POR JORGE QUINTANA (1957)
El “legislador trashumante” le llamó acertadamente el Dr. Pánfilo Camacho. Y eso fue en efecto. Desde 1889 en que concurre a la reunión de Guáimaro hasta 1877 en que perece macheteado por unos infames guerrilleros. Eduardo Machado y Gómez sirvió a la República desde su puesto de Representante del pueblo de Cuba a la Cámara. Fue Diputado, Vicesecretario, Vicepresidente y Presidente de la Cámara de Representantes. La política de aquel proceso histórico le fue más familiar que a ningún otro patriota por su larga hoja de servicios en el único cuerpo legislativo de la República en armas en aquel largo periodo de la Guerra de los Diez Años.
El 20 de octubre de 1838 nació en la casa situada en la calle de Cuba esquina a San Cristóbal, en la ciudad de Villa Clara. Sus padres eran gente pudiente. El padre era el escribano don Joaquín Machado y la madre doña Rita Gómez. Como el niño había de ser cristiano le bautizaron en la iglesia parroquial de su ciudad natal, imponiéndole por nombre el de Manuel Antonio Eduardo Machado y Gómez, pero él habría de circunscribirlo al modesto de Eduardo Machado. Y como además nació enfermizo, la madre decidió que las primeras letras se las enseñase doña Nicolasa Pedraza y Bonachea que tenía en su haber la circunstancia de haber enseñado a leer a más de una generación de villareños.
Al colegio del poeta Eligio Eulogio Capiró irá más tarde para concluir la primera instrucción. Y como la salud preocupa a los padres cuando apenas ha cumplido veinte años le envían a Boston, en los Estados Unidos.
Recorre después diversos lugares de esa República, entre ellos las famosas cataratas del Niágara. Después se embarca para Europa visitando Inglaterra, Francia y España. Regresa a Cuba por breve tiempo, pues al año siguiente emprende nuevo viaje a Europa avecindándose en Francia donde después de dominar el idioma francés comienza a estudiar ingeniería. Al mismo tiempo estudia alemán, visitando Alemania para retornar a Francia.
Las vacaciones de 1861 las destina a visitar a España. En 1862 viaja por Italia residiendo algún tiempo en Pisa. En 1863 pasa a Alemania donde continúa sus estudios de ingeniería, dedicándose entonces a estudiar hebreo y ruso. En 1864 viaja por Rusia, regresando a Alemania donde publica en Leipzig, con el seudónimo de D. Durama de Ochoa, un folleto titulado “Cuba y la emancipación de sus esclavos”, en el que se manifiesta abiertamente abolicionista. Al año siguiente, con el mismo seudónimo, publica otro folleto titulado “Plácido, Poeta y Mártir”. A fines de este año de 1865 regresa a Cuba llamado por su familia ante la gravedad de su madre.
En Villa Clara residirá ahora. Tiene veinticinco años. Es un políglota. Tiene fortuna Es un triunfador. La amistad con Miguel Gerónimo Gutiérrez se anuda más estrechamente en esta ocasión por la identidad de ideas. Es por esta época que Machado comienza a laborar en un propósito que le entusiasma, el de editar, en su ciudad natal, un periódico. Asociado con su amigo Salvador Domínguez comienzan, el 1 de enero de 1866, la edición de “La Época” que saldrá los miércoles, viernes y domingo de cada semana. Por ese tiempo visita a Villa Clara el director de “La América” de Madrid, don Eduardo Asquerino, que tanto se había distinguido en la defensa de los ideales reformistas.
Miguel Gerónimo Gutiérrez y Eduardo Machado se encargan de organizarle el recibimiento. El reformista tuvo en aquel acto uno de sus más trascendentales momentos de toda la campaña. Desde las columnas de “La Época” Machado había lanzado la candidatura del licenciado Antonio Fernando Bramosio para Comisionado a la Junta de Información convocada para Madrid. Las elecciones evidenciaron que Las Villas eran un fuerte baluarte reformista. Fernández Bramosio resultó electo, pero como a la vez le habían elegido también por Cárdenas, renunció a la representación villareña para facilitar la elección del Conde de Pozos Dulces que había sido derrotado en La Habana.
En septiembre de ese año encontramos a Gutiérrez y Machado en La Habana, representando a los reformistas villareños en la despedida a los representantes cubanos que partían para España. De regreso a Las Villas Machado continuó destacándose como un genuino líder de la juventud villareña. Dedica cálidos elogios a la personalidad de El Lugareño que fallece por esa época y también a la de su vieja maestra doña Nicolasa, cuyo duelo presidió por derecho propio.
Los trabajos de la Junta de Información fracasaron ruidosamente. Machado decide cerrar “La Época”, pues su padre no puede continuar haciéndose cargo de las pérdidas que el mismo deja. Y también, porque considera infructuosa toda prédica reformista. Ahora se hace independentista. Viaja nuevamente por Europa. Va a Italia y después, París para visitar la Exposición Universal de 1867. Después va a Bélgica, Holanda y Alemania. En este último país se encontraba cuando doña Rita Gómez fallece en Villa Clara, teniendo que regresar inmediatamente llamado por su padre para que reciba la parte de herencia que le corresponde.
A mediados de 1868 los villareños son informados de la conspiración que tiene sus principales focos en Bayamo, Puerto Príncipe y La Habana. En la botica que en Villa Clara posee Juan Nicolás del Cristo hermano de aquel viejo conspirador que se llamó Luis Eduardo del Cristo, se reúnen los patriotas todas las noches.
El 10 de octubre de 1868 el abogado Carlos Manuel de Céspedes se subleva en su ingenio La Demajagua. Los conspiradores villareños reunidos en la botica Del Cristo eligen una Junta que tendrá por presidente a Miguel Gerónimo Gutiérrez y por Secretario a Eduardo Machado. Ambos se trasladan inmediatamente a La Habana donde Morales Lemus les promete el envío de una expedición por el Estero de Granadino para facilitar el armamento de los villareños al momento de sublevarse.
De regreso a Villa Clara los patriotas se entregan febrilmente a la tarea de preparar la sublevación de la provincia en apoyo de la insurrección que se mantiene victoriosa en Bayamo, casi toda la provincia de Oriente y Puerto Príncipe.El 2 de febrero de 1869 salen Gutiérrez y Machado hacia el campo tomando el camino de San Gil. El 9 llegan ambos patriotas a la finca El Cafetal, de José González, a dos leguas de Manicaragua. Cinco mil hombres desarmados les secundan. De Remedios han llegado varios cientos de patriotas mandados por el polaco Carlos Roloff. Gutiérrez lo presenta a la Junta integrada por él, Machado, Arcadio García, Tranquilino Valdés y Antonio Lorda.
Se procede a la organización de las fuerzas. Armas no hay, pero coraje sobra. Al lugar llega un emisario del Comandante Militar de Las Villas que les ofrece la autonomía. Gutiérrez y Machado reaccionan patrióticamente y rechazan toda proposición que no contemple la posibilidad de una independencia absoluta.
El representante español sale decepcionado. Ese mismo día 9 la Junta adopta otra resolución trascendental: la abolición de la esclavitud. Entre los más decididos entusiastas abolicionistas figura Eduardo Machado cuyo padre posee ingenios con varios cientos de esclavos y Federico Jova que es también propietario de ingenios y de esclavos. Porque aquellos patriotas anteponían los principios y la causa nacional a sus mezquinos y egoístas intereses personales.
Como en las operaciones militares los villareños no tienen mucha suerte y la falta de armas impone un cambio de estrategia, se discute la posibilidad de marchar hacia Occidente, como quieren Machado y Roloff, o de ir a Oriente como sostiene Miguel Gerónimo Gutiérrez, quien logra hacer prevalecer su criterio. Los camagüeyanos tratando de ganárselos a su oposición a lo que ellos llaman la dictadura de Céspedes. Pero los villaclareños respaldan disciplinadamente a Céspedes y fuerzan con esa actitud, a los camagüeyanos a buscar una fórmula transaccional que salve la unidad de la causa revolucionaria. En marzo de 1869 camagüeyanos y villareños confraternizan en Sibanicú.
Ya los camagüeyanos han propuesto a Céspedes la organización de un gobierno aceptando que él desempeñe la Presidencia de la República. El 9 de abril los villareños se encuentran con Céspedes en las afueras de Guáimaro. Escoltado por los villareños penetró en la histórica población camagüeyana el Padre de la Patria. El 10 de abril, Céspedes es electo Presidente de la Asamblea Constituyente integrada por representaciones de orientales, camagüeyanos y villareños. El 11 de abril se discute el texto de la Constitución.
Machado quiere que las Villas se denominen por su nombre indígena Cubanacán. Rechazan la proposición. Después defiende a la bandera de Narciso López como enseña de la patria. Triunfa en la propuesta. Ese mismo día 11, Machado es electo vicesecretario de la Cámara, Céspedes presidente de la República. El 29 se discute en la Cámara la proposición para solicitar la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Mientras los representantes se manifiestan partidarios de la solicitud, el villareño Eduardo Machado la combate con energía y talento y solamente la oratoria de Antonio Zambrana pudo decidir a la Cámara a aprobarla.
El 10 de mayo los representantes y el Gobierno abandonan rápidamente Guáimaro que es amenazado por fuertes núcleos de tropas españolas, las que asaltan la población y la reducen a cenizas creyendo estúpidamente que con ello arrasaban con la noble idea de libertad y justicia que ya había fructificado en la conciencia cubana.
La familia de Eduardo Machado se mantiene fiel a la causa española. Su padre no participaba de las ideas del hijo, aunque le admira y quiere. Librará cruenta batalla para impedir que sus propiedades le sean embargadas. Un hermano de Eduardo, que se había casado con una hija de Ramón Pintó, emigró a los Estados Unidos. Un hijo de este matrimonio tomará parte unos años más tarde, en la Guerra de Independencia. Las hermanas casadas con oficiales del ejército español, se mantienen discretamente al lado de sus esposos.
Por esta época Machado asume la Secretaría de la Cámara de Representantes a la que seguirá en toda su larga peregrinación. La Cámara trabaja activamente por dotar a la República de las leyes indispensables. A la vez trata con ellos de forjar la red en que deben quedar encerradas las atribuciones del presidente de la República, a fin de evitar desorbitaciones que conduzcan a la dictadura. El 5 de diciembre en la finca El Horcón de Najaza, los representantes destituyen al jefe del Ejército Libertador Manuel de Quesada, cuñado de Céspedes. Quesada acepta la resolución de la Cámara y se retira.
Céspedes continúa en su lucha por romper el cerco de leyes conque la Cámara le impide actuar con la libertad que él considera indispensable para la tarea impuesta.
Lentamente han ido desapareciendo los miembros de la Junta Villareña. Lorda fallece en Babujal cuando desempeñaba la Secretaría de la guerra en el gobierno del presidente Céspedes. En el 71 Las Villas reeligen a Eduardo Machado como representante a la Cámara. En ese mismo año mueren otros dos antiguos miembros de la Junta Villareña. Primero es Arcadio García. Después es Miguel Gerónimo Gutiérrez que cae en una sorpresa en Monte Oscuro. Ese mismo año de 1871 toma parte en la ceremonia de iniciación como masón de Luis Victoriano Betancourt.
En 1872 los villareños le reeligen como representante a la Cámara. Con los pies llagados, Machado se dirige a Güira de Naranjo, distrito de Santiago de Cuba, donde deberá reunirse la Cámara, es Machado quien pronuncia el discurso evocando la figura de Miguel Gerónimo Gutiérrez, que había caído desempeñando la presidencia de la Cámara. Las llagas de los pies lo obligan a refugiarse en Bruñi durante algunas semanas.
En mayo de 1873 se reunió Salvador Cisneros Betancourt y Eduardo Machado. Las dificultades entre Céspedes y la Cámara se han agudizado más aún. En la sesión de la Cámara del 23 de septiembre de ese año. Eduardo Machado, siempre velando por la integridad de la Cámara, acusa al presidente Céspedes de violar la ley electoral en el distrito de Jiguaní donde residía el Gobierno. El 27 de octubre, los representantes apoyados por las fuerzas del mayor general Calixto García destituyen al presidente Céspedes. Le sustituye el Marqués de Santa Lucía. Para la Presidencia de la Cámara es designado el Vicepresidente Estrada Palma y para la vicepresidencia fue electo Eduardo Machado.
Todo parecía indicar que la invasión a las Villas iba a ser pronto realidad. Minuciosamente, el mayor general Máximo Gómez ha elaborado los detalles del plan invasor. En San Diego de Buenaventura se reúnen el Gobierno y la Cámara para dar su aprobación a lo proyectado por el enérgico jefe dominicano.
El 24 de julio de ese mismo año de 1874 Machado es designado por primera vez Presidente de la Cámara. Desde ese cargo tuvo que hacerle frente a las decepciones del fracaso del plan invasor a Occidente, al negarse los jefes villareños a aceptar la Jefatura del General Gómez. En 1875 la Cámara designa al diputado Juan B. Spotorno para la Presidencia de la Cámara. Machado quedó en su condición de Diputado.
Fue entonces cuando se produjo la sedición del General Vicente García en las Lagunas de Varona. Machado y Pérez Trujillo, son Comisionados para tratar con el general García. Salvador Cisneros renuncia a la Presidencia de la República. Le sustituye Spotorno. Machado es nuevamente reelecto diputado por las Villas. Colabora con el seudónimo de Eddy en los periódicos “La estrella Solitaria” y “La República” que editan los mambises en plena manigua.
El 5 de febrero de 1876 fallece Joaquín Machado en Villa Clara. No ha tenido la satisfacción de tener junto a él, en los postreros instantes de su vida, al hijo amado. Las autoridades españolas intervienen inmediatamente para embargarle a Eduardo Machado la porción que le corresponde de la herencia paterna. El 20 de marzo de 1876, la Cámara le elige nuevamente presidente. El 29 Estrada Palma es electo presidente de la República. La única vez en todo aquel largo período en que el Gobierno y la Cámara pudieron entenderse fue este muy breve de la Presidencia de Estrada Palma. La vieja amistad del patriota bayamés con Machado salva esa situación.
En 1877 el Marqués de Santa Lucía es electo para la Presidencia de la Cámara. Machado es electo vicepresidente. Las dificultades con el general Vicente García resurgen nuevamente. El Marqués abandona la Presidencia de la Cámara asumiéndola Machado. El general García se pronuncia en Santa Rita negándose a marchar a las Villas en sustitución del general. Quería mantenerse en lo que había sido su campo de acción, la región de Las Tunas. Estrada Palma cae prisionero.
El general Martínez Campos ya ha comenzado a aprovechar la desmoralización que han producido en el campo insurrecto las indisciplinas de algunos jefes para aumentar la confusión con sus proposiciones pacifistas. Eduardo Machado se ha visto obligado a incorporarse a una pequeña fuerza que manda el coronel Enrique Loret de Mola. El 16 de octubre de 1877 las fuerzas de Loret se enfrentan a los guerrilleros que manda el teniente coronel Otero en Arroyo Colorado. Con el revólver en la mano, Eduardo Machado defiende su vida. Un balazo le hace caer herido. Los guerrilleros que le cercan se precipitan rematándolo a machetazos.
El 17 de octubre, su cadáver es conducido a Puerto Príncipe. A fin de identificarlo, hacen que se presente su novia, Adela Machado y Batista, que residía con su familia en aquel lugar. No hay duda. El íntegro patriota villareño ha caído en el campo de batalla combatiendo como un soldado. Piadosamente la infortunada novia solicita autorización para velarlo. Le niegan el permiso. Pero lo autorizan para que lo entierre en el panteón de la familia.
A la hora del entierro numerosos militares españoles marchan detrás del féretro en medio de la expectación de los camagüeyanos. Son hermanos masones que consideran un deber concurrir al sepelio del hermano caído. Ofreciendo así al mundo una prueba más de la fraternidad humana que los une por encima de las discrepancias políticas o de cualquier otra índole.
Así vivió y así murió el “legislador trashumante”, una de las grandes figuras con que Villa Clara contribuyó a la causa de la liberación de Cuba.
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