Martí en la ‘Revista Universal’. Una Colaboración Ignorada del Apóstol

Written by Libre Online

18 de marzo de 2025

Por GUILLERMO DE ZENDEGUI (1955)

“Ecos de Todos Partes”: sección periodística de corte y estilo revolucionarios, en la que el Maestro se anticipó a los modelos actuales, y dejó constancia de su concepción universalista, humana y práctica del diarismo.

A Don Pedro Santacilia, hijo político de Juárez y al fraternal Manuel Mercado, debió Martí el aliciente literario y el apoyo económico que le brindara, durante toda su estancia en México, La Revista Universal. Casi dos años, desde comienzos de 1875 hasta fines del 76, Martí vivió intelectual y materialmente dentro de la órbita del combativo diario liberal. 

La vieja casona de la plazuela de Guardiola donde tenía instalados redacción y talleres fue, en efecto, su segundo hogar, y en el ámbito de revueltos afanes, cotidianos apremios y amenas e instructivas tertulias que caracterizaba a aquellos idos periódicos finiseculares, José Martí se ejercitó en el noble oficio que habría de serle tan querido y que tan admirablemente se ajustaba a las peculiaridades de su carácter y a las inquietudes de su espíritu.

No es ya posible hablar de Martí como periodista sin subrayar su primera estancia en México, cuando tiene ocasión de darse por entero a los trajines de una redacción y de ensayarse en todas las formas del periodismo, desde la dilecta y sobria de los artículos de fondo, hasta la amena e insinuante de las notas de actualidad.

Hemos tenido oportunidad de repasar y de anotar, uno tras otro, todos los números de la Revista Universal de Política, Literatura y Comercio, celosamente conservados en la Hemeroteca Nacional de México. La presencia del Apóstol se hace tan visible en la transparencia de aquellas páginas marchitas, que la colección de este diario, desde 7 de marzo de 1875 donde figura la primera de sus colaboraciones, hasta el cierre definitivo del periódico el 19 de noviembre de 1876 cuando se instaura la dictadura porfirista, puede figurar con justo título, entre los frutos de la fecunda producción intelectual de José Martí.

Tal vez halle exagerada la afirmación el crítico puntilloso, porque, de fijo, un periódico no es nunca tarea de un solo hombre. Pero es lo cierto que el cubano genial que entró un día en el despacho del director-propietario de la revista, Don Vicente Villada, con una sencilla colaboración poética en la mano, llegó a ser en poco tiempo editorialista, gacetillero y redactor de mesa, y lo que tiene más valor porque se adelantaba a su tiempo y rebasaba las posibilidades de aquel empeño modesto: un innovador del periodismo, en su concepción y en su estilo.

“Todos se maravillaron—cuenta Juan de Dios Peza—de la claridad de su talento, de su vasta erudición, de su facilidad y elegancia de palabra, de su inspiración vigorosa y, sobre todo, de su constancia para trabajar”. Razón había de sorpresa, Martí era de mentalidad eminentemente activa y creadora y era, además, un gran apasionado; cuando se daba a un propósito, se ofrecía en entrega vehemente hasta el límite físico de su resistencia, siempre excedido de lo normal por el febril impulso del deseo.

La mayor parte de los artículos aparecidos con la firma de Martí o bajo el pseudónimo de “Orestes”, han sido recogidos y divulgados en diversos ensayos y monografías. Nuestro propósito no ha de ser, pues, insistir en lo conocido, sino hurgar en lo ignorado o desestimado de la participación periodística de Martí en la Revista Universal. Tarea que realizó el Maestro generalmente en forma anónima y opaca, sin ostentar tesis ni alardear de cualidades literarias, sino como quien cumple simple y llanamente con una función informativa; labor de periodista a secas, sin retoques de ateneo ni calculados efectos publicitarios, pero también, sin mengua del estilo ni olvido del noble propósito que la justifica y reclama.

Acaso si por eso, porque Martí fue capaz de cumplir a plenitud el menester del oficio, es por lo que puede ser considerado como auténtico periodista. Tuvo la aptitud y la vocación y tuvo más: la intuición de modos de expresión y de medios informativos desconocidos en su tiempo o propios de una técnica mucho más perfeccionada.

Faltaba en general al periodismo todavía entonces, agilidad y vibración. El interés simplemente humano de un reportaje escapaba a la sensibilidad del diarista, y con mayor razón en el caso que nos ocupa, ya que la Revista Universal, pese a su nombre, no era un diario de primera línea, ni la capital azteca por aquellos años, una urbe cosmopolita. Salvo algún artículo polémico, la actualidad política y social, tanto interior como extranjera, quedaba reducida a unos pocos renglones de prosa sumaria y fría. 

El grueso del material tenía un plácido sentido literario sin ninguna articulación con el ritmo cotidiano; eso que llamaríamos hoy, material de relleno, salvo que, dado el estilo en boga, se recurría con marcada frecuencia a la cantera poética. El resto del periódico lo constituía una pesada batería de avisos, solicitudes y anuncios comerciales; tan faltos de amenidad y de gracia, como de verdadero estímulo publicitario a la manera de nuestro tiempo.

Dentro de su limitado marco de acción, Martí desarrolló un estilo propio, si cabe revolucionario, tanto en lo que a la prosa se refiere, como en lo que atañe al enfoque de la noticia. Perseguía sobre todo satisfacer la creciente curiosidad del público frente a la infinita variedad de temas que constituyen la actualidad. 

Esta función social del autor de estos sueltos, abundan en nuestra afirmación, las tesis que propaga o defiende hábilmente a través de tan variada y amena sección y la utilización que le da en otras ocasiones, para aludir a instituciones o personas que les son queridas: El Club Hidalgo, la Compañía Teatral de Guasp, Manuel Mercado, etc. Pero la prueba más concluyente de que José Martí es el oculto redactor de “Ecos de todas partes” radica en el extremo de aparecer en la misma respuesta a alusiones que personalmente le atañen. De todo ello dejamos constancia en algunos ejemplos:

“Club Hidalgo: Con este nombre ha celebrado su fiesta de inauguración un nuevo círculo político, creado en Tlalpan por los vecinos de aquel pueblo amantes de la paz, que en su concepto garantiza la actual administración. Tienen por todos esos distritos muy especial cariño al señor Manuel Mercado, Secretario del Gobierno del Distrito y senador por Michoacán; entendemos que los del club han querido darle una muestra de su afecto, nombrándole su presidente de honor”.

Es bien conocido que Martí se declaró partidario entusiasta del libre cambio en la gran polémica nacional que la adopción de esta política económica había originado en México a mediados de 1875. He aquí cómo el columnista de Ecos de todas partes frecuenta el tópico, utilizando todas las ocasiones que le son propicias:

“Libre Cambio: Cuestión del Papel. —Brillante oportunidad se les presenta a los partidarios del sistema prohibitivo para defender sus doctrinas con motivo de la cuestión del papel. De un lado la industria tipográfica y la civilización del país reclamando la libertad; del otro los intereses de los fabricantes. ¿Qué partido tomará el señor Olaguibel?”.

El 12 de octubre de 1875, dedica Martí uno de los epígrafes de su sección, a contestar la injusta alusión de que había sido objeto por parte de “El Federalista”. La cuestión atañía a un incidente de la ya mencionada polémica sobre la mejor política económica a seguir. La nota en cuestión que provocó la réplica de Martí terminaba en estos términos “…de todo podrá el señor Martí dar lecciones a los mexicanos, menos de patriotismo”. 

Por su parte el aludido responde: “Bástale, al que escribe pensar que no es, de seguro, obra del caballeroso señor Olaguibel y Arista”. Días más tarde, también desde la sección “Ecos de todas partes”, da Martí por terminada la enojosa cuestión con este otro epígrafe calzado, excepcionalmente, con su propia firma: 

“… No hay nada que duela tanto como la ofensa inmerecida y destemplada; pero venga en buena hora si, merced a ella, hay una palabra cariñosa y un favor más que agradecer. Martí sabe y no olvida que en la redacción del Federalista hay nobles corazones”.

Si alguna duda pudiera quedarnos aún sobre la identidad del redactor de “Ecos de todas partes”, reproducimos a continuación el epígrafe que, bajo el título de “Aniversario”, apareció en dicha sección en el periódico correspondiente al 10 de octubre de 1875.

¡Quién sino Martí podría hacer en aquel diario extranjero una tan apasionada defensa de la causa de Cuba!

“… Cuántos hombres han descendido al sepulcro abrazados a la bandera de su noble y santa causa, que cuenta con la simpatía de todos los seres honrados y con el corazón de toda la América, que ha gemido también bajo el yugo de la dominación y que ha visto subir a sus hijos las gradas del cadalso donde los esperaba la muerte, pero la muerte de la inmortalidad!… El día del triunfo no está remoto. Por honra de la América debe de desaparecer de Cuba esa dominación que es una mancha…

‘La Revista’, envía en esta fecha memorable a los cubanos que luchan por la causa de la independencia en los campos de batalla, en las lides de la inteligencia, en las lides que sufren las amarguras del destierro, los dolores sin nombre de la nostalgia, el sentimiento de su ardiente simpatía”.

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