El caso es que con la muerte del eminente diplomático y estadista sueco Daj Hammarskjóld, la ONU perdió al más efectivo y enérgico de sus Secretarios, y con él, quizá, la última oportunidad de salvar al contaminado organismo mundial.
Aunque otros, sorpresivamente, demostraron ser eficientes, como el séptimo Secretario, el ghanés Kofi Annan, nombrado en 1997, quien a pesar de las acusaciones de corrupción fue exonerado, y ganó amplios méritos por combatir la propagación del HIV en África y otros sitios, negándose igualmente a las presiones para expandir el número de miembros en el “Consejo de Seguridad” del organismo, y renunciando finalmente al mismo, frustrado por la falta de progreso en la solución real de los muchos conflictos enfrentados por la ONU, pocos han hecho algo positivo, y algunos, de hecho, han estimulado el giro a la izquierda, apoyados inexorablemente por los “insignificantes paisitos”, y el bloque de “tiranías totalitarias” que forman parte del organismo mundial.
No olvidemos, entre ellos, a los “santones diabólicos” de Irán, que nos condenan a todos por “infieles”, pero eso sí, con el bendito perdón otorgado a Rusia, China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela y otros países no musulmanes o quizá hasta ateos, pero no importa, no importa…
¡Desvergonzados y farsantes todos!
Mientras el pueblo Iraní empeora económicamente y sufre de crecientes carestías, ellos siguen invirtiendo millones en armamentos para asesinar a personas inocentes en naciones que consideran hostiles a sus propios intereses. ¡Y son muy respetados en la ONU!
Felipe Lorenzo
Hialeah, Fl.
0 comentarios