La obesidad, a raíz de un estilo de vida poco saludable, aumenta las dificultades para concebir hijos. Uno de cada cuatro pacientes en edad reproductiva que se someten a un tratamiento para perder peso tienen problemas de fertilidad, según un estudio que cobra especial relevancia en el día Mundial de la Obesidad que se conmemora el 4 de marzo.
Por Pablo Gutman
La obesidad, cuyo Día Mundial se conmemoró el 4 de marzo, tiene numerosos y conocidos impactos negativos en la salud, pero el sobrepeso corporal puede llegar a afectar también la fertilidad humana?
Los especialistas indican que la respuesta es afirmativa, tras encontrar nuevas evidencias de que el exceso de peso corporal puede disminuir las posibilidades de tener descendencia.
Según una investigación del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), “el 28% de los pacientes de entre 25 y 45 años de edad que acuden a este centro médico para someterse a un tratamiento para la obesidad tienen dificultades para concebir. De este grupo, el 57% son mujeres y el 43% son hombres”, explica esta fuente.
Estos datos provienen de un estudio realizado por el Instituto sobre una muestra de 434 pacientes (248 mujeres y 186 hombres) de edades comprendidas entre 25 a 45 años y con un Indice de Masa Corporal (IMC) de 30 o más, un indicador de que la persona tiene obesidad.
El IMC (peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de su estatura en metros) es un cálculo para evaluar la categoría de peso corporal en la que se encuadra una persona: peso bajo, peso saludable, sobrepeso y obesidad.
Reproducción asistida
más difícil
Los resultados de esta investigación refuerzan la evidencia de que la obesidad aumenta el riesgo de infertilidad tanto en las mujeres como en los varones, como muestran estudios anteriores.
“El exceso de peso corporal desencadena múltiples alteraciones endocrinas que conllevan una mayor tasa de subfertilidad y esterilidad”, según explica a EFE Rubén Bravo, técnico superior en dietética y nutrición.
También se ha demostrado que un IMC de más de 30 puede condicionar los resultados de las técnicas de reproducción asistida, estando asociado a una alteración de la calidad de los ovocitos, espermatozoides y embriones, a una disminución de la respuesta ovárica, el empeoramiento de la tasa de implantación y gestación y al aumento de la probabilidad de aborto, añade.
“La obesidad reduce por varios motivos la fertilidad natural del individuo en ambos sexos, así como las tasas de éxito de los tratamientos de reproducción asistida y los embarazos que llegan a término”, explica la nutricionista clínica Carmen Escalada.
Explica que “en la mujer, la obesidad da lugar a un desequilibrio hormonal que hace que descienda la calidad de los óvulos y que su maduración no sea óptima”, y que “en el hombre, se relaciona con una menor cantidad y movilidad de los espermatozoides, lo cual dificulta su capacidad de fecundar el óvulo”.
Bajar de peso y de grasa corporal hasta unos niveles adecuados ayudará a mejorar los niveles de estrógenos e insulina, y a que descienda la inflamación del cuerpo lo que va a aumentar las tasas tanto de concepción como de bebés nacidos vivos, según señala.
El sobrepeso y la obesidad de uno o ambos miembros de la pareja también afecta de manera negativa las tasas de éxito de la fecundación in vitro, según Escalada.
“Esto sucede porque se van a necesitar mayores dosis de medicación para la obtención de los óvulos y éstos corren más riesgo de tener peor calidad y ser menos numerosos” apunta.
El esperma también puede verse afectado, lo cual disminuye la cantidad de óvulos fecundados y su capacidad de desarrollarse y poder ser implantados en el útero, añade.
Además, una vez conseguido el embarazo, aumenta el riesgo de preeclampsia (presión arterial alta y signos de daño hepático o renal) y diabetes gestacional lo que pone en riesgo tanto a la gestante, como al bebé, según esta especialista.
Impacto fisiológico
y psicológico
Además, el hecho de que la persona sea consciente del impacto fisiológico que produce el exceso de peso en su sistema reproductivo y hormonal, puede aumentar su estrés, lo que a su vez influye en la fertilidad, especialmente cuando deteriora las relaciones sexuales o la ovulación, según la psicóloga María González, especializada en obesidad y terapia de pareja.
El aumento del estrés y ansiedad se puede traducir en “ganas de comer” y en una mayor insatisfacción y desconfianza hacia el propio cuerpo, lo que a su vez puede aumentar aún más la obesidad y el estrés, asegura.
Por ello según el IMEO es importante que ambos progenitores tomen conciencia de los efectos de la dieta y el estilo de vida en la función reproductiva, y que alcancen unos niveles de peso y grasa corporal adecuados, tanto si aspiran a ser padres de manera natural, como si van a iniciar un proceso de fecundación asistida.
Para conseguirlo es aconsejable que se pongan en manos de un equipo multidisciplinar que aborde en conjunto todos los factores implicados en la obesidad, tanto médicos, psicológicos y emocionales como nutricionales y de estilo de vida, concluyen.
0 comentarios