65 AÑOS DE INFAMIA (XIV)

Written by Libre Online

16 de abril de 2024

En el Granma, el yate de sesenta pies adquirido con los fondos reunidos por el depuesto presidente Carlos Prío Socarrás y su Organización Auténtica, y donado a Fidel Castro para “luchar por el restablecimiento de la democracia en Cuba”, se transportaron en total 82 guerrilleros en noviembre de 1956. Aún antes de alcanzar las costas de Oriente el 2 de diciembre, ya había destacados comunistas muy cercanos a Fidel y Raúl Castro integrando esa misión.

Es curioso destacar que 67 guerrilleros fueron eliminados o hechos prisioneros en apenas tres días después del desembarco, pero entre los 21 miembros restantes que lograron evadir al ejército se hallaba la cúpula de la expedición, casi todos comunistas; entre ellos, Fidel y Raúl Castro, Ernesto Guevara, y otros destacados jefes, lo cual parece indicar que se cuidaron de marchar “bien a la retaguardia”, como hicieron Mao y Zhou en Corea, mientras los demás “se jugaban el pellejo” por ellos. El único comunista prominente que fue hecho prisionero en los días iniciales del desembarco fue Norberto Collado Abreu, capitán al mando de la nave y connotado marxista, quien había conocido a Fidel Castro cuando ambos se hallaban prisioneros en la cárcel de Isla de Pinos.

Fidel Castro Ruz siempre tuvo la intención oculta de perpetuarse en el poder absoluto, y, para ello, el camino del comunismo era la ruta ideal, y el engaño al pueblo de Cuba era el paso necesario.

Este sombrío análisis sobre los últimos 65 años de infamia podría extenderse por muchas páginas más, pero la brevedad de espacio nos impide hacerlo. No obstante, hay algunas abominables iniquidades que al menos debemos citar someramente.

Tras el triunfo de la revolución, Fidel Castro afirmó que en Cuba se acabaría la prostitución y que los cabarets de lujo y los casinos debían desaparecer. Pero al llegar la década de los setenta, en medio de la extendida miseria que cubría ya a toda la nación cubana, su depravado cerebro decidió “inventar” una nueva industria para robar dinero, concibiendo la idea del “turismo sexual”. 

No le importaba lo dicho antes, lo cual es natural en los comunistas, que no respetan ni las propias leyes decretadas por ellos. Y comenzó el sucio turismo sexual; los livianos e inescrupulosos “turistas” que viajaban ávidos a Cuba para tentar a las bellas jovencitas cubanas —pobres y necesitadas de todo—, con el simple regalo de una cena en un hotel (donde los discriminados cubanos no podían hacerse presente), o la sencilla baratija de una prenda interior, o quizá una bisutería de ridículo valor. Calculaban que las hermosas cubanitas, malviviendo en total carestía, se deslumbrarían por cualquier cosa. Los consulados cubanos diseminados por el mundo, y sus oficinas de turismo, no tenían escrúpulos en promover esas bajezas de forma poco disimulada.

Otra de sus oprobiosas formas de explotación, fue la promoción de los “Intenacionalistas” para engañar a los jóvenes cubanos y lanzarlos a la guerra en África.

La juventud cubana, sin posibilidad de futuro alguno y desesperada por escapar de la isla de cualquier forma, acudió candidamente a registrarse para salir del país como “Intemacionalista”, a los llamados del “Máximo Demonio” quien sostenía con fingida inocencia ante los medios de prensa de la nación que “era muy encomiable visitar otros países para alfabetizar y ayudar a su progreso”.

Felipe Lorenzo

Hialeah, Fl.

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