amo para siempre”, dijo.

Elizabeth falleció el 23 de marzo de 2011 y Bill el 10 de julio de 2012 y sus restos descansan en el Cementerio Graceland Memorial Park South, 13900 SW 117th Ave. Miami.

Su padre William D. Pawley fue nombrado embajador por Harry Truman en Perú en 1945. Luego embajador en Brasil en 1948.

Pawley instó al presidente Truman y Churchill a presionar a Stalin para que “desistiera de las actividades subversivas soviéticas en Las Américas”.

El 10 de octubre de 1948 comenzó su mandato el presidente Carlos Prío Socarrás (1903-1977) y poco tiempo después, en 1949, decidió desechar los tranvías de La Habana en favor de los autobuses o guaguas y pensó que conocía al hombre perfecto para el trabajo, William D. Pawley, que desde 1941, era el dueño y presidente de Miami Beach Railway Co. y desde 1948 del Miami Transit Co. y también dueño de South Miami Coach Line, Tropical Coach Line y Grayline Sighseeing Co. de Metro.

Pawley estuvo activo en La Habana desde enero de 1950 hasta el 1º de febrero de 1951.

Pawley era un amigo íntimo del presidente Dwight Eisenhower y del Director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Allen W. Dulles, tomando parte en una política conocida como Acción Ejecutiva. Como miembro de la CIA jugó un rol central en el derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala de 1954.

El presidente Ike, siempre simpatizó con las opiniones de Pawley y organizó reuniones para él con funcionarios del Departamento de Estado.

Pawley se reunió con Rubottom, Wieland, Douglas Dillon y otros, y ocasionalmente con Allen Dulles. Les recordó a Rubottom y Wieland que habían estado en Colombia cuando El Bogotazo, en la que había participado muy activamente Fidel Castro armado con un fusil.

Señalando con el dedo a Wieland, Pawley dijo: “Si permites que Castro llegue al poder, vas a tener más problemas de los que jamás hayas visto en tu vida”.

Según Pawley, tanto Rubottom como Wieland se apegaron al mito de que Castro era un reformador agrario y no un comunista.

En la página 169 de su libro Daga en el Corazón (Dagger in the Heart) el Dr. Mario Lazo dice:

“A fines de noviembre, supimos por una fuente responsable en EEUU, que William D. Pawley, un amigo personal del presidente Eisenhower, estaba a punto de ser enviado como emisario secreto para negociar con Batista, ofreciéndole la oportunidad de vivir en Daytona Beach con su familia y amigos si nombraba un “gobierno interino” compuesto por cinco hombres: Ramón Barquín, Enrique Borbonet, general Martín Díaz-Tamayo, José “Pepín” Bosch y el general Eulogio Cantillo.

El aspecto clave del plan era que Pawley estaría autorizado a hablar en nombre del presidente Eisenhower.

Pero Rubottom (Subsecretario de Estado) solicitó que antes de partir hacia Cuba, Pawley se reuniera con él una vez más. En esta reunión final, en la que estuvo presente un gran grupo, incluido Wieland (alias Guillermo Montenegro) se le dijo a Bill Pawley que había habido “una modificación”. No debía revelarle a Batista que estaba hablando en nombre del presidente. (los comunistas del Cuarto Piso volvieron actuar a favor de Castro.)

Esa reunión de 3 horas con Batista se produjo el 9 de diciembre de 1958 y como no pudo decirle a Batista que iba de parte del presidente Eisenhower, Batista no aceptó el trato.

Finalmente 22 días después huyó para Santo Domingo porque no tenía aprobación de irse para Daytona.  

Días más tarde llamó a Pawley a Miami, para que éste le consiguiera las visas para Daytona, entonces Pawley le dijo: “aprovecho ahora para decirle que el día 9 yo iba bajo la aprobación del presidente Eisenhower, pero no pude decírselo en ese momento. Entonces Batista le respondió: “Pues yo hubiera aceptado el plan”.  

Nada, que nosotros los cubanos hemos tenido muy mala suerte, porque si ese día Batista hubiera aceptado, habrían nombrado aquella junta de los cinco (otra Pentarquía como la del 1933) y los castristas nunca hubieran podido apoderarse del país tan fácilmente como lo hicieron.

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