Por Jorge Quintana (1954)
Era de aquella gloriosa estirpe de los gladiadores del indómito Oriente. Tenía a la libertad de su patria por ansia suprema y todo lo
sacrificaba al empeño de lograrla sin reservas. Fue de los que avanzaron desde Baraguá, empujando a la Revolución hacia Occidente. En Las Villas hizo un alto. Después continuó la marcha y acabó la campaña mandando una división en el Sexto Cuerpo que operó en territorio pinareño. El general Antonio Maceo lo encontró de capitán en los comienzos de la Guerra de Independencia. Le ascendió a Comandante y así hasta general de brigada.
El 9 de septiembre de 1858 nació en la finca “Los Remates”, en Yara, Oriente, Juan Lorente y de la Rosa. De la niñez apenas hay datos. Sólo sabemos que en 1874, cuando apenas tiene dieciséis años, sienta plaza como soldado, en las fuerzas mambisas que manda el general Leonardo del Mármol. Buen militar debió ser cuando al concluirse la Guerra de los Diez Años, tramitaba la paz en el Pacto del Zanjón, el joven Juan Lorente y de la Rosa, con sus veinte años de edad y cuatro de campaña, ya figuraba en el cuadro de los oficiales del Ejército Libertador, con el grado de subteniente.
Fue de los que consideraron lo pactado en el Zanjón como una simple tregua. Al año siguiente ya estaba de nuevo en la manigua, tratando de revivir la lucha por la independencia de la patria. Fracasó y se acogió de nuevo a la legalidad española, regresando a su pueblo. Allí permaneció hasta que escuchó la clarinada del 24 de febrero de 1895. En la finca San Julio, jurisdicción de El Cobre, se sublevó nuevamente. Se le reconoció el grado de capitán. Unas semanas más tarde, en mayo de ese mismo año, apenas había desembarcado el mayor general Antonio Maceo, cuando el capitán Juan Lorente ya se estaba incorporando por la zona de Sagua de Tánamo. El viejo caudillo lo ascendió a comandante, con antigüedad de 1º de mayo de 1895.
El 9 de mayo ya participa, a las órdenes de Maceo, en la acción de San Juan de Wilson. Después será el ataque a El Cristo. Sigue al general Maceo en su breve campaña guantanamera y el 13 se bate en El Jobito.
El 13 de julio de 1895 el mayor general Antonio Maceo derrota al propio general Arsenio Martínez Campos, en la batalla de Peralejos, donde perece el general español Santocildes. A las órdenes inmediatas del general Maceo, pelea, con singular denuedo, el comandante Lorente.
El 1º de agosto el general Maceo le asciende a teniente coronel. Continúa en la campaña oriental, preparatoria de la marcha hacia Occidente. El 10 de octubre de 1895, cuando se alistan las huestes invasoras y se preparan a partir, el
general Maceo le asciende a coronel.
El 22 de octubre figura entre los jefes que mandan el Ejército Invasor, todos a las órdenes inmediatas del mayor general Antonio Maceo y de su jefe de Estado Mayor, general José Miró Argenter. Salen de Baraguá y comienzan la marcha triunfal hacia Occidente.
Cinco días después de haber partido la columna mambisa, el general José Maceo escribe una carta urgente a su hermano Antonio pidiéndole que deje en Oriente, entre otros jefes valientes y experimentados, al coronel Lorente, en obsequio “de la disciplina y el mejor servicio”. Ese mismo día el general Antonio Maceo contesta a su hermano José, negándose a acceder a lo solicitado, porque por las mismas razones lo necesitaba a su lado.
Toma parte en todos los combates de la campaña invasora a las órdenes del general Maceo hasta llegar a Las Villas, donde se queda, en espera de que se le ordene volver a avanzar. En 1896 es unido a una columna de auxilio que hacia la región pinareña lleva el general Juan Bruno Zayas. Unido al general Maceo participa en la acción del Mamey, donde resulta herido. Fue la única herida que tuvo en combate, porque a pesar de haber participado activamente en cientos de ellos, siempre había salido ileso. El 13 de marzo coopera en el ataque al pueblo de Batabanó, siguiendo después a su jefe hacia la provincia de Pinar del Río para lo cual tuvieron que burlar la vigilancia de la trocha de Mariel a Majana.
Ya en Pinar del Río participa en el combate de Galope. El 29 de marzo concurre a la acción de La Palma. El 24 de abril ya estaba hecho cargo del mando interino de la brigada de Occidente de Pinar del Río. El 25 de abril de 1896 concurre en auxilio del desembarco de la expedición que conduce el general Juan Rius Rivera.
El 23 de junio, desde las Lomas de Tapia, el general Maceo le escribe, demandándole mucha actividad en su nuevo mando, la jefatura interina de la Bridada de Occidente, de Pinar del Río, que le ha sido confiada. El 24 de septiembre está reunido con el general Maceo, porque en esta fecha participa, a sus órdenes, en la acción de Montezuelo.
Tres días más tarde vuelve a combatir, a las órdenes de Maceo, en Tumbas de Estorino. El 3 de octubre será en Isabel María. Al día siguiente manda la vanguardia de las fuerzas mambisas en el histórico combate de Ceja del Negro. El 23 de octubre toma parte en el ataque y bombardeo de la ciudad de Artemisa. Y el 24 en Soroa.
Muy contento debió quedar el general Maceo de la actuación del coronel Lorente, porque el 1º de noviembre de 1896 lo asciende al grado de brigadier, confirmándole en el mando que ya le había confiado de la Brigada de Occidente que tiene una amplia jurisdicción. La lucha ha esquilmado mucho sus fuerzas. De seiscientos hombres que tenía al asumir el mando, sólo le quedan cuarenta y dos. Y con ellos ha de seguir la lucha.
El 7 de diciembre de 1896 cae el general Maceo en San Pedro, Punta Brava, provincia de La Habana. En Pinar del Río queda al mando de todas las fuerzas mambisas el general Juan Rius Rivera. Este cae a poco, herido, el 28 de marzo de 1897 en poder del caballeroso general español Hernández de Velazco, que contraviniendo los deseos del general Weyler, le traslada a La Habana, sin permitir que se le asesine.
El mayor general Máximo Gómez, después de la muerte del general Maceo y de la prisión del general Rius Rivera, ha nombrado jefe del Sexto Cuerpo al mayor general Pedro Díaz Molina. Al regresar a la provincia de Pinar del Río para hacerse cargo de aquel mando y reorganizarlo convenientemente, dispuso que la Brigada de Occidente se transforme en División, quedándose a operar en la zona occidental de Pinar del Río, desde esta ciudad hasta Viñales y Puerto Esperanza y desde allí hasta el cabo de San Antonio. Ello le vale el mando interino, por el momento, de aquella División.
El general Díaz lo propone para el ascenso al grado de General de División. El 18 de agosto de 1898, la Comisión Ejecutiva aprueba la propuesta que a su favor, y con el respaldo del general José María Rodríguez, ha hecho el general Díaz.
La guerra ha concluido. El General de División Juan Lorente y de la Rosa ya se ha olvidado de sus montañas orientales. Es un pinareño por adopción. Ya no volverá más a su región natal.
El primer Gobierno Interventor le designa Alcalde de San Luis, provincia de Pinar del Río. En las elecciones del 16 de junio de 1900 se presenta como candidato. Los vecinos debieron estar contentos con su administración pues le eligen sin dificultad. Es el primer alcalde cubano por elección que tiene esa ciudad pinareña.
Al año siguiente, en los comicios del 1º de junio de 1901 aspira a la reelección y vuelve a obtener el triunfo. Finalmente se retira de la política, trasladándose a Candelaria, donde enferma de gravedad, siendo trasladado rápidamente a La Habana. En esta ciudad fallece el 22 de agosto de 1934 este oriental de cuerpo entero, que dio a la patria todo lo que ella demandó de él, y que supo hacerse querer por los pinareños, que le lloraron como si hubiera sido hijo de la región vueltabajera.
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