Por Joseph D. Wassersug (1949)
Sería un error creer que el endurecimiento de las arterias es simplemente una parte del proceso general del envejecimiento, y aceptarlo así con resignación. Al contrario, los científicos se apresuran a indicar que muchos octogenarios y nonagenarios mueren con una cantidad mínima de esclerosis en sus vasos mientras que frecuentemente se observan cantidades fatales en jóvenes y aún en niños. Según un reciente informe del Army Pathology Department 400 casos de trombosis coronaria (generalmente productos secundarios de la esclerosis) fueron observados en soldados de 19 a 39 años.
Hasta hace poco, los datos experimentales sobre el origen de la arteriosclerosis eran escasos y abundaban las teorías o las “corazonadas”. Los médicos que no querían aceptar la doctrina del envejecimiento culpaban a la tensión nerviosa, exceso de trabajo, alta presión arterial, infecciones de algún tipo, excesos o deficiencias dietarios, perturbaciones hipotéticas del metabolismo etc. Ciertos venenos se le parecían sospechosos y hasta se culpaba al tabaco y al alcohol se sabía que la herencia desempeña un papel importante , de algún modo extraño e inexplicables, pero la herencia, como tal que parecía ser un problema extremadamente complejo. Sin embargo, muchas autoridades creen hoy que la pista de todo el enigma de la arteriosclerosis está en un simple compuesto químico llamado colesterol.
III
Lo que recuerden sus cursos de química adelantada identificarán fácilmente el colesterol como un alcohol de elevado pero molecular bajo la fórmula C27H46O es una química común: tan común, y en efecto, que se supiera sea una parte esencial de cada célula viviente. Se halla en cantidades variables en todos los tejidos del cuerpo y es particularmente abundante en el cerebro y el tejido nervioso y en ciertos tumores. Algunos cálculos biliares son prácticamente concentraciones de colesterol.
En mayor o menor grado, el colesterol es una parte vital de nuestra vida y jamás podemos escaparnos completamente. Es imposible eliminarlo completamente de nuestro medio; sin embargo, cuando se porta patológicamente, o puede venir a ser una amenaza para la vida y la salud.
La noción de que el colesterol es el villano del drama fue sugerida primero por un grupo de investigadores rusos, y particularmente por un tal doctor N. Anitschkoff, allá por 1913. El primer hecho significativo observado fue que los depósitos blanduzcos de la íntima de las arterias era químicamente similares al colesterol, o si no idénticos junto se descubrió también que la arteriosclerosis podía ser creada experimentalmente en conejos por el simple expediente de darles cantidades adecuadas del mismo compuesto. Lo más notable fue la conservación de que había alguna relación directa entre la cantidad de colesterol administrado y la gravedad del endurecimiento de las arterias. Cuanto más colesterol más grave la lesión vascular, y mayores grados de arteriosclerosis.
Los investigadores americanos se mostraron escépticos a las primeras conclusiones e información sacada de estos experimentos, se alegó, por ejemplo, que el colesterol era un veneno para los conejos y lo que los rusos habían hecho era crear una enfermedad del colesterol de los conejos artificial. El doctor Timothy Leary, estableció la función de colesterol sobre una base patológica sólida.
Actualmente (año 2024) se sabe que, los términos arterioesclerosis y ateroesclerosis se usan para hacer referencia a lo mismo, pero existe una diferencia entre ellos.
La arterioesclerosis se produce cuando los vasos sanguíneos que llevan el oxígeno y los nutrientes del corazón al resto del organismo (arterias) se engrosan y endurecen, a veces, restringen el flujo sanguíneo a los órganos y a los tejidos. Las arterias sanas son flexibles y elásticas, pero, con el tiempo, las paredes de las arterias pueden endurecerse; esta afección comúnmente se denomina endurecimiento arterial.
La ateroesclerosis es un tipo específico de arterioesclerosis.
La ateroesclerosis es la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias dentro de las arterias y en sus paredes. Esta acumulación se llama placa. La placa puede provocar el estrechamiento de las arterias y el bloqueo del flujo sanguíneo. También puede reventarse y formar un coágulo de sangre.
Si bien la ateroesclerosis a menudo se considera un problema cardíaco, puede afectar a cualquier arteria del cuerpo. Esta afección se puede tratar, y los hábitos de un estilo de vida saludable pueden ayudar a prevenirla.
Síntomas
Por lo general, la ateroesclerosis leve no tiene ningún síntoma.
Los síntomas de ateroesclerosis no suelen aparecer hasta que una arteria se estrecha u obstruye tanto que no puede suministrar suficiente sangre a los órganos y a los tejidos. A veces, un coágulo sanguíneo obstruye por completo el flujo sanguíneo. El coágulo puede desencadenar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
Los síntomas de la ateroesclerosis moderada a grave dependen de las arterias que están afectadas. Por ejemplo:
• Si tienes ateroesclerosis en las arterias del corazón, puedes tener dolor en el pecho o presión (angina de pecho).
• Si tienes ateroesclerosis en las arterias que conducen al cerebro, puedes tener entumecimiento o debilidad repentinos en los brazos o las piernas, dificultad para hablar o balbuceo, pérdida temporal de la visión en un ojo o caída de los músculos de la cara. Esto es una señal de un accidente isquémico transitorio. Si no se trata, el accidente isquémico transitorio puede ocasionar un accidente cerebrovascular.
• Si tienes ateroesclerosis en las arterias de los brazos y las piernas, puedes tener síntomas de enfermedad arterial periférica, como dolor en las piernas cuando caminas (claudicación) o disminución de la presión arterial en una extremidad afectada.
• Si tienes ateroesclerosis en las arterias que conducen a los riñones, puedes desarrollar presión arterial alta o insuficiencia renal.
Cuándo consultar al médico
Si crees que tienes ateroesclerosis, habla con el proveedor de atención médica. También presta atención a los síntomas iniciales causados por la ausencia de flujo sanguíneo, como dolor en el pecho (angina de pecho), o dolor o entumecimiento en las piernas.
El diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden impedir que la ateroesclerosis empeore y prevenir un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular u otra emergencia médica.
Actualmente se ha comprobado que la presión arterial alta significa que la sangre empuja con demasiada fuerza contra las paredes de las arterias. La fuerza de esta sangre puede dañar el corazón y el delicado revestimiento interno de las paredes de las arterias. Este daño puede causar muchos problemas de salud.
Un problema es la aterosclerosis o “endurecimiento de las arterias”. Este problema ocurre cuando se daña el revestimiento interno de una arteria. Pueden acumularse grasa y calcio en la pared de la arteria. Esta acumulación se llama placa. Con el tiempo, la placa puede provocar problemas en todo el cuerpo. Estos problemas incluyen arteriopatía coronaria, arteriopatía periférica, ataque cardíaco y ataque cerebral.
Las arterias también transportan sangre y oxígeno a órganos como los ojos, los riñones y el cerebro. Si la presión arterial alta daña esas arterias, puede causar pérdida de visión, enfermedad renal, ataque cerebral y un mayor riesgo de demencia.
La presión arterial alta también hace que el corazón se esfuerce más. Y eso puede provocar insuficiencia cardíaca, lo que significa que el corazón no bombea tanta sangre como el cuerpo necesita.
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