Los primeros que salieron a felicitar a la candidata Claudia Sheinbaum, quien ganó las elecciones presidenciales en México, fueron los dictadores Raúl Castro y Díaz-Canel, además de Nicolás Maduro y el seudo izquierdista Gustavo Petro.
Pero sin lugar a dudas que la mayor felicitación a Sheinbaum la dio el actual presidente de México, Manuel López Obrador, ya que Claudia, quien fue alcaldesa de Ciudad de México, siempre ha pregonado su admiración hacia ejercer la política de extrema izquierda.
“Aunque es indudable su cercanía política con López Obrador, Claudia siempre ha confesado su admiración por el papel de ciertos mandatarios en América Latina en favor de la extrema izquierda”.
Así lo sentenció el líder mexicano Calixto Infante, quien aseguró que Sheinbaum ha culpado a las políticas económicas neoliberales de condenar a millones de personas a la pobreza.
Ella –según él–en la mayoría de sus discursos en público ha pontificado con la eterna frase de que “en ser de la izquierda tiene que ver con esos postulados, a fin de garantizar los mínimos derechos a todos los habitantes y obreros más indefensos”.
“Pero, contrario a López Obrador, se presume que Sheinbaum va a ir con otro rumbo, pero guardando sus postulados de la defensa y la inoperancia de la política social de izquierda”, insistió Ovidio Castro Martínez.
Alfredo Buñuel, asimismo, opinó que “otra piedra colocada sobre las espaldas de Sheinbaum está relacionada con la poderosa figura de López Obrador, quien “metió” la mano en la campaña de esta candidata para que saliera ganadora”.
“Sus críticos han promovido la idea de que ella no será más que una correa de transmisión de los anhelos del mandatario saliente, líder del mayor movimiento de izquierda en México, que no ha dejado buenos resultados políticos para esta nación”, comentó.
“Sheinbaum se inscribe en una izquierda moderna, más europea, que enarbola una agenda de preocupaciones por los derechos humanos, la ecología, el género y la diversidad sexual”, aseguró Alfredo quien es un empresario en Homestead.
“Todo ello, excede el modelo político de López Obrador, de una izquierda “milenarista”, donde el Estado benefactor se coloca al centro y que se entrecruza con una añoranza por las raíces indígenas” repuntó.
“Su gobierno en Ciudad de México dio muchas pistas de cómo va a ser la primera presidenta. Es alguien que nunca va a dejar de hacer lo que se tiene que hacer”, expresó Diana quien no confía para nada en el gobierno de esta futura presienta”.
“Sheinbaum tiene también un talante más democrático y más de izquierda que algunos cuadros del obradorismo. Es un político con algo de incertidumbre. Ojalá pueda gobernar México sin el consejo de Obrador”, concluyó.
“Estamos jugándonos la vida futura y política de México en manos de Sheinbaum. No me inspira confianza de ninguna clase y, menos, cuando sabemos que ha sido de la rosca de López Obrador quien siempre estuvo casado con la izquierda”, apuntó.
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