El primer comunista cubano conocido fue Pablo Lafargue (Paul), que nació en Santiago de Cuba en 1842. Fue periodista, médico, teórico político y revolucionario.
Nacido en una familia acomodada franco-cubana-dominicana, salió de Cuba en 1851, pasando la mayor parte de su vida en Francia, aunque también pasó períodos ocasionales en Inglaterra y España.
Su contacto con Karl Marx (del que llegó a ser su yerno al casarse con su segunda hija, Laura) acabó siendo determinante.
Lenin lo describió como uno de “los más talentosos y profundos divulgadores de las ideas del marxismo”.
Tras el episodio revolucionario de la Comuna de París de 1871, la represión política lo obligó a emigrar a España. Se estableció en Madrid, donde contactó con algunos miembros locales de la Internacional Comunista, como el tipógrafo Pablo Iglesias Posse (1850-1925) fundador del PSOE el 2 de mayo de 1879 en la taberna Casa Labra situada en la calle Tetuán #12 muy cerca de la Puerta del Sol en Madrid, a la que asistieron 25 (16 tipógrafos, 4 médicos, 1 doctor, 2 joyeros, 1 marmolista y 1 zapatero). Este Iglesias Posse no tiene relación familiar con Pablo Manuel Iglesias Turrión del Partido Podemos (el coleta).
La obra más conocida de Lafargue es El derecho a la pereza. Murió en 1911 a la edad de 69 años junto a su esposa Laura en un suicidio en París, que desde hacía tiempo tenían planeado.
En un papelito dejó escrito el motivo de su suicidio, terminando con estas frases: “Viva el comunismo, Viva el socialismo internacional”.
Lenin comentó en la ocasión: “Un socialista no se pertenece a sí mismo sino al partido y no tiene derecho a suicidarse”.
La conexión entre Paul Lafargue y los socialistas españoles se prolongó hasta el final de su vida, siendo uno de los autores marxistas más traducido al castellano su tiempo.
El Partido Comunista original de Cuba parece haber surgido a principios del siglo XX en la ciudad de Manzanillo.
En 1924 había 24,000 judíos sefardíes y askenazis en Cuba, muchos de ellos trabajando en la industria textil. Eran principalmente de origen ruso, polaco y turco.
En 1959 en La Habana había cinco sinagogas y una sola escuela judía, “Albert Einstein”, fue nacionalizada en 1961, al igual que todas las escuelas cristianas.
En una vieja casa de Calzada #81 entre A y B en El Vedado, donde luego estaba la Sala Teatral Hubert de Blanck, sesionó desde el 16 de agosto de 1925 el congreso constituyente del primer Partido Comunista de Cuba.
Cuatro judíos Ashkenazi se encontraban en el pequeño grupo que fundó el primer Partido Comunista de Cuba en 1925: Yoshke Grinberg, Yunger Simjovich (representantes de la Sección Hebrea), Felix Gurbich (delegado de la Juventud Comunista Hebrea) y el traductor Karol Vasserman.
De todos el más importante fue Yunger Simjovich (1905-1994) que utilizó los seudónimos: Abraham Grobart, Abraham Simjovich, Antonio Blanco, Joba Díaz, Jacobo Lichteinstein, Otto Modley, José Michelon y el más conocido……. Fabio Grobart).
El nivel de participación e importancia queda recogido en las palabras de Julio Antonio Mella (1903-1929) cuando en el acto fundacional del partido propuso, ante una crítica de Francisco Pérez Escudero sobre una supuesta falta de unidad, que el Congreso declarara “su simpatía a los compañeros hebreos, reconociendo todo el mérito de su labor”, lo cual se hizo por aclamación. Asimismo, a través de las intervenciones en las reuniones partidarias de días subsiguientes se apreció la formación marxista, disciplina y experiencia de estos cuadros judíos que discutían y proponían las directrices fundamentales del trabajo a desarrollar con las mujeres y los jóvenes, características reconocidas al ser electos Yoshke Grinberg y Karol Vasserman al Comité Central, y ser nominado Yoshke Grinberg como Secretario de la Juventud y miembro de su Comisión de Educación.
Julio Antonio Mella fue expulsado del PCC en 1926 y del Partido Comunista Mexicano en 1929.
Otros comunistas judíos también ejercieron puestos claves dentro del partido cubano y de sus organizaciones afines: Moisés Raigorodsky, fundador en 1931 del Ala Izquierda Estudiantil (AIE); Archik Radlow, responsable de la Liga de Pioneros; Miguel Magidson y Jone Jazán, directivos de la Liga Antimperialista y de Socorro Rojo Internacional (SRI) respectivamente; Ela Sunshine, Pablo Bucko (el ucraniano) y Elías el Polaco, dirigentes del DOI (Defensa Obrera Internacional). Moishe der Roiter, dirigente del Sindicato de los Zapateros.
Según testimonio de uno de sus contemporáneos, nombres como los de Marcus Epstein, Pedro Ostodowski, Dora Vainstock, Luis Man, Jaime Novomodi, Sara Tilchin y Olga la Polaquita, han dejado desde los inicios su huella en el movimiento comunista cubano.
Tampoco debe obviarse el relevante desempeño en el funcionamiento del partido cubano de cuadros de la Internacional Comunista, de origen hebreo, como Rústico, Guralsky o Juan de Dios, seudónimos de Abraham Heifetz, Edgar Woog (alias Alfred Stirner) o Michail Markovich Grusenberg (alias Mijail Borodin o Berg), todos del Comité Ejecutivo de la Komintern (EKKI) y de su Secretariado para los países latinoamericanos y de judíos exiliados en La Isla como el peruano Jacobo Hurvitz.
Chore Juan Sheinbaum Abramovitz (1906-1989) y su hermano Solomon Iosifovich, judíos ashkenazis, nacidos en Lituania llegaron a Cuba en 1923 y expulsados en 1928 por ser miembros del PCC. Chore es el abuelo paterno de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Sobre el período de Gerardo Machado y el Partido Comunista, hay documentos que prueban que desde finales de 1930 existían delatores gentiles y judíos en las filas del partido, como el polaco Shinen Slodovits, miembro del Buró Hebreo y el informante Shmuel David (Domingo) Shapiro, quien fuera ajusticiado durante los hechos revolucionarios de 1933.
De los 237 nombres de una lista de comunistas, elaborada por la policía secreta en 1931, aparecen 9 españoles, 8 chinos, 28 de origen polaco y 17 entre rusos, rumanos y lituanos.
Si tomamos en consideración que las comunidades española y asiática eran de los grupos étnicos mayoritarios radicados en el país y que los judíos representaban solo una minoría de minorías, estas cifras evidencian que, en relación con el tamaño de su población, el % de inmigrantes de Europa oriental entre los comunistas extranjeros en Cuba era increíblemente superior.
Entre 1917 y 1921 ingresaron a la Universidad de La Habana un grupo de jóvenes intelectuales que, desilusionados por una república de “Generales y Doctores”, reencuentran en el ideario martiano y en las obras de raigales escritores y patriotas cubanos y latinoamericanos un paradigma político cultural alternativo al de la modernidad norteamericana, y que protagonizan acciones definitorias como la Protesta de los Trece, la Reforma Universitaria, la creación de la Universidad Popular José Martí, la Confederación de Estudiantes de Cuba y la Sección Cubana de la Liga Antimperialista de las Américas (LAI). Este es el entorno de frustración, redefiniciones y efervescencia sociopolítica, en oposición a la dictadura de Machado, que encuentran a su llegada los inmigrantes judíos.
Sin lugar a duda, estos extranjeros de Europa del Este portadores, tras la euforia de la Revolución de Octubre, de una ideología más cercana a la comunista que a la anarcosindicalista de españoles e italianos ya establecidos en La Isla y con experiencia clandestina en organizaciones y el propio partido, trasplantaron al naciente movimiento de izquierda sus imaginarios y fidelidades ideológicas.
Al reproducir en estas tierras su ethos político-ideológico para enfrentarse al capitalismo, el sionismo y la burguesía judía, conocidos adversarios del mundo que habían dejado atrás, devienen activos protagonistas de los movimientos sociopolíticos que se gestaban en el país, impactando de modo decisivo la fundación, trayectoria y conducción tanto del movimiento obrero como de los partidos comunistas de Cuba y del continente.
En un estudio sobre la historia del movimiento laboral cubano, las huelgas de los sindicatos del ramo de sastrería y de zapatos, que concentraba buena parte de los trabajadores judíos, son descritas no solo como las primeras huelgas bajo la dictadura de Machado sino como las primeras organizadas por comunistas.
Esta afirmación se confirma en un documento sobre la expulsión de Cuba, en diciembre de 1928, de un grupo de huelguistas hebreos de la Unión de Obreros de la Industria del Calzado, donde se especifica que tres de ellos, sus dirigentes sindicales, eran miembros del partido. Un periódico comunitario de la época, el Habaner Lebn, se hace eco de esta preponderancia destacando que los judíos representan más del 25% de los obreros huelguistas del sindicato de la aguja y del calzado y recordando que protagonizaron la primera huelga contra Machado. Incluso citan al jefe de la Policía, Antonio B. Ainciart afirmando que “todos los polacos son comunistas”.
El protagonismo judío en nuestras luchas es tal que un informe de años posteriores, al exponer como un logro que los militantes del partido fueran ya en un 80% cubanos, puntualiza que dicho cambio se ha producido a expensas del elemento hebreo y español, predominantes en el momento de su fundación.
Una de esas antinomias, la de los sionistas comunistas, creará marcos institucionales y políticos separados, cada cual con agendas propias. En Cuba, la Unión Sionista y la Sección Comunista Hebrea se fundaron al unísono y vivieron vidas paralelas y en su “contrapunteo tropical” rivalizaron, salvo breves períodos, por la hegemonía comunitaria.
La Yevsekzie fue la sección judía del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Yevséktsiya se estableció para popularizar el marxismo y fomentar la lealtad al régimen soviético entre los judíos de Rusia. La conferencia de fundación de Yevséktsiya tuvo lugar el 20 de octubre de 1918. Durante la mayor parte de su existencia, la Yevséktsya estaba dirigida por Semión Dimanstein y estaba totalmente subordinada al liderazgo del Partido Comunista soviético. Los miembros de Yevséktsiya eran de origen judío, si bien contrarios a la cultura judía tradicional y favorables a la asimilación cultural de los judíos en la sociedad soviética. En línea con la doctrina oficial soviética.
Yevséktsiya se disolvió en 1929. Muchos de sus dirigentes perecieron en la Gran Purga. Dimanstein fue arrestado, sentenciado a muerte en 1938. Fue rehabilitado póstumamente en 1955, dos años después de la muerte de Stalin.
Entre los miembros fundadores (no judíos) del Partido Comunista Cubano en 1925 estaban: Julio Antonio Mella, Carlos Baliño, José Miguel Pérez, Alfonso Bernal del Riesgo, Miguel Valdés, Emilio Rodríguez, Alejandro Barreiro, Venancio Rodríguez, José Peña Vilaboa y Rafael Suárez.
El PCC, en 1939 cambió su nombre para Unión Revolucionaria Comunista (URC) y en 1944 Partido Socialista Popular (PSP). Apoyaron la candidatura de Fulgencio Batista en 1940.
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