El gángster cubano, enfrentado a tanta oposición de numerosos sectores, seguía también desbarrando e insultando a todos los que manifestaban siquiera el más mínimo desacuerdo con las locuras que estaban destrozando al país. Entonces, como no podía proferir más groserías y soeces epítetos ante los micrófonos para injuriar a quienes se le oponían, se refugió en un diccionario a fin de hallar un insulto, un vituperio suficientemente degradante, de acuerdo a su inmundo cerebro. Así fue como encontró la palabra “Escoria”. Por definición idiomática, la palabra “escoria” (proveniente del término latín scoria o “excremento”), significa “sustancia vitrea que sobrenada en los metales fundidos, desechos babosos del hierro”.
A partir de ese momento, y a instancias del “Máximo Delincuente”, los comunistas cubanos comenzaron a emplear el insultante calificativo de “escoria” para todos aquellos considerados contrarrevolucionarios. El término, sin duda alguna, venía muy bien; ¡pero para aplicárselo a ellos!
Ellos formaban la verdadera “escoria” del país, los desechos inservibles, la repugnante costra comunista que era sólo “excremento”.
Otras ignominias enlodaban aún más a la maltrecha nación cubana, con la implementación de los nuevos “Pioneritos”, los niños de primeros años adoctrinados escandalosamente por el demoníaco sistema. Muchos hemos escuchado la conocida historia de algunas maestras comunistas pidiendo a los pequeños que cerrasen sus ojos y le pidiesen una manzana a Dios. Al abrirlos, no había manzana alguna. Pero luego les pedían que cerraran de nuevo los ojos y se las pidieran a Fidel. Y entonces, milagrosamente, aparecía una manzana en cada pupitre.
Igualmente, las prácticas de “Programas de Reeducación patriótica” (parecido a lo que hoy están haciendo con los niños secuestrados de Ucrania, bajo la directriz de la proterva rusa María Lvova-Belova). Maestras comunistas, en Cuba, instaban a los niños a reportar cualquier comentario de sus padres contra la revolución. “Si lo hacen, hay que regañarlos para que se porten bien”, —afirmaban las locuaces y malignas pedagogas. La “Corea del Norte” del Caribe, no se detenía en la aniquilación de la moral y la integridad familiar cubana que siempre caracterizó a la república.
Quienes, aún a la altura de los tiempos actuales, difaman al pueblo cubano acusándole de “haber permitido” el comunismo y de “no haber luchado contra ellos dentro de Cuba en lugar de protestar en el exrterior”, son simplemente unos ignorantes o unos mal intencionados. Cuba luchó y sufrió como pocos países, y fue incomprendida y abandonada por todos. Hoy, venezolanos y nicaragüenses lo entienden.
Algunos que renegaron más tarde de la infernal revolución han intentado igualmente sugerir que quizá los comunistas convencieron a Fidel Castro Ruz para implantar el socialismo en Cuba. ¡Falso!
Felipe Lorenzo
Hialeah, Fl.
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