El misterio de “Los crímenes del carrusel” nos lleva por los Estados Unidos, de costa a costa, en un apasionante relato donde se mezclan la investigación periodística y policial, de la mano de Juan Solo, actor, presentador de televisión, escritor de novelas y relatos… y cómico, en un arrebato seductor, quien confirma con su tercera novela que “cada cultura genera sus propios criminales”.
Por Antonio Dopacio
Tres de las anteriores novelas de Juan Solo tenían como protagonista a un inspector estadounidense de Chicago, que vive retirado en España. En la última y más sorprendente de sus novelas, “Los crímenes del Carrusel”, el autor nos pasea por Estados Unidos, desde la costa Este a la Oeste, en una investigación conmovedora que nos hace apurar de manera vertiginosa sus páginas.
Madrileño, nacido en 1969, escribe también relatos y piezas de teatro; es actor, monologuista y presentador de televisión, que está considerado como uno de los cómicos más reputados y prolíficos del canal Paramount Comedy, donde llegó a presentar y dirigir su propio “late night show”: ´Solo ante el peligro`.
Hablamos en la presentación de su obra en Madrid para que desentrañe un poco el misterio de un europeo escribiendo una novela sobre el marco de Estados Unidos y comienza diciendo que “me siento muy ilusionado con la obra porque está recibiendo muy buenas críticas”.
¿Cuánto tiempo le ha llevado desarrollar la novela?.
La empecé en enero de 2020. Me pilló por medio la pandemia y, en contra con lo que la mayor parte de la gente hizo en casi todas partes, a mí no se me ocurrió escribir ni una sola línea, no me salía.
¿Cuál fue la razón?.
Porque para mí escribir es placentero, me encanta, me meto en mi despacho con un montón de objetos, a modo de fetiche, y busco como mi refugio, pero claro, cuando el mundo es el que ha decidido aislarme a mí…
En pandemia estuvo “macerando” en su cabeza el relato.
¿Entonces no escribió nada en ese periodo?.
-No, en absoluto, pero prácticamente no había día que no pensara en la novela, en sus personajes, en sus situaciones. Ahí la tuve “macerando” tres años y medio, en los que la decanté, la pulí y así salieron los personajes. La retomé después del verano de 2021 y la novela estaba prácticamente hecha en mi cabeza.
¿De alguna manera ese periodo de no escritura le vino bien?.
Indudablemente, lo personajes de esa manera cogieron solera, entidad, y creo que han salido muy reales. En mi caso la pandemia me favoreció para que, internamente, en mi cabeza, pudiese hacer una criba de datos innecesarios.
Se nota la pasión que tiene por las historias con enigma.
Es que soy muy, muy fan de Sherlock Holmes. Hay que someter todo a la lupa de la posibilidad y de la credibilidad. He tardado tres años y medio en hacer “Crímenes del carrusel” y estoy muy ilusionado.
Pero usted también es humorista y también escritor teatral. Unos medios en los que la respuesta del público es inmediata.
Efectivamente y escribiendo, no sé cómo se aceptará. Desde luego, acostumbrado a una respuesta inmediata, es una apuesta, un reto mucho más difícil.
¿Por qué la historia de un autor español la desarrolla por Estados Unidos?.
Porque creo que cada historia tiene un lenguaje y esta no se podría dar en mi país. Hablando con policía e inspectores me confirmaron que cada país tiene su propia idiosincrasia a la hora de matar y cada cultura genera sus propios criminales. Me dijeron que en España casi no ha habido crímenes donde hubiera citas bíblicas. En Estados Unidos, en cualquier hotel donde usted vaya, en el cajón superior de la mesilla de la habitación que le asignen, raro será que no haya un ejemplar de la Biblia. Cada sociedad genera sus propios sicópatas y esta novela tenía que darse en el marco estadounidense.
– ¿Cómo ve el desarrollo de la novela negra en nuestros días?.
– Creo que cada vez los límites son más difusos. ¿Qué es novela negra?, ¿qué es novela policíaca? Creo que en este tipo de historias existe el misterio y el ser humano es curioso por naturaleza. Somos cotillas, nos encantan los misterios. No hay nada que nos haga sufrir más que cuándo alguien nos dice: “te tengo que contar una cosa…. Pero no puedo…”. Lo que ha cambiado es la forma de contar las cosas, de narrar. Existe una evolución, va habiendo cambios, pero en esencia el misterio sigue más vivo que nunca.
– Algunos críticos comparan su novela con algunas de las importantes de autores de renombre internacional… estadounidenses. ¿Qué puede comentar?.
– Procuro verlo con mucha humildad y con cierto escepticismo. Siempre es un orgullo, tengo que estar muy agradecido y pensar que quien me lo dice es muy generoso. Se cambian las formas de narrar, los estilos y todos los que decidimos escribir tenemos que leer, porque de otra manera sería imposible. Así nos vamos impregnando de esos autores y puede ser que se vaya generando un estilo literario común.
Los “reconocedores de caras”.
¿Podría poner algún ejemplo?.
Claro. Cuando se lee una novela de misterio del siglo XIX existen unas descripciones de personajes o situaciones fantásticas y muy exhaustivas. En la actualidad esto casi no se da. Creo que es buena una descripción cuando ayuda a ver al personaje. No me interesa tanto la descripción anatómica de un protagonista como tener la capacidad de presentar a la persona en dos frases. Por ejemplo, para describir a alguien desgarbado, se me ocurre que podría decir: “no importa donde compra su ropa, siempre pensabas que había elegido una talla equivocada”.
¿Cómo fue la elaboración de la novela? ¿Contactó con algún experto para asesorarle de cómo funciona en Estados Unidos este tipo de investigaciones?.
Aunque suene un poco de película, me asesoró alguien que fue agente secreto, por otra parte, una persona muy normal, que fue quien me puso sobre la pista de los “reconocedores de caras”, que son personas que tienen un don especial para el reconocimiento facial y están muy solicitadas. Antes en los casinos, y ahora en la lucha antiterrorista, por ejemplo. También he tenido la ayuda de Richard Vaughan, el profesor de inglés más conocido en España. Además de haber estado en persona, en varias ocasiones, en todos los lugares donde se desarrolla la novela “Los crímenes del carrusel”.
¿Tiene alguna anécdota de esa experiencia por Estados Unidos que nos pueda comentar?.
Sí, recuerdo que estaba en un hotel, en una de las localizaciones, y quise ir a cenar a un restaurante que estaba a unos 300 metros. Cuando me vio uno de los trabajadores del hotel que salía del recinto, me salió al encuentro y me dijo que dónde iba. Le comenté que al restaurante próximo y me dijo: “Pero llévese el coche”, pensé: ¿cómo son estos americanos?, y le dije que esa distancia, la haría andando tranquilamente. Entonces me enseña un cartel donde indicaba que existía peligro de que te pudiera atacar un oso.
¿Qué nos puede contar del paralelismo entre la investigación periodística y la policial que se desarrolla en la novela?.
Me interesaba mucho mostrar cómo se puede avanzar por dos caminos distintos en la resolución de unos crímenes. Cómo la policía tiene unos recursos y sigue unos métodos y el periodismo va un poco más por libre, es más intuitivo, aunque también tiene sus recursos y sus fórmulas. La idea es que, por separado, no van a conseguir nada, pero cuando logran colaborar, salvando la reticencia enorme que siempre existe, se avanza de manera considerable.
Para finalizar, ¿cómo encaja en un solo creador, esa faceta de hacer humor, novelas de misterio, teatro…?.
Porque a mí siempre me atrajo el mundo científico, pero acabé haciendo todo lo contario. Tengo una personalidad dual. Me gusta muchísimo que el público se divierta y hacer reír, pero también que los espectadores sufran. En definitiva, todo se reduce a un mismo aspecto: me encanta entretener, contar historias.
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