LA HISTORIA DE LA SONORA MATANCERA

Written by Alvaro Alvarez

11 de febrero de 2025

Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE

En la década de 1920 los cubanos tenían sus ídolos y bailaban al compás de los famosos danzones del matancero Miguel Faílde, “El Bombón de Barreto” y “Rompiendo la Rutina”, los temas de moda en las versiones de la orquesta de Félix González. Los Sextetos Habanero y Boloña imponían el ritmo. Entonces fue cuando el 12 de enero de 1924 por iniciativa de Valentín Cané, mulato muy estimado, se llevó a cabo una reunión en su casa del barrio de Ojo de Agua. Era el # 41 de la calle Salamanca entre Jovellanos y Ayuntamiento en la ciudad de Matanzas. El gobernador provincial era el Dr. Juan Gronlier Sardiña (luego dueño del Central Puerto en Canasí, donde algunos de sus empleados fueron los que ayudaron a los infiltrados por el Punto Fundora). Su hijo Juan Gronlier Avendaño, era un verdadero caballero y fue mi amigo y compañero de trabajo en Union Central Life, en Coral Gables.

Precisamente en casa de Valentín se formó el conjunto y fue llamado primero bajo el nombre y título de la Tuna Liberal. A petición del gobernador Gronlier miembro del Partido Liberal que les solicitó su formación para amenizar sus reuniones. En sus orígenes era una agrupación en la que prevalecían las cuerdas, debido al auge o surgimiento del son y para esto se requerían cuatro guitarras. Su organización fundamental en ese entonces era de la siguiente forma: Valentín Cané (Tres, Tumbadora y Director), Pablo Vázquez Gobin “Bubú” (Contrabajo), Eugenio Pérez (Cantante), Manuel Sánchez “El Cojito Jimagua” (Timbales), Domingo Medina (Guitarra 1ª), José Manuel Valera (Guitarra 2ª), Julio Gobin (Guitarra 3ª), Juan Bautista Llopis (Guitarra 4ª) e Ismael Goberna (Trompeta). 

A través de la historia, algunos de estos fundadores se retiraron y fueron reemplazados por otros reconocidos músicos.

Esta es una imagen del nacimiento y de la conformación de la Sonora Matancera en sus inicios. En 1926 cambió su nombre al de Septeto Soprano. Ese mismo año acompaña a la agrupación dejando huella indeleble a nivel internacional por su voz soportada y soploneada el gran Carlos Manuel Díaz Alonso “Caíto”. 

El 12 de enero de 1927 entró Rogelio Martínez Díaz “El Gallego” o “Yeyo” acompañando en el coro a Eugenio Pérez y se cambió el nombre para Estudiantina Matancera.

Cada cambio en el nombre del grupo era indicativo de un cambio en la instrumentación y su correspondiente cambio estilístico.

Desde sus inicios el conjunto musical tocaba en las retretas del Parque Central de Matanzas, amenizaba fiestas en los centrales azucareros, especialmente en Hersey, en las fincas de Río Potrero y en otras celebraciones privadas de los alrededores.

En vista que se agotaban las posibilidades de trabajo, el 11 de enero de1927, Valentín Cané propuso trasladarse a La Habana por una semana para probar suerte. Pero les fue tan bien que estuvieron 33 años en el competido ambiente con mucho deseo de superarse musicalmente y se codearon con otros grandes grupos musicales. Actuaron en cafés, clubes, solares y playas. Sitios como, Los Anaranjados, Los Veinte, Los Treinta, La Casita de los Médicos, La Cafetería La Mora, El Patio, El Moka, Teatro Alhambra, Centro Gallego, Centro Asturiano, Radio El Progreso Cubano, Los Jardines de La Tropical y muchos más.

Parece que tenían cierta inclinación por el Partido Liberal porque entre 1929 y 1933 estuvieron amenizando las fiestas del presidente Gerardo Machado Morales un declarado simpatizante del conjunto. Fueron invitados para presentarse en diversos lugares de la Isla. 

Estaban actuando en el Teatro Alhambra, en noviembre de ese mismo año, cuando el empresario Augusto Franqui contrató al conjunto para grabar con la casa disquera RCA Víctor y el 12 de enero de 1928 realizaron sus primeras grabaciones en formato de 78 rpm. Sus primeros temas fueron: El Porqué de Tus Ojos, Fuera Chino Fuera, Cotorrita Real, Eres Bella como el Sol, A Mi Cabua, No Te Equivoques Conmigo, De Oriente a Occidente, Matanzas Tierra de Fuego, Linda Esther, Las Cuatro Estaciones y El Picadillo.

Iniciando la década de los años 30 y la expansión de la radio en Cuba. La agrupación empezó a adaptarse con los nuevos ritmos como: el son el danzón, el danzonete, la rumba, la conga y la guaracha. 

En 1930 se llamó Septeto Sonora Matancera y en 1935 Conjunto Sonora Matancera tocando en las Academias de Baile Marte y Belona y Habana Sports.

En 1935 se incorporaron a la agrupación el trompetista y compositor Calixto Leicea y con su trompeta sustituyó a Ismael Goberna quien tenía problemas de salud y falleció unos meses después. En ese mismo año ingresó José Rosario Chaves “Manteca” quien reemplazó en los timbales a Manuel Sánchez “Jimagua”.

Los músicos matanceros (yumurinos) que aparecieron por la época les dio la oportunidad de adaptar nuevos instrumentos, como el caso del piano, Dámaso Pérez Prado pianista y arreglista desde 1937 hasta 1939 con la Sonora. Pérez Prado (1917-1989) años más tarde sería el Rey del Mambo.

En 1938, La Sonora Matancera aparece en el tercer corto musical cinematográfico de Cuba, Tam Tam o El Origen de La Rumba de 22 minutos de duración y filmado en 16 mm en el cabaré Eden Concert (luego fue Zombie Club) su director Ernesto Caparrós y la música es de Alfredo y Julio Brito, que narra la evolución de la rumba a través de una historia de amor entre dos esclavos. 

En 1937 comenzaron los cantantes Israel del Pino y Humberto Cané (que también tocaba el Tres), ambos se retiraron en 1938. Pero como Israel del Pino también tocaba el saxofón grabaron la única interpretación de La Sonora con saxo, La Raspa.

Severino Ramos sustituyó a Pérez Prado en 1939, permaneciendo luego hasta 1957.

La labor de Severino aportó a la agrupación una importante influencia benéfica y de 1944 a 1957 fue su principal arreglista, que en la década de 1940 ya alcanzó amplia popularidad con sus actuaciones en numerosas academias de baile, cabarés y en la radio, con el variado repertorio del cual explicamos en los párrafos anteriores.

En 1942 Valentín Cané pasó a labores administrativas dejando como director al percusionista Ángel Alfonso Furias “Yiyo”. En 1946 comenzó a tener problemas asmáticos que lo obligaron a dejar la agrupación en 1949. 

El 6 de enero de 1944 se incorporó el pianista Lino Frías, por recomendación de Severino Ramos y un segundo trompetista Pedro Knight, ambos vinieron del conjunto del ciego maravilloso Arsenio Rodríguez. Pedro estuvo con ellos hasta el 30 de abril de 1967.

En diciembre, ya finalizando el año, Humberto Cané, el hijo de Valentín, recomendó contratar a Bienvenido Granda como cantante y solista. Entonces fue que grabó La Ola Marina de Virgilio González. Las otras voces que se oyen son: Valentín y Humberto Cané, Israel del Pino y Carlos Díaz “Caito”.

Las últimas grabaciones con la RCA Víctor fueron el 21 de julio de 1944.

Grabaron otros temas para el sello Varsity, sin figurar en las etiquetas el nombre de la Sonora Matancera. 

Luego La Sonora Matancera firmó un contrato de exclusividad con PANART y en 1947 grabó para el sello Stinson, pero con el nombre de Conjunto Tropicavana. 

De 1947 hasta 1959 fue el período de gloria o La Época de Oro de este conjunto matancero.

En esta etapa se incorporaron como cantantes: Miguel de Gonzalo, Alfredito Valdés (hermano de Vicentico) y Bienvenido León.

En 1948 se unió Ángel Alfonso Furias “Yiyo” para tocar las tumbadoras y el cantante boricua Daniel Santos (1916-1992) el Inquieto Anacobero quien en su primera grabación interpretó “Se Vende Una Casita” de su coterráneo Pedro Flores. Santos nació en Santurce donde de joven fue limpiabotas. Tuvo 12 hijos con distintas mujeres, además estuvo encarcelado en Cuba, Ecuador y Rep. Dominicana acusado a veces de posesión de marihuana. 

En 1953 Daniel Santos dejó parcialmente la agrupación, fue el último año en que grabaron en estudio, pero las presentaciones en vivo se extenderían por muchas décadas más, hasta la misma muerte de Daniel. Ese binomio fue fructífero en ambos sentidos. Daniel dominó la escena musical durante al menos década y media y la Sonora se hizo famosa internacionalmente al integrarlo a sus filas, principalmente por las grabaciones y actuaciones en vivo que se hicieron durante esos años. Ese mismo año entró en su sustitución el cantante colombiano Nelson Pinedo. 

La primera voz femenina en La Sonora Matancera fue la cantante puertorriqueña Myrta Silva en 1949. 

Por discordias con la PANART, Rogelio Martínez firmó en 1950, un contrato de exclusividad con la empresa norteamericana SEECO Récords, propiedad del americano Sidney Siegel, que constituyó un factor determinante en el renombre internacional de los matanceros, porque esta compañía tenía distribución en casi todos los países americanos. Esta relación duró 15 años, pletóricos de triunfos y ganancias suculentas. El 25 de noviembre de 1950 grabaron su primer número, Tocando Madera una guaracha de Antonio Fernández Gómez (nativo de Guanabacoa y conocido como Tony Fergo) con la voz del El Bigote que Canta, Bienvenido Granda.

En 1948 tomó el papel de director Rogelio Rodríguez Díaz, conocido por El Gallego o Yeyo, que desde 1932 era el codirector, aunque entre ellos y por respeto, a Valentín se le reconoció como director oficial hasta 1956, que falleció a los 68 años.

Celia Cruz (1925-2003) con 25 años sucedió a Myrta Silva, actuando y grabando con el conjunto hasta 1965. Los fanáticos de la cooperativa al principio no aceptaron a Celia como un digno reemplazo de Myrta, pero en 1951 se había ganado a la audiencia. Además, cuando Rogelio la invitó para ser el relevo de Myrta, no solo tenía en contra el querer del público, que la repudiaba por su voz potente y chillona, sino del propio Siegel. Rogelio, que fue el único que creyó en ella, no cedió y la supo imponer. Sobre Celia, Rogelio contó: cuando la escuché por primera vez, cuando esa negra abrió la boca se me pusieron los pelos de punta y de inmediato la puse en nuestro programa en Radio Progreso y le preparé un nuevo repertorio”.

La primera grabación de Celia, su primer LP en 78 rpm con el conjunto se realizó el 15 de diciembre de 1950. Fue para SEECO Récords. “Cao Cao, Maní Picao” de José Carbó Menéndez, por una cara y por la otra Mata Siguaraya de Lino Frias y resultó un éxito instantáneo, una “bomba”. Luego siguieron Burundanga de Oscar Muñoz, Yerbero Moderno de Néstor Milí, Rock and Roll de Frank Domínguez, Tu Voz de Ramón Cabrera, etc.

SEECO tenía una extensa red de distribución, lo que le permitió enviar sus grabaciones de diferentes artistas, incluida La Sonora, a toda América Latina.

Una de las razones por las cuales las canciones de esta orquesta se han mantenido vigentes durante un siglo, se debe a la estricta disciplina que impuso Rogelio Martínez al conjunto. A este respecto, en cierta ocasión manifestó que “es muy fácil reunir a un grupo de trabajadores, pero es difícil mantenerlos unidos y produciendo durante tantos años”. Además de la respetuosa obediencia y obligada puntualidad que animaba a todos sus integrantes, la Sonora Matancera funcionaba como cooperativa, por tanto, sus ganancias se repartían de manera equitativa entre todos sus miembros. Era un sólido motivo para permanecer unidos en un ambiente armónico de fraternidad que les impedía, como suele suceder con otras agrupaciones, sucumbir a una situación de inestabilidad permanente. La vedette Blanquita Amaro, rumbera y presentadora de la orquesta en algunas de sus giras, resumió así el espíritu del conjunto: “Qué lindo compañerismo reinaba entre todos. La agrupación era modelo de disciplina, ayuda al compañero y amor al trabajo. No existían los celos artísticos, todos éramos hermanos”.

La Sonora consiguió una cosa mágica, un acabado, una perfección de todos los elementos de la música popular. No es gratuito que la Sonora sea de Matanzas, donde nació el danzón, el danzonete y la rumba. Matanzas fue un crisol de la música. Rogelio heredó la dirección y encauzó el grupo con un rigor que no tenían los otros conjuntos musicales. Tuvo la inteligencia para seleccionar los repertorios con cada uno de los cantantes.

Con decenas de cantantes y una amplia gama de ritmos la Sonora Matancera se elevó a la estratosfera de la música popular. El papel de Rogelio Martínez en la Sonora Matancera fue fundamental, transformando la orquesta con su habilidad empresarial y su visión artística. Su enfoque en la elegancia y la preparación musical elevó el prestigio del grupo, convirtiéndolo en una institución venerada en toda América Latina. 

En América Latina aún se escucha la música de la Sonora Matancera y en Colombia, en casi todas las discotecas también. La Sonora Matancera sigue siendo muy querida y sobre todo esas voces ya no se encuentran en los nuevos repertorios musicales de los cantantes de ahora.

En la ciudad de Antioquia en Colombia se creó la Corporación Club Sonora Matancera. 

La Sonora Matancera ha sido declarada la decana de las orquestas en América Latina. La razón principal es que cuando alguien traía una nueva canción Rogelio, su director, les decía a las personas que fueran a ver a Severino Ramos, según Rogelio, si a Severino le gustaba la canción, entonces la grababan. Aquí podemos ver el oído musical que tenía Severino, pues cada vez que grababan algún tema, siempre llegaba a los primeros lugares en la preferencia del público.

Los músicos de la Sonora Matancera tenían mucha preparación. Casi todos habían estudiado música, además de la educación formal y la disciplina que tenían. Gracias a Rogelio, esa disciplina se mantuvo de manera que pudieron llegar a los primeros lugares de la preferencia.

En 1951 los integrantes de La Sonora eran: Rogelio Martínez como director, guitarrista y coro; Carlos Manuel Díaz Alonso “Caíto” coro y maracas; Lino Frías Gómez en el piano; José Rosario Chávez “Manteca” en los timbales; Pablo Vázquez Govin “Bubú” en el contrabajo; Calixto Leicea, primera trompeta; Pedro Knight, segunda trompeta, Ángel Alonso Furias “Yiyo” en la tumbadora y Bienvenido Granda, cantante y claves. El acoplamiento de todos los instrumentos se debía al arreglista Severino Ramos “Refresquito”.

En la década de 1950, su época dorada el conjunto realizó transmisiones en vivo desde los estudios de Radio Progreso, Radio CMBG y Radio CMQ. Estas estaciones transmitían en radio de onda corta, lo que ayudó a aumentar la popularidad del colectivo en América Latina. Durante esta década, la banda, además de estas reservas regulares en la radio cubana, tenía su calendario lleno de fechas en clubes, apariciones en películas y giras en el extranjero. La mayoría de sus grabaciones se realizaron en esta época.

En Radio Progreso estaba La Pareja Feliz, como se conocía a Olga y Tony y allí estaba la Sonora Matancera en sus programas.

También en ese año la Sonora Matancera alcanzó particular auge de popularidad con sus presentaciones en vivo, a menudo grabadas, tuvieron gran éxito y eran escuchadas por numerosos oyentes en las transmisiones radiales como el programa Cascabeles Candado. 

Benny Moré cantó con La Sonora en el programa Cascabeles Candado. Elpidio Vázquez, bajista de la Sonora aclaró: “Yo toqué en esa ocasión que acompañamos a Benny Moré. Eso ocurrió en la CMQ, en el programa Cascabeles Candado. Fue necesario incluir dos saxofones y una trompeta más que precisamente la hizo Alfredo Armenteros “Chocolate”, además vino a tocar el bongosero del Beny, a quien le decían Chicho”.

En abril de 1951 el cantante argentino Alberto Batet Vitali (1920-2000) conocido como Leo Marini grabó varios temas por primera vez, entre ellos Señora Bonita, letra y música suya. Luego regresaría en el 1954, 1955, 1956, 1958, 1970 y en 1972 grabó con La Sonora, Abrázame Así, Amar y Vivir, Amor Ciego, Dos Gardenias, El Amor de Mi Bohío y En Mi Viejo San Juan.

También el 8 de junio de 1951, Miguelito Valdés (1912-1978) Mr. Babalú, grabó 6 números con La Sonora Matancera. Se Formó el Rumbón tema de Calixto Leicea fue uno de ellos.

Por encargo de Sidney Seegel el dueño de SEECO, en 1952 llegó a La Habana el puertorriqueño Félix Manuel “Bobby” Rodríguez Capó (1922-1989). Grabó con La Sonora Matancera: Cuando Estoy Contigo, Piel Canela, entre otras.

Las Hermanas Lagos, Esperanza, Graciela y Cristina grabaron en 1952 con el conjunto.

El bajista Pablo Vázquez Govín “Bubú”, desde 1952 comenzó a alternar el puesto con su hijo Raimundo Elpidio Vázquez quien años más tarde lo sustituiría definitivamente y así se consolidó hasta 1954 cuando se retiró Bienvenido Granda.

La haitiana Martha Jean Claude (1919-2001) llegó a La Habana, donde se casó y cantó con la Sonora Matancera en 1952, por invitación de Celia Cruz.

También ingresó el 25 de marzo el cubano Raúl del Castillo, grabando el bolero-mambo Luna de Miel de Julio Blanco Leonard.

Gloria Díaz también con el bolero-mambo, Ay, mi Vida del destacado Gabriel Luna de La Fuente. El 15 de octubre, Manuel Licea “Puntillita”, se unió al grupo, grabando su afamada guaracha “El Gallo, la Gallina y el Caballo” de José Carbó Menéndez.

El colombiano Nelson Pinedo se incorporó en 1953 y su primera grabación el 19 de octubre fue el bolero-mambo ¿Quién Será? del mexicano Pablo Beltrán. El 3 de noviembre Vicentico Valdés grabó la guaracha Yo No Soy Guapo de Reineiro Martínez.

El cubano Estanislao Sureda “Laíto” comenzó con La Sonora en junio de 1954, grabando la guaracha “Cancaneíto Can” de Gastón Palmer.

El único cantante dominicano en la Sonora Matancera fue Alberto Beltrán (1923-1997) que desde niño estaba oyendo por onda corta a La Sonora Matancera por Radio Progreso y añorando algún día poder verlos en vivo. El 15 de julio de 1954 llegó a Santiago de Cuba, se subió a una guagua y recorrió los 868 km hasta La Habana. Su paisano Tirso Guerrero se lo presentó a Rogelio. Mientras tanto esperaba por la Sonora, pudo cantar en La Hora del Sabor de 10 a 11 pm en la Emisora Radio Mambí, en el Paseo del Prado, junto a la jacarandosa boricua Myrta Silva.

Rogelio al fin lo llamó en septiembre para ensayar con el conjunto y se quedaron sorprendidos por su potente garganta. Según dijo una vez Benny Moré: “Beltrán es un excelente cantante, bello timbre de voz, potencia privilegiada, afinado, con sentido del ritmo, pero tiene un solo defecto no matiza”.

Entre 1954 y 1955 grabó con el conjunto: Aunque me Cueste La Vida, El Negrito del Batey, Todo Me Gusta de Ti y Enamorado, entre otras más.

El 9 de febrero de 1954, el cubano Bienvenido Granda dejó el sitio de cantante de planta de la Sonora Matancera después de casi 15 años, su última grabación con la agrupación fue la guaracha “Sujétate la Lengua” de Eloy Oliva. Existen tres versiones acerca de su salida de la agrupación: se dijo que se molestó porque Rogelio estaba utilizando a otros cantantes para interpretar sus temas sin tenerlo en cuenta; también que en Colombia le habían ofrecido un jugoso contrato que aceptó sin consultar a Rogelio Martínez y que este optó por dejarlo fuera; y finalmente que el rompimiento no fue tan agradable debido a problemas personales entre el representante de Bienvenido y Rogelio Martínez, dejando al grupo sin cantante de un momento a otro. Como quiera que hubiera sido, siguieron interpretando en vivo sus grabaciones en aquellos sitios donde fueron contratados juntos.

El 18 de mayo de 1954 fue contratado el cantante cubano Rodolfo Hoyos grabando el bolero “Convencida” de Lino Frías.

El 6 de agosto de 1955 coincidieron en Medellín, Colombia, el Bárbaro del Ritmo, Benny Moré, quien se presentó en el club Campestre y alternó con Lucho Bermúdez, mientras que la Sonora Matancera se presentó en el Grill Candilejas.

El matrimonio de Olga Chorens y Tony Álvarez el 9 de septiembre registraron con La Sonora Matancera el porro Linda Caleñita del colombiano Lucho Bermúdez.

La puertorriqueña Carmen Delia Dipiní se inició en el conjunto el 4 de abril de 1955 grabando el bolero de Humberto Jauma, Si No Vuelves.

Estando La Sonora de gira por Colombia en 1955 invitaron al Carlos Argentino a Cuba y el 17 de agosto grabó con ellos su primer tema, el bolero-tango, Una Canción de Aníbal Troilo.

El flaco de oro de Camajuaní, Celio González nació con La Sonora en 1924. En 1941 quedó segundo en La Corte Suprema del Arte y recibió como premio un paquete de cigarros Regalías El Cuño y dentro había 20 centavos.

Sus inicios artísticos fueron estimulados por su madre, ya que lo protegía por la enfermedad hereditaria denominada focomelia, que le provocó nacer sin dos dedos de la mano y de los pies.

Estanislao Sureda “Laíto” hasta mayo de 1955 había sido el cantante de planta de La Sonora Matancera, pero al tener una desavenencia con Rogelio, Manteca el timbalero que lo había visto y oído a Celio, se lo recomendó al director Martínez. Lo llamaron a la oficina del conjunto en Puerta Cerrada #207 (en 1958 la dirección era Avenida España #262, cerca de la Termoeléctrica de Tallapiedra) la prueba fue favorable para los oídos de Severino Ramos y así se convirtió en el tercer cantante de planta de La Sonora Matancera. Después de Celio fungieron como cantantes de planta: Willy Rodríguez “El Baby” entre 1960 y 1965; Justo Betancourt 1966 a 1971 y el boricua, Eladio Peguero “Yayo El Indio” entre 1971 y 1994.

Celio fue el tercer cantante en cantidad de grabaciones con 104, Celia grabó 187 y Bienvenido Granda 213.

En la película cubana de 1957, Olé Cuba, Celio González canta con La Sonora la guaracha, No Te Quedes Mirando de Humberto Jauma y Celia Cruz canta Me voy a Pinar del Río.

Otro de los éxitos de Celio fue Besito de Coco. Falleció en 2004 a los 80 años.

La Sonora Matancera tenía una limosina especial de color gris y verde para moverse para todos lados.

La Sonora Matancera colaboró con varias mujeres en diferentes períodos, algunas vedettes eran parte del espectáculo.

En abril de 1956, Nelson Pinedo con Celia Cruz y La Sonora Matancera realizaron una extensa gira por Costa Rica, Nicaragua y Colombia. En Medellín el 20 de abril actuaron en el Teatro Junín.

Regresaron en 1957 ahora con Carlos Argentino como el cantante estrella, visitaron Barranquilla, Bogotá, Cali, Medellín. Luego siguieron para Perú y en Lima debutaron en Radio Centro situado en el sector llamado La Cabaña, un amplio lugar en donde se acomodaron para bailar más de 1,000 personas. En Radio Lima tuvieron 4 audiciones que para gozo de los coleccionistas se conservan grabadas en muy buenas condiciones. La despedida en el país andino ocurrió en la Plaza de Acho, una de las más antiguas plazas de toros de América. Al finalizar la Sonora Matancera su actuación, Celio González fue sacado en hombros por los aficionados, como si hubiera recibido las dos orejas y el rabo como premio a su labor taurina.

El 22 de febrero de 1957 grabó con La Sonora el cantante boricua, Johnny López. Y el 6 de agosto grabó el uruguayo Chito Galindo el bolero “Consuélame” de Julio Blanco Leonard.

En 1958, Nelson Pinedo, Vicentico Valdés y Leo Marini luego de grabar con La Sonora ese año se retiraron.

El 23 de enero de 1958, el venezolano Víctor Piñero grabó la guaracha de Porfirio Jiménez “No Quiero Nada Con Su Mujer”. El 26 de octubre lo mismo hizo Reynaldo Hierrezuelo, conocido como Rey Caney, grabó su primer tema, el bolero de su autoría “Quiero Emborracharme”. 

A lo largo de la década de 1950, en los programas en vivo que tenían en Radio Progreso y C.M.Q., actuaron diversos cantantes que no llegaron a realizar grabaciones en un estudio con la Sonora. Solo hicieron actuaciones en vivo. Es el caso de Orlando Vallejo, Sarita Arceo, Tito Cortés, Caridad Cuervo, Polito Galíndez y Manolo Barquín, entre otros. En una visita que realizó a Cuba en 1955, Pedro Vargas cantó a dúo con Celia Cruz el bolero “Obsesión” que hiciera famoso Daniel Santos. A principios de los años 1960, en una actuación de La Sonora Matancera en el programa “El Estudio Raleigh de Pedro Vargas” cuando ya residían en México, cantaron juntos el tema “Por Dos Caminos” que hiciera famoso Bienvenido Granda.

En 1959 al llegar la tormenta, Carlos Argentino y Celio González también se retiraron, quedando solamente como cantante de planta, Celia Cruz. 

Fue el 10 de mayo de 1960 cuando La Sonora Matancera con Celia Cruz como cantante grabaron su último disco en Cuba.

El 14 de junio de 1960 (Celia dijo fue en julio), Rogelio Martínez, director de la Sonora Matancera, llamó a Celia para confirmarle que en 24 horas saldrían rumbo a México, para que preparara sus maletas y todo lo necesario para el viaje.

Simón, su padre, estaba muy delicado de salud, su madre, Ollita había sido diagnosticada de cáncer, algo que la afectó mucho. 

Tenían un contrato para actuar en el Terrazza Cassino, ubicado en Insurgentes Sur 953 esquina a Pensilvania y propiedad del Sordo Noriega. Había sido reinaugurado el 10 de abril de 1959.

Todo estaba listo para salir menos los permisos de salida del gobierno castrista, sin embargo, Rogelio los consiguió con facilidad, algo que Celia nunca llegó a saber cómo lo logró.

El 15 de junio de 1960, Celia desayunó con su madre. Le dijo que volvería para la Nochebuena. Toda la familia se montó en el carro y arrancaron para el aeropuerto, menos su padre que estaba tan mal que Celia había dejado pagados los trámites para su sepelio.

Celia y su familia llegaron con 2 horas de anticipación al aeropuerto de La Habana. Todavía no aparecía ningún integrante de La Sonora. Faltaba una hora para el vuelo cuando apareció Rogelio Martínez con todos los documentos bajo el brazo. Luego siguieron apareciendo, uno por uno, sus compañeros hasta que el terminal se llenó, puesto que todos llegaron con sus familias para ser despedidos.

Comenzaron a llamarlos para abordar el avión, sin saber que sería la última vez. Cerraron la puerta y todos se asomaron por las ventanillas para seguir despidiéndose. Celia se acomodó al lado de Pedro Knight.

Cuando el avión de Cubana de Aviación estaba por entrar en México, Rogelio se levantó y les dijo: “Caballeros este vuelo no tiene regreso”. Todos se quedaron fríos. 

A Celia le corrió un escalofrío por todo el cuerpo y el estómago se le encogió de la angustia. Pedro se puso serio, le apretó la mano y ella soltó un llanto desolador. “Dejé a mi mamá, dejé a mi tierra, dejé mi vida, a mi familia y a tantos amigos”.

El 3 de agosto de 1950 se habían conocido Celia y Pedro en los ensayos en Radio Progreso quien se integraba como voz femenina invitada por la radiodifusora de la agrupación.

Fue una sólida amistad que los llevó al altar el 14 de julio de 1962 en Connecticut.

Apenas unos días antes de cumplir su primer mes en México, Celia se enteró que Simón, su padre, había fallecido. En abril de 1962, horas antes de un espectáculo en Nueva York, recibió la noticia de que Ollita, su amada madre, también había fallecido. Desde entonces Celia juró nunca más volver a Cuba, ni aún muerta, salvo se termine el régimen castrista y cumplió.

Al llegar a México fueron recibidos por Iván Restrepo, el periodista de Novedades, columnista del suplemento México en la Cultura, quien era pareja de Margo Su, propietaria del Teatro Blanquita, donde también la Sonora se llegó a presentar antes de irse a Nueva York. 

En una calle de Pensilvania de la colonia Nápoles, Restrepo le consiguió una casa amueblada a la pareja Celia Cruz y Pedro Knight.

En 1961, se reincorporó Celio González y se unió al grupo Emilio Domínguez “El Jarocho”, grabando su primer tema el 10 de octubre, Nochebuena de Lucho Bermúdez.

Ingresa a la agrupación como percusionista Mario Muñoz “Papaíto”. En esos tiempos grabaron discos fuera de Cuba.

El colombiano Tito Cortés fue otro de los que cantó junto a la Sonora en 1961, pero que no aparece en ningún registro.

En 1962, el venezolano Víctor Piñero grabó “Puente sobre el Lago” para conmemorar la inauguración del puente General Rafael Urdaneta, sobre el Lago de Maracaibo.

El 13 de abril de 1963, Celio y La Sonora grabaron para el sello SEECO el bolero Vendaval Sin Rumbo, del compositor cubano José D. Quiñones, donde recibieron un Disco de Plata.

En 1965, año difícil para la Sonora Matancera ya que se retiran definitivamente como cantantes estelares Celio González y Celia Cruz.

En 1966 se retiró, el cantante Willy Rodríguez y el trompetista Pedro Knight en 1967.

También en 1966 culminan su contrato para la SEECO Récords, creando entonces su propio sello M.R.V.A. e ingresaron los cantantes Elliot Romero, Justo Betancourt, Máximo Barrientos y Tony Díaz.

En 1967 entró como segunda trompeta Ramón Emilio Aracena “Chiripa” que se quedó hasta 1971. También ingresaron los cantantes Linda Leyda y Gladys Julio. Kary Infante entró en 1968. En 1969 se incorporó una tremenda persona y un gran cubano, Roberto Torres, el ídolo de Güines, quien no hizo grabaciones en estudio con La Sonora, solamente muchas grabaciones en vivo, aunque nunca como solista. Estuvo hasta 1972.

La Sonora Matancera continuó grabando, actuando en clubes de baile y girando en el extranjero. A principios de la década de 1970, el conjunto tocó en el Carnegie Hall. Eventualmente, viajaría a Europa, tocando en España, Francia, Alemania y Finlandia.

En 1970 se retiraron todos los cantantes ingresados desde 1966, quedando solamente Camilo Rodríguez, aunque se reincorporaron por breve tiempo algunas de las voces legendarias como Leo Marini, Celio González y Carlos Argentino para grabar con Orfeón en México.

En 1971 ingresó Eladio Peguero Vega, más conocido como “Yayo El Indio”, como cantante de planta de la agrupación. Del mismo modo ingresó como trompetista Saúl Torres en sustitución de Ramón E. Aracena“Chiripa”.

En 1973 se sumó al grupo Welfo Gutiérrez quien permaneció como cantante hasta 1976.

En 1974 la célebre cantante mexicana Toña La Negra realizó dos grabaciones con La Sonora Matancera. En ese año salió del grupo el trompetista Saúl Torres y fue sustituido por Nelson Feliciano, que salió a inicios de 1976, a su vez fue reemplazado por Hilario Dorval hasta 1977.

Los colombianos y musicófilos del Valle del Cauca disfrutaron a rabiar en 1976 la visita de la Sonora Matancera con sus cantantes en esa gira: Celia Cruz, Miguelito Valdés, Carlos Argentino, Celio González, Jorge Maldonado y Eladio Peguero “Yayo El Indio”.

En 1976 por problemas de salud se retiró después de 32 años, el mítico pianista Lino Frías, siendo reemplazado por Javier Vázquez. Desde finales de 1975 se sabía que Welfo Gutiérrez salía como cantante de la Sonora y gracias a las recomendaciones del trompetista Nelson Feliciano y del cantante “Yayo El Indio”, en enero de 1976, Rogelio Martínez aceptó como cantante al boricua Jorge Maldonado. Varios trompetistas durante esta década desfilaron por la Sonora. De 1975 a 1977 la tercera trompeta fue Raymond González. En 1977 ingresó Alfredo “Chocolate” Armenteros y permaneció hasta 1980.

En 1977, Miguelito Valdés volvió a grabar con la agrupación. En 1978 Calixto Leicea dejó de grabar, pero continuó acompañando a la agrupación.

En la década de 1980 la Sonora Matancera perdió la originalidad que por tantos años la caracterizó, dando paso a la modernidad del sonido, electrizando el bajo y el piano. También se dieron dos reencuentros emotivos y el retiro en 1980 de Ángel Alfonso Furias “Yiyo”, reemplazándolo en la tumbadora Alberto Valdés.

En 1981, firmaron contrato con Fania Récords, quienes los incluyeron en su nueva filial Bárbaro Récords, permaneciendo hasta 1984. Justo Betancourt regresó en 1981 grabando un disco de larga duración y en 1982, se reencuentran emotivamente Celia Cruz y la Sonora Matancera, grabando también una larga duración que titularon “Feliz Encuentro”. Ingresó solo por ese año como cantante Cali Alemán. Hubo también artistas de renombre invitados, es el caso de Johnny Pacheco quien participó en el tema “El Tornillo”, del álbum Tradición, grabado en 1983 con la voz principal de “Yayo El Indio” y en 1984 grabó un disco con el conjunto, Ismael Miranda, una de las voces más reconocidas de Fania All Stars.

El 5 de marzo de 1987, Celia Cruz y La Sonora Matancera coincidieron en la Plaza España con la orquesta Billo’s Caracas Boys durante los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife y lograron un récord Guinness al cantar frente a 240,000 personas.

Para celebrar los 65 años de la fundación de La Sonora Matancera se celebró en el Central Park de Nueva York el 1 de julio de 1989, con la integración de Gilda Mirós, de todos los componentes con vida de la Sonora Matancera como también de sus cantantes. También grabaron las presentaciones que tuvieron en el Carnegie Hall. 

Sería la última vez que todos se juntaban en conciertos. Se presentaron cantando Celia Cruz, Daniel Santos, Vicentico Valdés, Alberto Beltrán, Nelson Pinedo, Celio González, Leo Marini, Alberto Pérez, Bobby Capó, Carlos Argentino, Jorge Maldonado, Welfo Gutiérrez, Roberto Torres, “Yayo el Indio” y desde luego Carlos Manuel Alfonso Díaz “Caíto” y Rogelio Martínez Díaz. En diciembre de ese año falleció Bobby Capó.

En junio de 1990 hicieron presentaciones en Cali, Colombia, pero en septiembre falleció una de las piedras angulares del conjunto, Carlos M. Díaz “Caíto”, entrando por él Fernando Lavoy. En 1993 retornó Willy Rodríguez, y grabaron su última producción, “De Nuevo México”, donde participó como invitado Adalberto Santiago. Yayo El Indio se retiró al año siguiente. 

A partir de ese momento se empezaron los preparativos para la celebración del 75 aniversario de la agrupación. 

El 13 de mayo de 2001 falleció su segundo director Rogelio Martínez Díaz, a los 95 años y se pensó que había llegado el final del conjunto. Sin embargo, en 2003, el pianista y desde 1955, arreglista del conjunto, Javier Vásquez Lauzurica, hijo de uno de los fundadores del grupo Pablo Vásquez “Bubú” y hermano del bajista Elpidio Vásquez Lauzurica, decidió dejar a un lado otros proyectos y en acuerdo con Rogelio Martínez Jr., decidió tomar la batuta del conjunto y asumió la dirección de este. Fijó la residencia del grupo en Las Vegas, Nevada y desde allí continúa con una labor que se inició hace casi 101 años.

Durante una presentación en México en el 2002, Celia sufrió un percance de salud que resultó ser un síntoma del glioma (un tumor cerebral muy agresivo) que padecía. Se sometió a una operación para extirparlo. Finalmente logró dejar su último disco, Regalo del alma. El 16 de julio de 2003, falleció en su casa de Fort Lee (Nueva Jersey) a los 77 años pues pese a los procedimientos no le ganó la batalla a la enfermedad. 

En 2005 La Sonora Matancera estaba integrada por: Luis Cruz, en el piano; Javier Vázquez, piano y director; Henry Santiago, tumbadora; Jaime Ramos, contrabajo; Armando Fajardo en los timbales; Pedro Balseiro y Domingo Suárez en las trompetas, Luis Chansoulme y Massiel Andreu como vocalistas.

En el año 2009 lanzaron un nuevo disco con algunos temas viejos del conjunto y temas inéditos en un trabajo que titularon “Hay Sonora Pa’ Rato”, su principal vocalista, el boricua Darío Rosado.

El escritor costarricense Mario Zaldívar Rivera, autor del libro El mito de La Sonora Matancera, su trascendencia radica en la memoria musical que construyó a su paso por América Latina, durante sus giras por distintos centros de ocio o desde la radio.  

Mario recuerda cómo en su barrio natal de San José “se oían en las esquinas a la Matancera, en los puestos misceláneos, en las pulperías, las cantinas reproduciendo éxitos grabados”. 

Lo mismo Salazar, quien rememora la música de fondo de la Sonora en el cabaré La Fuente, el teatro Follies o el Lírico, o en los salones México y Los Ángeles, a donde la Sonora asistió por primera vez a mediados de los 50.

Por lo menos fueron 57 los cantantes de La Sonora Matancera fueron, 22 de 9 países y 35 de Cuba. 

Ostenta el título de ser la orquesta más antigua del planeta y su extensa discografía, más de 4,000 grabaciones de ritmos tropicales entre los que se cuentan el son, guaguancó, guaracha, bolero, merecumbé, mambo, chachachá y cumbia son testigo de ello. 

La Sonora tocó en, Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Aruba, Curazao, Colombia, Perú, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Chile, Argentina y Uruguay.

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