Por Daniel Pedreira, Especial para LIBRE
Entrevista con un cubano-uruguayo-americano en Ucrania
Durante los últimos dos años, el mundo ha sido testigo de la invasión rusa de Ucrania y la valentía de ese pueblo al defenderse. Para muchos, este conflicto lejano no parece tener relevancia o impacto para nosotros en los Estados Unidos o, más ampliamente, en el hemisferio occidental. Otros, como el joven estudiante Nicholas Doré, han buscado cómo ayudar al pueblo ucraniano, incluso poniendo en riesgo sus propias vidas.
Nacido el primero de junio de 1999 y criado por abuelos cubanos exiliados, Doré estudió ciencias políticas en Miami Dade College y se graduó el año pasado de relaciones internacionales en la Escuela de Asuntos Internacionales y Públicos Steven J. Green de la Universidad Internacional de la Florida. Desde el frente ucraniano, Doré nos concede esta entrevista exclusiva para LIBRE.
DP: ¿En qué parte de Ucrania te encuentras? ¿Qué tipo de trabajo estás haciendo allí?
ND: Ahora mismo estoy viviendo en Kramatorsk a menos de media hora de la primera línea en la parte oriental de Ucrania llamada Donbás. Aquí estoy de voluntario humanitario con una organización local llamada Baza UA. Nuestros deberes han cambiado de acuerdo a la situación militar y las necesidades de la gente atrapada en el fuego cruzado. Desde que comenzó la guerra hemos estado evacuando a civiles bajo bombardeos rusos y trayéndolos a zonas más seguras. También para los que no pueden o no quieren evacuar por cualquier razón le traemos asistencia humanitaria y medicamentos básicos necesarios. Últimamente he estado trabajando en la clínica móvil que estacionamos en pueblos cerca de la primera línea para brindar atención de primeros auxilios para personas mayores. Tenemos muchos más proyectos que dependen de la situación militar, como reconstruir casas destruidas por proyectiles de artillería rusa y centros culturales para los niños que todavía viven en Donbás.
DP: Muchas personas alrededor del mundo han ofrecido dinero y ayuda humanitaria al pueblo ucraniano. ¿Por qué decidiste dejar Miami y viajar al corazón de la guerra en Ucrania?
ND: Aunque no nací en Cuba todavía siento la pérdida de mi patria y lloro las mismas lágrimas que los exiliados. Algunas veces hay que preguntarse qué hubiera hecho uno en momentos de tener que enfrentarse a un mal mayor. Simplemente quería ayudar a los ucranianos en su lucha por la libertad y a defenderse de los rusos. Jamás desperdiciaré una oportunidad de enfrentarme a los comunistas y enemigos de la libertad. Mientras el mundo veía como Rusia invadía a Ucrania, los ucranianos nos dieron una lección en coraje, lealtad, y patriotismo, de lo que los pueblos bajo dictaduras pueden aprender y ojalá les inspire para rebelarse.
DP: ¿Qué opinas del apoyo que ofrecen regímenes como el de Cuba a la invasión rusa de Ucrania?
ND: No me sorprende que el régimen cubano haya apostado tanto a favor de la invasión rusa, incluso enviando gente como carne de cañón. “Dime con quién andas y te diré quién eres”, frase que me enseñó mi abuela y que nunca falla. Nada cambia a favor de Rusia al recibir apoyo del régimen cubano si no es que Díaz-Canel se alza con la esperanza de una posición elevada en un orden mundial multipolar. Debido al fracaso militar de Rusia en Ucrania, los regímenes comunistas como Cuba, que dependen de apoyo militar ruso como elemento disuasorio para los disturbios internos o la intervención extranjera, corren riesgos de seguridad y la inestabilidad del régimen, lo cual es evidente, no será suficiente si Rusia ni siquiera puede derrotar a Ucrania en el Este del país. Nosotros, los exiliados cubanos, no deberíamos hacernos ilusiones de que una victoria ucraniana resulte en la caída del régimen castrista, pero, sin embargo, será un duro golpe para el resto del bloque comunista y los dejará expuestos a un cambio de régimen, ya sea por una revolución democrática o por una intervención extranjera. Desafortunadamente, cada semana hay noticias de que más mercenarios cubanos son enviados al frente como carne de cañón. El último en fallecer fue un joven de 21 años llamado Raibel Palacio, que prefirió la muerte en Ucrania a la miseria comunista de Cuba.
DP: ¿Has visto o interactuado con muchos extranjeros en Ucrania? ¿De qué nacionalidades son? ¿Qué labor hacen?
ND: Sí y vienen de todas partes del mundo en respuesta al llamado de ayuda del presidente Zelensky. Ex-soldados luchan, periodistas informan, y gente común como yo que ayuda en todo lo que podemos. La mayoría vienen de Estados Unidos, Georgia, Polonia, Inglaterra y Canadá. También vienen muchos de los países bálticos y nórdicos como Lituania y Finlandia por miedo a que la guerra en Ucrania se extienda a sus países y vuelvan a desaparecer como ha ocurrido históricamente debido al Imperio Ruso o la Unión Soviética. Últimamente los latinos han mostrado más interés y preocupación por la guerra como resultado de la creciente propaganda rusa en toda Latinoamérica.
DP: ¿Qué necesidades existen en Ucrania en estos momentos?
ND: En estos momentos lo único que queda para ganar la guerra es luchar. De tiempo en tiempo cambian las necesidades del pueblo civil de acuerdo a la situación militar pero ahora con el frente en un punto de estancamiento no tenemos tantas evacuaciones, sino al contrario todos los días hay más gente regresando al Donbás. En el Congreso de los Estados Unidos siguen debatiendo sobre asuntos de seguridad global y nuestros intereses nacionales mientras los ucranianos piden más armas para evitar que la OTAN tenga que intervenir en la guerra contra Rusia. No tengo ninguna duda de que más asistencia pasará por ambas cámaras legislativas y llegue al escritorio del presidente Biden, pero cada día que pasa es uno menos que tienen los ucranianos para echar a los rusos de su territorio. Siempre se necesita más apoyo de los ciudadanos en democracias liberales occidentales, y más que nunca de Latinoamérica, donde Rusia ha puesto la vista sobre la desestabilización del continente.
DP: ¿Cómo ves la situación en Ucrania actualmente?
ND: Ahora mismo la primera línea está en un estancamiento después de que el contraataque ucraniano no logró reconquistar suficiente territorio perdido. Esto le hubiera cortado el puente sobre tierra que conecta a Rusia con la península estratégica de Crimea en el Mar Negro. Los rusos han respondido con su propio contraataque que ni siquiera han logrado tomar ninguna otra ciudad estratégica luego de varios meses, toneladas de tanques perdidos y miles de sus propios soldados muertos. Esperemos que pase el invierno y, después de la primavera cuando endurezca la tierra de nuevo, habrá más movimiento a favor de Ucrania que irá rearmado por el occidente.
DP: ¿Cómo ves la situación en Ucrania al comenzar el segundo año del conflicto?
ND: Desde que el presidente Vladimir Putin anunció una “operación militar especial de tres semanas” la invasión rusa se deterioró rápidamente en un gran fracaso. Cuando las columnas de tanques avanzaban hacia Kyiv, nadie se esperaba que los ucranianos pudieran defenderse, pero ahí quedaron las columnas de tanques rusos destruidas con armas americanas. A medida que salimos del invierno y se rompe el estancamiento en la primera línea, el objetivo militar sigue siendo el mismo: atravesar las líneas rusas hasta el mar de Azov para cortar el puente de tierra que conecta Rusia con Crimea sobre territorio ucraniano. Las regiones anexadas de Zaporizhzhia y Jersón son tierras sagradas donde nació el primer estado ucraniano moderno en 1648, y hasta ahora las capitales de ambas regiones permanecen bajo control ucraniano. Aunque el presidente Putin anunció la anexión ilegal de estas regiones, los avances iniciales rusos no tuvieron éxito luego de retirarse de Jersón, la única capital regional que habían capturado desde que invadieron hace dos años. Yo siempre trato de tomar un poco de tiempo en el Donbás para hablar con los soldados ucranianos y luego de dos años se mantienen aún más determinados y listos para expulsar a los rusos.
DP: ¿Por qué es importante la guerra en Ucrania para el resto del mundo?
ND: El presidente Ronald Reagan recordó una historia al hablar con un cubano exiliado. Después de escuchar los horrores del régimen de Castro, dijo lo afortunado que era de ser estadounidense. El cubano respondió que tenía suerte porque al menos tenía un lugar al que escapar mientras los estadounidenses no tienen ningún lugar al que escapar. Para aquellos que están agradecidos por las libertades que Estados Unidos nos ha brindado a nuestros abuelos y a nosotros, una victoria rusa no es de nuestro interés. El presidente Putin ha dicho que la mayor tragedia del siglo XX fue la disolución de la Unión Soviética y el colapso del bloque comunista. No debería sorprender a nadie que Rusia está decidida a reconstruir su imperio perdido basado en su historia revisionista. La invasión rusa de Ucrania es la primera etapa hacia un mundo multipolar donde Estados Unidos ya no es la potencia hegemónica global. El orden mundial multipolar indicará la legitimidad internacional de regímenes como Corea del Norte, Siria, Bielorrusia, Serbia, Venezuela, Nicaragua y Cuba, por dar algunos ejemplos que nos ofrecen para emular el nuevo eje del mal encabezado por Rusia, China e Irán. No es momento de que Estados Unidos abandone sus compromisos multilaterales en organizaciones internacionales como la OTAN o sus alianzas bilaterales con estados en zonas geoestratégicas como Ucrania en Europa, Israel en el Medio Oriente y Taiwán en el Asia-Pacífico. Ha llegado el momento de que Estados Unidos, como nación excepcional y arsenal de la democracia, rechace las amenazas a las democracias liberales occidentales y no sólo fortalezca, sino que amplíe, la OTAN. Nosotros los cubanos no le pedimos a nadie más que luche por nosotros, pero si alguna vez llegara el momento, querríamos tantos aliados como fuera posible, y especialmente con el apoyo de Estados Unidos.
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