CARLOS AGÜERO GARCÍA

Written by Libre Online

4 de febrero de 2025

Jorge Quintana (1957)

En la legión de patriotas que Camagüey ofrece a la causa de la libertad de Cuba, el general de brigada Carlos Agüero García figura en un lugar distinguido. Fue un camagüeyano típico que nació, vivió y murió en Camagüey. Casi diríamos que de aquel terruño no salió nunca, como no fuera a operar militarmente en defensa de la patria esclavizada y para ello cuando tuvo que hacerlo lo hizo en la región camagüeyana. Por ello, al ocurrir su muerte en 1939, ya muy próximo a cumplir los cien años, el pueblo de Camagüey acompañó su cadáver hasta el cementerio de su ciudad natal con muestras muy sinceras de verdadero dolor.

El 14 de junio de 1843 nació en la ciudad de Camagüey Carlos Agüero y García. Su familia vivía a la sazón en la calle de San Fernando hoy Bartolomé Masó. Sus padres eran gente sencilla, pero acomodada económicamente. Tenían tierras que cultivaban. Se llamaban Miguel Agüero y Regina García. Pocos días después le llevaban a la Iglesia de La Soledad donde le bautizaron en el seno de la religión católica.

Su niñez fue deslizándose en medio de aquellas luchas de 1850, cuando Joaquín de Agüero decidió secundar el movimiento que en los Estados Unidos organizaba Narciso López. Apenas si tenía ocho años cuando los camagüeyanos vistieron de luto por el fusilamiento de Joaquín de Agüero y sus amigos. Lógico que, ante aquel cuadro espantoso de fusilamientos, sangre, torturas y atropellos, la mente del niño se le fuese transformando en la conciencia del luchador por las libertades de su patria. Ese ha sido siempre el saldo que las tiranías han traído a los pueblos. Un saldo favorable de luchadores sinceros que se disponen a sacrificarlo todo por la libertad de su patria.

En su ciudad natal recibe la instrucción primaria. Después se dedicó a cultivar la tierra, administrando una finca de la propiedad de sus padres. Y mientras el niño crecía y se hacía hombre, la conciencia revolucionaria cubana se ensanchaba disponiéndose a organizar, con perfecta eficiencia, la insurrección del pueblo cubano. 

El 10 de octubre de 1868, cuando el joven Carlos Agüero acababa de cumplir veinticinco años, en La Demajagua se subleva el abogado bayamés Carlos Manuel de Céspedes. Los camagüeyanos se disponen a responder presente y salen a la manigua, secundando la acción de los orientales. 

El 26 de noviembre de 1868 ya encontramos al joven Carlos Agüero García entre el grupo de patriotas camagüeyanos que se hallan presentes en la reunión del Paradero de Minas, donde Napoleón Arango propone la sumisión y Valmaseda y su hermano Augusto en unión de Ignacio Agramonte y otros patriotas se le oponen, elevándose a una altura a nivel con la grandeza histórica del momento. Napoleón Arango tuvo que abandonar las filas patriotas donde trataba de infiltrarse con sus manejos traidores. Augusto Arango asume la Jefatura de las fuerzas libertadoras. Carlos Agüero es designado capitán de las tropas que manda.

A sus órdenes combate dos días después, el 28 de noviembre, en Bonilla, donde el propio conde de Valmaseda es derrotado y obligado a retirarse en fuga. El 30 de noviembre el general Arango bate de nuevo al conde de Valmaseda en Arenillas. 

A su lado se encontraba el capitán Carlos Agüero. El 23 de diciembre de ese mismo año de 1868 toma parte en la acción librada por los generales Augusto Arango y Ángel del Castillo contra el conde de Valmaseda, al que obligan a buscar refugio en Cascorro.

El 26 de enero de 1869 ya Augusto Arango había caído en las redes tendidas por su hermano que lo convence para que vaya a Camagüey a entrevistarse con el general Mena. En la finca La Atalaya el general Arango dispone que el capitán Carlos Agüero se quede al frente de las fuerzas, mientras él, acompañado de su asistente, se dirige a la ciudad de Camagüey. Al llegar al Casino Campestre le detienen. Son tropas españolas que no respetan nada. 

El general Augusto Arango y su asistente son muertos a tiros. Después sus cadáveres son exhibidos en la ciudad de Camagüey como si fueran trofeos de una gran batalla. Aquel hecho proditorio levantó a la conciencia cubana. Los españoles reconocerían después que el asesinato de Augusto Arango quitó toda posibilidad —si es que la había habido— de un entendimiento entre cubanos y españoles. 

Con las fuerzas de La Atalaya el capitán Agüero se retiró presentándose al general Ignacio Agramonte al que le hizo entrega de las mismas, a la vez que solicitaba se le incorporara, como soldado raso, al arma de caballería. El general Agramonte accedió y pronto el soldado Carlos Agüero se distinguía, al extremo de que el 3 de mayo de 1869, ya le encontramos ascendido a cabo tomando parte en el combate de Ceja de Altagracia.

El 19 de Julio de 1869 figuraba entre los mambises que a las órdenes del general Agramonte atacan a la ciudad de Camagüey defendida a la sazón por el general dominicano al servicio de España Eusebio Pueyo, quien se vio obligado a combatir en la Plaza de la Caridad por espacio de más de una hora para poder impedir que la ciudad cayese en manos de los cubanos. Un mes más tarde, el 19 de agosto de 1869, le encontramos ya ascendido a alférez, tomando parte en el ataque a las Tunas. En 1871 ya era teniente. 

En 1872 ya había ascendido a capitán. El 22 de julio de ese año de 1872 toma parte en la acción del Salado, donde el mayor general Ignacio Agramonte, herido de bala, derrota y hace prisionero al teniente del Ejército Español Luis González Estévez que mandaba la fuerza enemiga, que también estaba herido. El 25 de julio, tres días más tarde, el general Agramonte se bate en Jacinto. A su lado se hallaba el capitán Agüero. Fue en esa acción donde quedó tendido, entre los muertos enemigos, el capitán Alfau.

El 11 de mayo de 1873 el mayor general Ignacio Agramonte cae en la acción de Jimaguayú. Entre los oficiales que se hallaban presentes figura el capitán Carlos Agüero, que pasó entonces a operar a las órdenes del mayor general Máximo Gómez, enviado desde la Presidencia de la República, para sustituir al adalid camagüeyano caído.

El 28 de septiembre de ese mismo año de 1873, el mayor general Máximo Gómez ataca a Santa Cruz del Sur. A sus órdenes marcha el capitán Agüero que admira al caudillo dominicano con el mismo fervor con que antes admiraba a Ignacio Agramonte. El 2 de diciembre de 1873 el general Gómez da la macheteada de Palo Seco. El 10 de febrero de 1874 combate en Potrero Naranjo. El 11 en Mojacasabe donde derrota al brigadier Bascones. Y el 15 de marzo de 1874 libra la batalla de Las Guásimas, la más ardua polémica militar de esa campaña y de casi todas las guerras cubanas. Duró cuatro días. 

Los españoles no pudieron romper el cerco que le había tendido el general guerrero del general Gómez. Difícil les fue emprender la retirada mientras el general Gómez podía ufanarse de haber derrotado a dos brigadieres del ejército español, a Bascones y a Armiñán con fuerzas de artillería, infantería y caballería. Uno de los oficiales camagüeyanos que tomó parte en la acción es el capitán Carlos Agüero.

El 12 de abril de ese mismo año combate al lado del general Gómez en el asalto a San Miguel. El 29 de noviembre será en el asalto a Cascorro. Después en San Jerónimo. El 25 de agosto de 1875, ya ascendido a comandante, toma parte en un nuevo asalto a Nuevitas. En 1877, siendo teniente coronel y mandando el Regimiento Caonao, fue hecho prisionero, habiendo salvado la vida por la circunstancia de que ya estaba en Cuba actuando, con sus planes pacificadores, el general Arsenio Martínez Campos.

Al ser libertado, en 1878, como consecuencia del Pacto del Zanjón, el teniente coronel Carlos Agüero se reúne con su esposa Teresa García Romero, con la que había contraído matrimonio en plena manigua y de cuya unión ya había venido al mundo, también en plena manigua, la primera de sus hijas, Rosa Agüero y García. Una vez en libertad se entregó con nuevos ardores a la conspiración que preparaba la Guerra Chiquita. 

El 13 de septiembre de 1879, el patriota cubano que firmaba con el seudónimo de Ricayune, escribía a Leandro Rodríguez, Tesorero del Comité Revolucionario que funcionaba en Nueva York, informándole que tenía noticias de que el gobierno español había enviado asesinos a sueldo para que dieran muerte a Carlos Agüero. Una prisión anticipada le impide tomar parte en la campaña de la Guerra Chiquita, para la cual se le había extendido diploma de coronel. Libertado, se entregó a cuidar de su familia, atendiendo a sus necesidades. Dos hijos más le habrán de nacer en ese período que va de 1879 a 1895, un varón y otra hembra

Comprometido a sublevarse en 1895, Carlos Agüero y García sale al campo el 13 de mayo de ese mismo año, secundando así la acción del Marqués de Santa Lucía. El 5 de junio el mayor general Máximo Gómez lo encuentra en los campos de Camagüey ya sublevado y lo incorpora a su Cuartel General, reconociéndole el grado de coronel. En diciembre de ese mismo año de 1895 pasa al Cuartel General del Mayor general José María Rodríguez, destinado para la jefatura del Tercer Cuerpo de Ejército que operaba en Camagüey. En febrero de 1896 pasa a mandar la Brigada del Este de la Segunda División del Tercer Cuerpo. 

El 26 de junio de ese mismo año de 1896 el Consejo de Gobierno, presidido por el mayor general Bartolomé Masó aprueba la propuesta del mayor general Máximo Gómez, ascendiendo al coronel Carlos Agüero y García al grado de general de brigada. Mandaba entonces la Segunda División del Tercer Cuerpo. 

En las primeras semanas de 1897 se hace cargo del mando de la jefatura de las fuerzas que daban escolta al Consejo de Gobierno. En febrero de 1898 es designado jefe de la Tercera Brigada de la Segunda División del Tercer Cuerpo, en cuyo mando se hallaba al concluir la campaña, unos meses después. El 17 de noviembre la Comisión Ejecutiva de la Asamblea de Representantes del Ejército Libertador, presidida por el Dr. Francisco Díaz Vivó acuerda acceder al licenciamiento voluntario solicitado por el general Carlos Agüero García. 

Trece días más tarde, el 30 de ese mismo mes de noviembre, el general Carlos Agüero García entra en su ciudad natal al frente de las huestes libertadoras. De sus campañas traía, como única recompensa el honroso título de libertador, la pérdida del ojo derecho y seis cicatrices que eran las huellas de seis balazos recibidos en el campo de batalla. En 1899 lo designan en el modesto cargo de Recaudador de Contribuciones en el barrio de Minas, Camagüey.

Modesto, sencillo, franco, cordial, cuando el Partido Nacional, en 1901, lo quiere postular candidato a representante tropieza con la negativa rotunda del viejo libertador, que no acepta porque entiende que no sabiendo de leyes debe dejar esa posición para otros cubanos más preparados. El Partido Moderado le ofrece la postulación para la Alcaldía de Camagüey que tampoco acepta, como no quiso aceptar en otra ocasión la candidatura para el Gobierno Provincial de Camagüey.

Con su modesta paga del Ejército Libertador adquirió una pequeña finca donde se refugió con su familia. Todavía, en 1917, tiene arrestos para lanzarse a la protesta por los atropellos llevados a cabo por el Gobierno del mayor general Mario García Menocal con los liberales. Después de ese gesto se retira de toda actividad pública. El 21 de enero de 1939, a los noventa y seis años de edad, fallece en su ciudad natal el general de brigada del Ejército Libertador Carlos Agüero y García. Por toda herencia dejó a los cubanos su historia personal.

Temas similares…

El rascacielos rompecabezas

El rascacielos rompecabezas

Tirana, la capital de Albania, en Europa, contará con un edificio único en su tipo: una torre de 70 metros de altura...

0 comentarios

Enviar un comentario