Mientras Nicolás Maduro arreció la represión y se atrincheró para juramentarse el viernes 10 de enero para otros seis años como presidente de Venezuela, lo hizo pero sin evidencia alguna, de que haya sido el ganador en la contienda electoral pasada.
Mientras tanto la oposición siguió demostrando con más del 80% de las actas en la mano que el candidato que quería el pueblo para que gobernara seis años era Edmundo González, asilado en España, quién dobló en votos a Nicolás Maduro.
A cuentagotas, varios países, con Estados Unidos a la cabeza, dieron el paso de considerar al líder opositor —en el exilio desde septiembre— como el presidente electo. Y EE.UU. ofreció una millonaria recompensa por Nicolás Maduro.
A pesar de esos cuestionamientos, más de medio centenar de países ya habían reconocido desde agosto el triunfo electoral de Maduro, según las cuentas del oficialismo. Entre esas naciones están Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Bielorrusia, Turquía y Catar, también algunas otras del mundo árabe —incluyendo el caído régimen de Siria—, África y el Caribe.
En Latinoamérica, además de Cuba y Nicaragua, también felicitaron su supuesta victoria los mandatarios de Bolivia (Luis Arce) y Honduras (Xiomara Castro). Ni Chile ni Brasil enviaron delegados a la toma de Nicolás Maduro.
Brasil, México y Colombia, las tres potencias latinoamericanas gobernadas por la izquierda, pusieron en marcha un esfuerzo de mediación. Pero solo enviaron delegados y no acudieron los presidentes de estas naciones.
Por otra parte destacados líderes del exilio venezolano en Miami advirtieron que “Si Edmundo González no juramentó en su país no tendrá a ninguna clase o garantía de poder político absoluto”.
“Porque lo único que vale para él, es que se haya posesionado en Venezuela y, quizás, que lo haya hecho ante la Asamblea Nacional que es la que le toma el juramento y le valida su cargo como presidente oficial para seis años”.
Así lo explicó José A. Colina quien agregó que de lo contrario ocurriría algo como en el pasado cuando en esta nación hubo dos presidentes, uno en Venezuela que era Nicolás Maduro y, otro en el exilio, que era Juan Guaidó.
“Pero como se recuerda este último sin ninguna clase de poder político, porque todo lo que actuaba o decidía, no tenía ninguna clase de validez en Venezuela, donde el gobernante era Maduro porque lo había hecho en propiedad”, reiteró.
José Colina, quien lidera la organización Vepeex en Miami, insistió en que por esta razón es que Nicolás Maduro como lo anunció se proclamó y juramentó como nuevo presidente pero dentro de Venezuela ante la Asamblea Nacional.
El Parlamento de Venezuela, controlado por el partido de gobierno, ratificó como jefe de la cámara al dirigente chavista Jorge Rodríguez cinco días antes de posesión de Nicolás Maduro como presidente del país entre denuncias de fraude en su reelección. Junto a Jorge Rodríguez fueron ratificados Pedro Infante y América Pérez como vicepresidentes de la cámara.
Recientemente la Asamblea Nacional ratificó el triunfo de Maduro, y todo el mundo sabe que fue un fraude, como presidente electo de Venezuela con una victoria superior al 50 por ciento de la votación general.
“Lo más irónico es que el Parlamento de Venezuela ratificó asimismo la directiva cinco días antes de la juramentación de Maduro”, reiteró Colina quien se mantuvo apático acerca de lo que sucedió en su país el pasado 10 de enero.
Colina previó que la situación estará un tanto tensa en Venezuela después de que Tania Díaz propuso en una sesión de la asamblea invitar a todos los venezolanos a salir a la calle tal y como lo hizo también la dirigente opositora María Corina Machado.
“Este señor no solo es un tirano que ha dado un golpe de Estado, sino que en realidad es el artífice de una ‘robolución’, no representa a nadie, y cada vez está más cerca de lo que le ha pasado al (expresidente) de Siria”, aseguró Colina.
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