UN LUNAR
Este aporte poético del consagrado José Ángel Buesa fue de los incontables y merecidos tributos de admiración que recibió, esa indiscutible gloria de Cuba que fue Rita Montaner.
No fueron su arte incomparable ni sus triunfos los que inspiraron al “poeta del amor y del recuerdo”. Fue algo que, en el rostro de “La Única” —única en todo—, fue sorprendente punto de mira de su rara belleza criolla: el lunar que decora su frente.
Buesa quiso que estas páginas sean portadoras de su sentida ofrenda a Rita, y nosotros nos honramos acogiéndola.
Aquí está, pues:
UN LUNAR
Se sabe únicamente
que es un lunar y marca una frontera,
pues no sé si te sube por la frente
o ha descendido de tu cabellera.
Una vez en la vida,
puede verse una vez y ya es bastante,
como una perla suspendida,
como una negra luna sin menguante.
Ese lunar que empieza
o termina tu frente y la engalana,
es un punto final de la belleza
o una gota de agua en la mañana.
Y habrá un cielo vacío,
un cielo ya sin luz eternamente,
al ver la luna blanca del estío
sobre la negra luna de tu frente.
OTRO APORTE POÉTICO
Eduardo Egea, como actor y poeta, dedicó en 1957, días después de una importante cirugía a Rita Montaner sus versos, inspirados y sentidos, expresión sincera de su admiración hacia el arte de la compañera ausente, fueron avalorados por su emocionada interpretación. Decían así:
RITA MONTANER
¡Rita Montaner! Tu nombre
sube desde el corazón
y deja en la boca un gusto
de guayabas y de son.
A tu paso las estrellas
se ponen a guarachar,
y una conga de luceros
cruza el cielo del solar.
Y es que tú eres un himno
de café y cañaveral,
de Hanabanilla y Soroa,
de Yumurí y Bellamar.
Y es que eres tan cubana,
que no se alcanza a saber
dónde termina la isla
y comienza la mujer.
¡Ay, Rita! ¡Rita de Cuba!
¡Rita de bongó y de sal!
Tan pequeñita y tan grande
¡tan bohío y catedral!
Ponte tu bata de cola,
tus chancletas y tu chal,
que ahí viene Rosa la China
a invitarte a un recital.
Ponte las manillas de oro
y el pañuelo colorao;
Niña Rita, tu tocaya,
te va a llevar a un sarao.
Amalia Batista viene;
Lola Cruz viene también.
Ellas quieren ir contigo
al toque que da Belén.
Viene Cecilia Valdés,
con su apellido de pobre,
a darte unos kilos prietos
para tu Virgen del Cobre.
Corre, Rita, ve a vestirte;
ponte linda ponte cheque,
que ahí llega María la O
para formar el guateque.
Vámonos, Rita de Cuba,
coge la clave y el ron,
que Mamá Inés nos espera
en un tremendo rumbón.
Y hasta la dulce Guarina
llega con tu amado Hatuey.
¡Adivina lo que quieren!
¡Que les cantes “Siboney”!
¡Ay, Rita de los cubanos!
¡Rita de ceiba y bambú!
Yo digo que tú eres Cuba,
y Cuba, Rita, ¡eres tú.
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