“El reverendo Martín N. Añorga fue siempre un hijo de Dios”, porque él incentivó la fe religiosa y la esperanza a la par con los valores morales de la unión familiar, recordó el padre Alberto Cutié.
El padre Alberto recordó que el Rev. Añorga lo apoyó cuando salió de la iglesia católica y se vinculó a la presbiteriana para desde allí cumplir una misión creciente y humanitaria siendo ya un padre de familia.
“Era un hombre que amaba no solo la parte religiosa sino también la parte periodística ya que desde su columna en el semanario LIBRE difundía toda clase de consejos para bien de la humanidad”, sostuvo.
“Eran muy populares y acertados sus consejos que tenían una gran difusión y apego entre los lectores a quienes invitaba a preservar la unión familiar y a mantener los valores por encima de todo”, señaló.
“Fue un hombre con tanta sabia que tocaba los problemas que vivían las personas a diario y, a la vez, infundía esperanza entre los exiliados cubanos de que algún día la isla sería libre y soberana”, acotó.
“Lo quise como un hermano y tuve el privilegio además de haberlo conocido cuando apenas yo tenía 13 años y él era el pastor de unos amigos y vecinos míos”, recordó el padre Alberto Cutié.
“Y después en mi vida en el seminario el Rev. Añorga se convirtió en uno de los líderes religiosos de mi preferencia. De él recibí muchas enseñanzas que fueron fructíferas en mi vida religiosa”, expresó.
“El Reverendo Martín Añorga no veía divisiones ni fronteras religiosas ya que era un pastor a toda prueba que, creía supremamente en Jesucristo y quería que todos fuéramos hermanos sin distingos de credos así fuéramos católicos o protestantes”, agregó.
“Incluso dentro o fuera de una sinagoga porque, en el fondo, era un hijo de Dios que se preocupaba de que todos vivieran en unión, sin odios ni venganzas”, señaló.
“Como un líder para los cubanos del exilio, el Rev. Martín Añorga hacía todo lo posible e imposible para que la comunidad viviera en absoluta paz”, recalcó.
“Escribía toda clase de temas de interés para el exilio cubano: sobre las Damas de Blanco, o sobre todos los problemas que vive el pueblo, torturado y agobiado por la presencia del comunismo”, afirmó.
“Su pérdida es muy difícil de superar porque él era un mentor incomparable y un verdadero hombre de Dios, necesario en el exilio de Miami”, afirmó.
“Era un hombre de profunda fe y siempre que lo encontraba me decía que estaba muy ocupado preparando su columna para LIBRE y esto enriqueció la amistad tan profunda que tenía con Demetrio Pérez Jr., fundador de este semanario y de las escuelas LINCOLN-MARTÍ para quien fue como un padre”, añadió.
“Siempre se preocupó por mantener unido al exilio en fe y en oración. He perdido a mi principal guía espiritual”, añadió.
“Tenemos que buscar una nueva generación de líderes religiosos en el exilio porque la lucha por la libertad y la democracia en Cuba no se ha acabado y necesitamos guías espirituales como el Rev. Añorga que nos ayuden a mantener nuestra fe patriótica”, sintetizó.
“Le pido a Dios que realmente pueda haber un cambio para Cuba, Venezuela y Nicaragua y, en esto, siempre nos va a faltar un guía espiritual como el Rev. Añorga que llegaba fácilmente con su palabra a todos sus lectores”, aseguró.
“Muchos fieles encontraron a Dios aquí en Miami porque en Cuba incluso no se podían bautizar y gracias al Rev. Añorga hoy siguen el camino de Dios”, puntualizó.
“Añorga era de todos nosotros y nosotros de él. Cuando Dios me pidió que fuera un sacerdote romano episcopal, el primero que me llamó para apoyarme fue el Reverendo Añorga”, recalcó.
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