Mensaje Inspiracional. El molino de sal

Written by Libre Online

4 de febrero de 2025

Existió hace mucho tiempo en el norte de Europa, un navegante de buen corazón pero bastante ambicioso. Este capitán, pagaba bien a sus hombres y siempre tenía en mente algún nuevo proyecto. 

Un día, desembarcaron en un pequeño puerto de Noruega. El capitán del barco se fijó en un anciano de larga barba blanca y gorro de lana tupida bien calada hasta las orejas. Vendía en el mercado enormes bloques de sal. 

Decidió comprarlas todas. ‘Me darán mucho dinero por la sal en otros lugares’- pensó. Tuvo que pedir ayuda a su tripulación para trasladar los pesados bloques hasta la bodega del barco. El problema era, pensó después, dividirlos en bloques pequeños… Aún así, partieron al día siguiente. 

El capitán estaba contento con su nueva mercancía. El día era fantástico y el mar estaba en calma, pero al cabo de muchas horas, se levantó una tempestad, y el barco, zarandeado con fuerza, terminó a orillas de una extraño islote. 

El capitán desembarcó allí junto a unos cuantos grumetes. Se adentraron en un bosque, sigilosos, y pararon al escuchar un extraño sonido. ‘Griiii, griiii, griiii’, se oía. 

Se acercaron a escondidas y de pronto vieron a un mago, que usaba un extraño artilugio para partir piedras sin tocar nada. Era un molino. El mago echaba las piedras y solo decía:

– Muélete que te muele, muélete que te muele… 

Y las piedras salían del molino convertidas en polvo fino. 

– Ese cacharro debe ser mío- dijo para sí el capitán del barco- Con él podrá transformar en grano los bloques de sal que compré, y podré venderla en pequeñas cantidades, en saquitos. 

Así que esperaron con paciencia a que el mago se fuera. Y en cuanto el molino se quedó solo, se lo llevaron hasta el barco y partieron de nuevo a alta mar. 

¡Qué contento estaba el capitán! Ya en la bodega, al día siguiente decidió poner en marcha el molino de sal. Metió el capitán un enorme bloque de sal a esa extraña máquina y pronunció en voz alta las palabras que había oído decir al mago: 

– Muélete que te muele, muélete que te muele.

El molinillo comenzó a funcionar y efectivamente, el bloque de sal empezó a triturarse. Salía la sal más fina que la arena de la playa. 

– ¡La de saquitos de sal que podré vender! ¡Me haré rico!- exclamó el capitán eufórico. 

Sin embargo, el molino no dejaba de moler y él no sabía cómo pararlo. La sal comenzó a inundar la bodega y tuvo que salir de allí. Pronto empezó a inundar toda la cubierta, y tanto tripulantes como el propio capitán, tuvieron que saltar por la borda. 

Consiguieron llegar a nado hasta una orilla no muy lejana, y desde allí vieron cómo el barco se hundía sin remedio. Cuentan que desde entonces, el mar comenzó a ser salado, porque el molino, hundido en las profundidades del océano, no cesa nunca de moler sal.

La leyenda El molino de sal también se conoce como El molino mágico, y cuenta con una versión mucho más corta y diferente.

La segunda versión de esta leyenda, cuenta que existió hace mucho en Noruega un gigante que poseía un molino mágico capaz de moler sal. Solo había que decir las palabras mágicas: 

– Muele y tritura, muele y tritura.

Pero un día, el gigante decidió regalar su molino mágico a una viuda, que no tenía trabajo y debía mantener a una hija. 

Las mujeres, que eran humildes y bondadosas, usaron el molino lo justo, para fabricar sal y venderla cada día en el mercado. De esta forma, ganaban lo suficiente para comer. 

Pero un duende muy celoso se enteró de cómo conseguían la sal aquellas mujeres. Estuvo observándolas y, lleno de envidia, aprovechó un día que salían para el mercado para entrar en su casa y llevarse el molino de sal. Para que no lo encontraran nunca más, lo lanzó con fuerza al mar. Por eso, dicen, el molino se puso a moler sal sin parar en el fondo del océano. Y por eso, dicen, el mar es salado. 

Reflexiones sobre la 

leyenda El molino de sal 

La avaricia puede llevarnos a perderlo todo. Y los celos, a hacer un daño irreparable a otros. Analizamos las reflexiones que podemos sacar a raíz de las dos versiones de esta popular leyenda noruega, ‘El molino de sal’ o ‘El molino mágico’: 

• No rebases el límite: El capitán de barco de la leyenda ‘El molino de sal’ era una buena persona, pero tenía un pequeño problema que le hacía incapaz de controlar algunas emociones. Era ambicioso y quería más y más. Y aunque luego repartiera de forma justa las ganancias, esta ambición suponía un grave peligro para él y sus tripulantes. 

La inteligencia le hizo prosperar en los negocios. La idea de comprar sal era muy buena. Más aún la de venderla en pequeñas cantidades. Pero la avaricia le pudo y olvidó algo esencial antes de lanzarse a un proyecto tan ambicioso: la prudencia. Solo se fijó en cómo poner en marcha el molinillo mágico, pero no pensó en cómo se debía detener. Una vez más, la ambición y la avaricia demuestran que son cegadoras y capaces de llevarnos a cometer un error imperdonable. Por ese ‘pequeño’ despiste, el capitán del barco lo perdió todo.

• Los celos destructivos: La segunda versión de esta leyenda, ‘El molino de sal’ o ‘El molino mágico’, nos habla de celos, y de cómo podemos causar mucho daño si nos dejamos llevar por ellos. 

Frente al generoso y caritativo gesto del gigante, que regala su bien más preciado a una mujer que necesita dinero para mantener a su hija, se enfrenta una emoción destructiva, la de los celos de un misterioso duende, que no puede asumir que alguien pueda tener algo de forma ‘gratuita’, que alguien pueda ser feliz, sin más, gracias a la ayuda de otros. El duende quiere arrebatarle la felicidad que él no posee a la mujer viuda y su hija, y para eso roba el molino mágico. Al lanzarlo al mar, genera sin querer la leyenda de por qué el mar es salado.

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