Existe una leyenda argentina muy antigua que asegura que hace miles de años, en el caudaloso río Iguazú, vivía una terrible y gigantesca serpiente. Su nombre era Boi.
La serpiente, que era egoísta y malvada, exigió a los indígenas guaraníes que le entregaran en sacrificio, una vez al año, a una muchacha.
El sacrificio además tendría lugar en una fecha señalada mediante una gran ceremonia. A ella estarían invitados todas las tribus guaraníes, por muy alejadas que estuvieran del río. A cambio la serpiente les dejaría tranquilos y no atacaría a nadie.
Pero un año, el jefe de la tribu cambió. Al mando de los Guaraníes estaría un joven llamado Tarobá. Y precisamente ese año, la joven india que escogieron para el sacrificio, era tan hermosa, que el joven cacique se enamoró al instante de ella. La muchacha se llamaba Naipí.
Así que Tarobá hizo todo lo posible por evitar que entregaran a esa chica en sacrificio. Incluso fue a hablar con los más ancianos del lugar, los más sabios y poderosos, para que frenaran aquella barbarie. Pero el joven cacique no consiguió nada.
Desesperado, el joven Tarobá raptó a la chica el día anterior del sacrificio e intentaron escapar por el río en una canoa.
Pero cuando los jóvenes ya estaban a punto de cruzar de parte a parte el río, la serpiente Boi se dio cuenta de lo que tramaban y, enfurecida, salió a la superficie y golpeó con su cuerpo, con mucha fuerza, el río.
Con el golpe, la serpiente consiguió hundir parte del caudaloso río y provocar varios desniveles por donde comenzó a caer una inmensa cascada de agua, atrapando en ella a los jóvenes enamorados. La bella Naipí, de larga cabellera, se transformó en la cascada más larga y hermosa, mientras que su enamorado, Tarobá, fue transformado por la serpiente en un grupo de árboles, con la intención de separar a la pareja. De esta forma, él solo podría ver desde lo alto de la catarata a su amada, sin poder acercarse a ella.
Sin embargo, algunos días ambos jóvenes se vuelven a encontrar, gracias a un precioso arcoíris que les une.
Reflexiones sobre la leyenda de las cataratas del Iguazú
Esta leyenda trata de explicar, de forma fantástica, el origen de una de las cataratas más hermosas del mundo. Las cataratas del Iguazú forman un conjunto de cataratas con unos árboles en medio, y se encuentran situadas en la provincia de Misiones, en Argentina.
Pero esta historia, original aunque un tanto trágica, la leyenda de las cataratas del Iguazú, también nos habla de todos estos otros temas:
Al final, el amor triunfa: Puede que parezca que al final, en la leyenda de las cataratas del Iguazú, la serpiente malvada se sale con la suya. Sin embargo, al final la pareja de enamorados puede estar cerca e incluso vuelven a unirse de vez en cuando gracias a un arcoíris. Y este final es el que determina que sea el amor el que triunfe sobre los celos de la serpiente.
Los terribles efectos de la ira: En la leyenda de las cataratas del Iguazú, el mayor problema de la terrible serpiente Boi era su incapacidad para controlar la ira. Al verse traicionada, su furia terminó por crear un inmenso precipicio en medio del caudaloso río. Las cataratas del Iguazú también nos recuerdan con esta historia mitológica, lo que puede pasar si dejamos que la ira nos invada. Sus efectos son destructivos, aunque después el efecto del amor de la pareja en este caso, convirtiera aquel desastre en una de las principales maravillas del mundo.
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