Las vacaciones de verano, un lapso prolongado durante el cual los niños no tienen clases y dedican su tiempo libre a divertirse y desconectar, pueden fomentar que desaprendan parte de lo que asimilaron durante el curso escolar. Un experto en educación explica como evitar el llamado ‘summer slide’ o ‘bajón estival’.
Por Rocío Gaia
Las vacaciones de verano son la época del año favorita de los niños, pero si sus padres no toman ciertas precauciones este largo paréntesis anual pueden tener un impacto negativo en su rendimiento académico al volver a la escuela.
Durante las vacaciones escolares de verano, que en algunos países duran más de dos meses, los estudiantes descansan, se divierten y se desconectan de sus habituales tareas educativas, pero a lo largo de este prolongado período de inactividad académica también corren el riesgo de desaprender algunos conocimientos que adquirieron durante el curso escolar previo.
Es el denominado ‘summer slide’ o ‘tobogán veraniego’ (en alusión a que el nivel de aprendizaje del alumno se desliza sin freno hacia abajo), un fenómeno también conocido como ‘retroceso’ o ‘bajón’ de verano.
Esta pérdida estacional de conocimientos académicos puede provocar un considerable retraso de aprendizaje en los alumnos que han sufrido el ‘summer slide’ respecto de sus compañeros de clase, según los datos que maneja la plataforma educativa de aprendizaje de inglés en línea Nominis.
Esta caída en el aprendizaje comienza a producirse en los cursos de Primaria, pero puede llegar hasta la educación Secundaria, una etapa en la que puede tornarse acumulativa e irrecuperable si no se toman las medidas oportunas, añaden.
No obstante, si los padres aplican con constancia unas sencillas recomendaciones, no solo se evitará el ‘summer slide’ en sus hijos, sino que además se podrá aprovechar la mayor disponibilidad de tiempo libre que hay en vacaciones para reforzar los conocimientos que adquirieron durante las clases y facilitar su progreso al retomarlas.
Caída
estacional del
aprendizaje
“El ‘summer slide’ suele ser más intenso en aquellas áreas educativas que requieren una particular constancia, como el aprendizaje de idiomas, las matemáticas o la lectura en edades tempranas”, sostiene Rodrigo Servert, director ejecutivo (CEO) y fundador de Nominis
“Los estudiantes pierden habilidades en matemáticas, debido a la falta de práctica continua, ya que la mayoría de los padres no suelen fomentar actividades relacionadas con esta asignatura en el verano”, según Servert.
“En lectura e inglés, la falta de práctica regular durante las vacaciones conduce a una disminución en la fluidez y la comprensión lectora”, puntualiza.
Para Servert “durante el verano cobra mayor sentido el uso de alternativas educativas lúdicas para mantener y reforzar los hábitos de estudio de los más pequeños de la casa, evitándoles que asuman más tareas sistemáticas o convencionales”.
Para conseguirlo, los padres pueden valerse de cuentos, canciones, juegos o aplicaciones, según explica.
“El descanso veraniego es compatible con el aprendizaje, especialmente, cuando éste último se presenta en forma de juego y durante breves períodos de tiempo”, recalca.
“Divertirse aprendiendo en etapas tempranas no sólo evita el desaprendizaje en vacaciones, sino que incluso es capaz de enriquecer esos largos meses de descanso estival”, según Servert, que propone a los padres algunas recomendaciones básicas para ayudar a que sus hijos retengan y refuercen lo aprendido.
Atiende las
preferencias de tus hijos
“Es importante implicar a los pequeños en la elección de los recursos con los que quieren ‘alimentar su cerebro’. Algunos cuentos, dibujos, puzzles, comics, libros, vídeos, películas, canciones y métodos para aprender inglés basados en el ‘storytelling’ (contar historias), ayudarán a evitar el desaprendizaje veraniego”, según Servert.
Crea una rutina de
gimnasia mental
Aunque las vacaciones de verano son una etapa para relajarse, los niños pueden incorporar a su rutina cotidiana algunas actividades sencillas y divertidas que estimulen el trabajo mental de unos 15 a 30 minutos de duración, según los especialistas de Nominis.
“La mañana es el mejor momento para ejercitar el cerebro y para mantener el hábito es bueno ejercitarlo a la misma hora” apuntan.
Fomenta los juegos en familia
“Una forma divertida de fomentar el aprendizaje son los juegos de mesa. Con ellos, los más pequeños aprenden los números, hacen operaciones básicas, clasifican elementos y los comparan.
Además, estos juegos estimulan la competición sana porque les enseñan a ganar, pero también a perder”, explica Servert.
Realiza actividades culturales y al aire libre
Los días de verano son ideales para compartir en familia diferentes actividades que aumentan la cultura de los niños y su amor por el medioambiente, como hacer excursiones a la montaña, observar paisajes y noches estrelladas, disfrutar de un baño en el mar o un lago, visitar museos o parques naturales, recorrer ciudades o ir al teatro, según Nominis.
Pon en marcha
proyectos de verano
Servert considera importante “animar a los más pequeños a emprender proyectos propios como construir un jardín, aprender a cocinar nuevas recetas o, incluso, iniciar un pequeño negocio de venta de pulseras, golosinas o manualidades”.
Recomienda a los padres de estudiantes de Primaria que fomenten la escritura creativa en sus niños, animándolos a escribir cuentos, diarios de sus actividades de verano o cartas a familiares y amigos.
“Estos proyectos no solo mantendrán activas sus habilidades de escritura, sino que también promoverán su creatividad y capacidad de reflexión, pudiendo combinarse fácilmente con el aprendizaje del inglés”, asegura.
Para los estudiantes de Secundaria, Servert recomienda impulsar un proyecto de investigación sobre un tema que les apasione, vinculándolo al inglés, la lectura o las matemáticas, para que después presenten los hallazgos de su investigación en un formato creativo, como una presentación multimedia o un blog.
0 comentarios