En este libro se narra el increíble comportamiento y manejo de la situación creada por la militarización soviética de Cuba que culminó con la instalación de los misiles de mediano alcance. El autor señala con el dedo acusador a los hermanos Kennedy y destruye el mito falsamente creado por los apologistas. Ros pone al desnudo ese mito y leyenda, para que se conozca la angustiosa y sangrante realidad.
La Brigada 2506. Interrogatorio público. Declaraciones (I)
El viernes 21 de abril, apenas a los cuatro días de haberse producido el desembarco, somete Castro a un interrogatorio público a los miembros de la Brigada. Utiliza, como escenario, el enorme salón teatro de la CTC. Ocupando las primeras lunetas está Osvaldo Dorticós y los ministros del gobierno. Junto a ellos, representantes diplomáticos de varias naciones. El careo se transmite, por radio y televisión a todo el país.
El panel lo integran Carlos Franqui, Carlos Rafael Rodríguez, Mario Kuchilán, Raúl Valdés Vivó, el Comandante Guillermo Jiménez, el Teniente Sidroc Ramos, Gregorio Ortega, José R. Masseti, Leonel Soto y Enrique de la Osa. Funciona como moderador, Luis Gómez Wanguement.
Solo es interrogado un pequeño número de Brigadistas. Los más respondieron escuetamente con dignidad, haciendo constar su nombre, unidad a la que pertenecía y ofreciendo breves comentarios sobre su incorporación a la Brigada o las acciones en que habían participado. Otros, los menos, pretendieron minimizar su responsabilidad. Un tercer grupo, convirtió en desafiante y victorioso reto el interrogatorio a que era sometido. Este fue, entre otros, el caso de Felipe Rivero Díaz.
Reproducimos aquí parte de esa confrontación:
INTERROGADOR: Relate su vida en los campamentos.
RIVERO: Solamente tuve 20 días de entrenamiento militar e ingresé en los campamentos por mi expresa voluntad, porque no comulgo con las ideas comunistas y opino que Fidel Castro se ha entregado a la Unión Soviética, pudiendo haber tomado una actitud neutralista sin entreguismo.
INTERROGADOR: ¿Qué entiende Ud. por nacionalismo?
RIVERO: Es reivindicar a la sociedad todo cuanto a ella pertenece, esa es mi opinión. Después añadió: nuestra invasión era solo de cubanos y en ella no participó ni un solo ciudadano norteamericano.
INTERROGADOR: ¿Qué opina Ud. sobre la política de Fidel Castro?
RIVERO: Estoy seguro que su Revolución no ha triunfado y que en otro choque con fuerzas antagónicas dudo que pueda sobrevivir.
INTERROGADOR: ¿Por qué perdieron ustedes?
RIVERO: Porque ustedes estaban mejor armados que nosotros y que nuestras esperanzas eran que el pueblo se cambiara a nosotros.
INTERROGADOR: ¿Fue usted engañado al venir aquí?
RIVERO: No señor.
INTERROGADOR: ¿Cree usted que Cuba no es un país soberano?
RIVERO: Dudo que pueda ser soberano
INTERROGADOR: ¿Por qué usted nunca ha estado con la Revolución?
RIVERO: Porque los puntos de vista de ustedes no me agradan.
INTERROGADOR: Hubo muchos de sus compañeros que se rindieron como unos cobardes.
RIVERO: No voy a atacar a mis compañeros, el paredón no me aterra. Somos cubanos heroicos.
INTERROGADOR: ¿Por qué entonces se rindieron?
RIVERO: Porque no teníamos agua, además no nos rendimos, peleamos a la altura de las circunstancias.
LA COMISIÓN DE PRISIONEROS. COMITÉ DE ELEANOR
ROOSEVELT. LA COMISION TÉCNICA. FAMILIAS CUBANAS APORTAN SUS JOYAS. EL COMITÉ DE FAMILIARES
No demoró en conocerse la posibilidad de que los brigadistas lograsen su libertad a través de un trueque o intercambio. El jueves 18 de mayo Fidel Castro al dirigirse a una gran concentración de campesinos al celebrar el segundo aniversario de la Reforma Agraria expresó:
“Si los imperialistas no quieren que sus gusanos trabajen, que nos los cambien por tractores”.
Más tarde en el mismo día, le hizo el mismo ofrecimiento a José Pérez San Román al visitarlo en el Hospital Naval y le pidió que los prisioneros nombrasen una comisión de 10 brigadistas para que fuesen a los Estados Unidos a viabilizar el intercambio.
De inmediato Sergio Carbó, miembro del Consejo Revolucionario y director del confiscado periódico Prensa Libre, pidió públicamente al Presidente Kennedy que aceptase el cambio propuesto por Castro. En igual sentido se manifestó el ex-Presidente Carlos Prío Socarrás quien pidió la “creación de un Comité que se encargue de colectar los fondos necesarios para el intercambio propuesto” por el dictador cubano.
Dos días después, el 22 de mayo, 1961, llegaba a Miami el grupo de diez prisioneros para negociar la permuta de “tractores por hombres” y recaudar los millones de dólares que Castro exigía para liberarlos. La comisión la integraban Ceferino Álvarez, Ulises Carbó, Mirto Collazo, Waldo de Castroverde, Gustavo García Montes, Luis Morse Delgado, Eloy Alvarez Tamargo, Juan José Peruyero, Reinaldo Pico y Hugo Sueiro.
Aunque admite que “el procedimiento empleado por Castro contraviene las convenciones internacionales sobre prisioneros de guerra”, el Consejo Revolucionario, presidido por Miró Cardona, “por razones de solidaridad humana acepta pagar el precio exigido”, y “solicitará del mundo libre el monto total del rescate”. Pero, en gesto que lo enaltece, Miró Cardona plantea, “además, la libertad de todos los presos políticos que se encuentran en prisión por combatir al régimen de Cuba”, y pide que las negociaciones se realicen a través de la Cruz Roja Internacional.
Castro, sin vacilación, rechaza tratar con el Consejo Revolucionario e impugna la participación de la Cruz Roja.
De inmediato se formó un comité de destacadas personalidades privadas para gestionar la permuta de prisioneros por tractores. Se encargarán de recaudar los fondos necesarios para la compra de los tractores. Estará compuesto de Eleanor Roosevelt, Walter Reuter y Milton Eisenhower. A la semana, que era el término convenido, regresa a La Habana la comisión de brigadistas. Se ha fijado en 500 el número de tractores. El 25 de mayo Castro ratifica su aceptación. Surgen enseguida las primeras dificultades. Labradío controlada de La Habana acusa a Manuel Antonio de Varona de obstaculizar las negociaciones al exigir la liberación de todos los prisioneros de guerra y no sólo de aquéllos que designe Castro.
No obstante, continúan las negociaciones. El sábado 3 de junio el “Comité de Ciudadanos”, encargado de recaudar los fondos, ahora integrado también por un tesorero (Joseph M. Dodge), envía un cable a Castro informando que los 500 tractores están listos, en Detroit, para su entrega tan pronto como Castro confirme su disposición de hacer el canje. Pero aparece una nueva dificultad; esta vez de carácter técnico sobre el tipo de tractores exigidos.
La “Comisión Tractores por Libertad” ofrece 450 tractores agrícolas para uso general y 50 tractores tipo oruga. Castro exige que los 500 fuesen de tipo oruga, de la categoría de 30 toneladas. Los más grandes que propuso la comisión eran de 15 toneladas. Se le da a Castro un plazo hasta el miércoles 7 de junio, para responder. Ya nada resultó fácil.
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