Se marcha una gloria de Cuba. Despedida a Luis Tiant 

Written by Libre Online

15 de octubre de 2024

Por José “Chamby” Campos

El béisbol cubano se encuentra de luto llorando la pérdida del genial lanzador Luis Tiant. El derecho vio la luz el 23 de noviembre de 1940 y se marchó el pasado martes 8 de este mes.

Su vida estuvo llena de capítulos legendarios. Hasta cierto punto me atrevo a pensar que una de las razones por las cuales nunca fue elegido al “Salón de la Fama” de Las Grandes Ligas es que su nombre en muchas ocasiones es relacionado con detalles que opacan sus hazañas en el diamante. 

Cuando se habla de él nos vienen a la mente su sonrisa contagiosa, su bigote Fu Manchu, lo imaginamos con un buen tabaco en su boca. Inclusive si lo recordamos en el campo de juego, la primera imagen que se nos proyecta es su exhibicionismo en el montículo. Una actuación teatral a la hora de lanzar donde le enseñaba su famoso número 23 al bateador y al público presente mientras su vista estaba concentrada en el centerfield todo esto en duración de unos segundos antes de enviar un lanzamiento que podía venir por arriba o en la gran mayoría del tiempo por el lado del brazo a una velocidad por encima de las 95 millas por hora.

Nació en un hogar en la ciudad habanera de Marianao producto del matrimonio formado por Isabel Vega y Luis Eleuterio Tiant. Su padre fue un pitcher zurdo que militó con el Cienfuegos de la Liga Invernal Cubana y por más de dos décadas lanzó con varios equipos en Las Ligas Negras de EE.UU. En 1947 como miembro de los New York Cubans obtuvo 10 victorias y no perdió ni un encuentro siendo esta su más notable actuación que culminó con los cubanos coronándose campeones mundiales del béisbol sepia.

Hijo único y cargando el apellido de una figura reconocida fueron sus comienzos en la pelota. Como nos comentara su amigo y antiguo pelotero de esa época, José Padilla “desde los placeres de la ciudad pasando por las ligas infantiles hasta los juveniles, donde participó con la novena del Buenavista, siempre se destacó”. Su paso en el amateurismo culminó con una selección al equipo All-Star de la Liga Juvenil Cubana del año 1957.

Después que no lograra dar la talla con Los Havana Sugar Kings, a petición del mexicano Beto Ávila, ex- jugador estrella de Los Indios de Cleveland; Los Tigres del Distrito Federal, equipo profesional de la Liga Mexicana de verano lo firmaron a la corta edad de 18 años e hizo su debut en 1959 continuando con esa novena durante las campañas de 1960 y 1961.

En la última temporada del “Champion” donde solamente participaron jugadores cubanos, el marianense formó parte del elenco de serpentineros de Los Leones de La Habana. Su faena fue la siguiente 10 juegos ganados, 9 de ellos completos, 8 derrotas, 115 ponchados y un promedio de carreras limpias de 2.72. Esto tuvo como consecuencia que fuera el ganador del premio “Novato del Año”.

En el momento que el sátrapa Castro declaró la pelota profesional ilegal y los dueños de las cuatro franquicias del béisbol invernal se marcharon de la isla, Monchi de Arcos trabajando para Cleveland recomendó que Los Indios lo adquirieran tan pronto concluyera el circuito azteca, lo cual hicieron realidad el sueño del joven cubano de poder algún día llegar al “Mejor béisbol del mundo”.

Durante tres años fue progresando a través de las diferentes sucursales de la franquicia de la Liga Americana hasta que el 19 de julio de 1964 hizo su debut en La Gran Carpa. En el segundo encuentro de una doble jornada frente a los Yankees de Nueva York entró en los anales de béisbol con una victoria de tres carreras por cero. Su labor fue magistral frente a Los Bombarderos permitiendo solamente cuatro sencillos y ponchando a 11 bateadores. Su compañero de batería en esa ocasión lo fue su compatriota José Azcúe quien durante su estadía con Los Indios fuera su receptor. El camagüeyano recuerda que a través del partido los bateadores contrincantes le preguntaban que de dónde habían sacado al pitcher y que él orgullosamente les respondía “es un paisano mío”. Azcúe también nos comentó que cuando Tiant le pedía lanzamientos su respuesta siempre fue, “tira lo que te dé la gana”.

Ese fue el comienzo de una temporada de novato que concluyó con un récord de 10-4, 105 ponches y una efectividad de 2.83 en 19 juegos. 

A pesar de que su brazo se viera afligido por dolencias, su labor en las próximas tres contiendas lo vio obtener una marca de 35-31 pero más importante su promedio de carreras limpias por juego cada año mejoró. Las lechadas y los juegos completos continuaban. Fue durante ese período que comenzó a “inventar” nuevos movimientos en el montículo que más tarde se convertirían en 

legendarios. 

El año 1968 es considerado como el más dominante en la era moderna. Interesantemente fue en esa campaña donde el oriundo de Marianao hizo historia cuando ganó 21 partidos y perdió nueve, completó 19 juegos, otorgó nueve blanqueadas, de las cuales cuatro de ellas fueron en forma consecutiva y su increíble efectividad de carreras limpias por juegos de 1.60 lideró la Liga Americana. Su mejor partido ese año fue una victoria de una por cero en 10 entradas contra Minnesota al cual les propinó 19 ponches. 

No pudo ganar el premio Cy Young debido a que Denny McLain obtuvo 31 victorias con Los Tigres de Detroit. El mismo McLain declaró que si el cubano hubiera gozado de la ofensiva felina también hubiera ganado 30 juegos.

Por su lado el viejo circuito fue dominado por Bob Gibson el derecho de Los Cardenales de San Luis; quien cosechó 22 triunfos frente a nueve derrotas, administró 13 lechadas, completó 28 enfrentamientos, retiró 268 oponentes por la vía del ponche y dejó para la historia una minúscula efectividad de 1.12.

Estos tres lanzadores fueron en gran parte el motivo por la cual el montículo fue bajado de 15 pulgadas a 10, una reducción de un 33 por ciento. En adición también se hicieron modificaciones a la zona strike.

Después de esa ilustre campaña los cambios mencionados anteriormente afectaron la 

carrera de Luis y esta comenzó un pequeño decline. Fue canjeado a Minnesota en 1970 y tras un par de lesiones fue dejado en libertad por Los Mellizos.

Según nos informó el también estelar pitcher cubano Pedro Ramos, en entrevista que le hiciéramos en ‘Al Duro Y Sin Careta’, él llamó a la gerencia de Boston para dejarles saber que “Tiant estaba casi recuperado de la lesión del brazo y que él pensaba ayudaría grandemente a Los Medias Rojas”.

Cuando lo firmaron, el caribeño nunca se imaginó lo que el futuro le tenía planeado. Aunque no había sido exitoso durante la temporada de 1971 y cuando la directiva no estaba contenta con sus actuaciones, el mánager Eddie Kasko decidió mantenerlo en el equipo como relevista. Su labor fue progresando al tiempo que la afición comenzó a sentir un cariño por la manera en que Tiant competía. 

Sus actuaciones arraigaban pasiones como las que no se presenciaban en el viejo Fenway Park en largo tiempo. Después de estar varios años bajo la sombra de Los Orioles de Baltimore, Boston volvió a soñar con una Serie Mundial. La unión se había consumado, Luis Tiant había sido aceptado como una estrella en la difícil ciudad norteña y él era su esperanza. El “Tiante” había nacido. En el transcurso de cuatro años acumuló 81 triunfos y en la campaña de 1972 su promedio de carreras limpias fue de 1.91 el cual fue el mejor de todo el béisbol.

Su momento de gloria ocurrió en 1975 cuando ayudó a que Los Medias Rojas ganaran el campeonato de la Liga Americana y llegaran a la Serie Mundial frente a la poderosa “Maquinaria Roja” de Cincinnati.

Después de 14 años de separación sus padres pudieron viajar a Boston y presenciar el cariño y respeto que la ciudad y sus seguidores sentían por su hijo. Al mismo tiempo Luis era el “maestro de ceremonia” del mágico momento que estaba ocurriendo.

Los Rojos ganaron La Serie Mundial en siete juegos, pero no sin antes que el habanero obtuviera dos victorias y lanzara en tres partidos. En su primera salida blanqueó a La Maquinaria de Pete Rose, Johnny Bench, Tony Pérez, Joe Morgan y George Foster. Su segundo triunfo demostró su calidad de lanzador al volver salir triunfador en un choque donde disparó 163 lanzamientos y completó los nueve episodios.

Fue durante esa Serie Mundial que su manera de lanzar se hizo famosa. Los bateadores se sorprendían como aquello fuera tan efectivo. El súper astro Reggie Jackson lo llamó el Fred Astaire del béisbol.

El cuatro de septiembre de 1982 lanzó por última vez en el “Gran Teatro” después de haber vestido las franelas de los Indios de Cleveland, Los Mellizos de Minnesota, Los medias Rojas de Boston, los Yankees de New York, los Piratas de Pittsburgh y los Angelinos de California. 

Hilvanó una estela de éxitos que incluyen 229 victorias, 2,416 ponches y una efectividad de por vida de 3.30. 

Adicionalmente he aquí estadísticas difíciles de ignorar:

• Ganó al menos 20 juegos en cuatro ocasiones en su carrera.

• Dos veces se llevó los campeonatos de carreras limpias permitidas por juego. Una de ellas lideró ambas ligas.

• Completó 187 juegos superando a los miembros del Salón de la Fama Don Sutton, Don Drysdale, Lefty Gómez y Dizzy Dean.

• Propinó 49 lechadas lo cual es más que las que obtuvieron los inmortales Roger Clemens, Whitey Ford, Catfish Hunter, Sandy Koufax y Bob Feller.

• Fue seleccionado tres veces al “Juego de Las Estrellas”, en una de ellas fue el abridor.

Sus padres se quedaron a vivir con su familia y ambos fallecieron a los 15 meses de haber salido del infierno comunista. Como cosa del destino su mamá Isabel sin haber estado enferma murió mientras esperaban los arreglos fúnebres de Luis Eleuterio que había sucumbido a una penosa enfermedad dos días antes. Ambos fueron enterrados el mismo día.

Además de Cuba y México, el Tiante también triunfó en la liga invernal de Venezuela donde en la temporada 1971-1972 lanzando para los Tiburones de La Guaira le disparó un juego sin hits ni carreras a Los Leones del Caracas.

Aunque nunca ha sido reconocido en su 

tierra natal por cuenta del castrismo, su nombre ha sido inmortalizado en el Salón de La Fama del Deporte Cubano de nuestra ciudad de Miami, el Salón de la Fama de Los Medias Rojas de Boston, el Salón de La Fama del Béisbol Latino y el Salón de La Fama del Béisbol de Venezuela.

Si es cierto que en vida no recibió la llamada del “Salón de La Fama” que tanto esperó, que de paso sea dicho hemos visto sus méritos, su legado está cementado en la memoria de todos los amantes del deporte que fuimos testigos de sus logros en el terreno en adición a la alegría y amor que le brindó al pasatiempo nacional. Los cubanos te damos gracias por haber representado nuestra patria con dignidad.

Adiós “Tiante”. Descansa En Paz.

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