EL INCREÍBLE COSTO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA AL MUNDO

Written by Demetiro J Perez

9 de enero de 2024

Este pasado primero de enero, se cumplieron 65 años del arribo de lo que vendría a hacer la peor catástrofe sufrida por Cuba durante toda su existencia, como colonia del Imperio Español, y como República Independiente, con la toma del poder de lo que prometió ser “una Revolución tan cubana como las palmas”, y, terminó siendo, la gran estafa de una colonia al servicio del comunismo soviético. Los daños sufridos por la Isla en costo material, espiritual, social, político y económico han sido devastadores. Pero los daños no se confinan al espacio geográfico nacional; trascienden más allá de sus fronteras, y sus deudas, la mayoría nunca pagadas, han afectado, a través de muchos años, a un sinnúmero de países, en cantidades literalmente astronómicas.

Hace unos años, allá por el 2015, cuando retumbaba la exuberancia irracional por la reapertura de relaciones de Estados Unidos con Cuba, la satrapía del Caribe, con el típico cinismo que caracteriza a los comunistas, lanzó, como un globo experimental, la ilusoria esperanza de una posible recompensa de esta nación a Cuba por daños sufridos debido al “embargo”. Soñaban despiertos. En su desenfrenada locura llegaron a pensar que el entonces presidente, Barack Obama, entusiasmado por enaltecer su legado, estaría dispuesto a reanudar los lazos diplomáticos con la Isla cautiva, sin escatimar riesgo ni costo.  ¿A cuánto ascenderían esos perjuicios? ¿Cuáles serían las expectativas de la pretendida compensación?

No recordamos, con precisión, el monto que los comunistas fijaron a sus daños por “el embargo”; pero sabemos que sobrepasaba los 100 billones de dólares. ¿De dónde sacaron esa extravagante cantidad? No lo sabemos. Nunca lo entendimos. Pero ahondando retrospectivamente en el absurdo, y apelando al elástico mundo de las comparaciones, nos preguntamos, sin pretensiones de alcanzar conclusiones, cuánto, a la inversa, le ha costado la revolución cubana al mundo, incluyendo el monstruoso daño a su propia población. Un año tiene, 365 días, nos lo enseñan en la escuela, y si es bisiesto, 366.  Sesenta y cinco de esos años, bisiestos y regulares, ha sufrido el pueblo de Cuba por la catástrofe de la revolución, pero nadie, que sepamos, se ha atrevido a ponerle un precio, porque, quizás, no se ha encontrado la fórmula cronológica precisa para medir, en término monetario, la angustia y el sufrimiento colectivo de una nación.

Pero, sin embargo, en la escala material, tangible, el perjuicio infligido a los cubanos por la revolución marxista, al margen de otros muchos daños, ha sido exorbitante. 

Ante la realización de este 65 aniversario del inicio de la catástrofe cubana, hemos sentido la necesidad, como un obligado recordatorio pertinente, señalar el inmenso costo que ha tenido la revolución cubana, no solo para Cuba, sino para otros países, víctimas de su perfidia, su incompetencia, y su injerencia, frecuentemente criminal.

¿Cómo, y basado en qué base legal, o moral, puede aspirar el régimen comunista cubano a una indemnización, cuando desde su llegada al poder, comenzó un programa de confiscación, estatización, expropiación, sin compensación real a los propietarios, nacionales y extranjeros?

Si la población cubana está en la actualidad, sumida en la más abyecta pobreza, es por el resultado directo de la ineficiencia de un sistema históricamente fallido, y no como consecuencia de un “embargo” que le ha servido de conveniente muleta, para deambular por el mundo con la mano extendida, como un indecoroso pordiosero internacional. 

Si a la luz de aquel disparate del 2015, cuando Obama y Raúl Castro, compartían un embeleso imposible, a los mandarines comunistas cubanos les parecía merecedores de una indemnización por encima de los 100 billones de dólares, en un ajuste de daños, cuánto, entonces, le debía la revolución cubana al mundo por las tantas atrocidades sociales, políticas y económicas perpetradas impunemente.

A breves trazos, hagamos, por curiosidad histórica, si se quiere, algunos apuntes para ir poniendo las cosas en su perspectiva apropiada.

He aquí, a groso modo, algunas notas que indican, aproximadamente, lo que Cuba debe al mundo solamente en el capítulo material, desde el comienzo de la revolución, hasta la entente con Barack Obama, obviando los años desde entonces hasta la fecha.

¿A cuánto asciende el desastre? Veamos:

Los norteamericanos estiman que las propiedades desvergonzadamente confiscadas, sin pago, ascienden a unos 8,550 millones de dólares. España valora las propiedades incautadas a sus ciudadanos operando en la Isla en 8,000 millones de dólares. Economistas independientes venezolanos calculan que el subsidio de Venezuela a Cuba, desde el arribo de Hugo Chávez al poder, pasa de los 7,500 millones anuales, factor importante en la desintegración de la economía venezolana. De estas ilegítimas expropiaciones, Cuba, en forma alguna, ha compensado a sus propietarios por los perjuicios causados. 

Empero lo dicho no es todo. Aún hay más.

La irresponsabilidad del gobierno de Cuba se extiende hasta a sus mismos protectores.

La Unión Soviética, durante el período de la Guerra Fría, subsidió a Cuba con más 100 billones de dólares, sin contar con las inmensas donaciones de armamentos que le proveyó. La Habana jamás intentó pagar la deuda al declarar Fidel Castro que ésta fue contraída con la Unión Soviética, y que, al haber ésta desaparecido, la deuda quedaba eliminada. No obstante, la clara evidencia de que Cuba ignoraba su existencia, Vladimir Putin, en un gesto ridículamente inocuo, en el 2014 decidió perdonar el 90% de la incobrable deuda. El 10% restante, según la Federación Rusa, se invertiría en el país de las maravillas, lo cual nunca sucedió.

Y la saga continúa con Argentina, a la que, en la actualidad, le debe 11,000 millones de dólares, que jamás serán pagados. Y lo mismo sucede con Japón, que, de los 1,140 millones adeudados, los japoneses, ante la certeza de que nunca sería liquidada, le condonaron el 80% de la misma, y le aplazaron el 20% restante por otros 20 años y de paso le cerraron la línea de crédito.

México es otra de las víctimas de la catástrofe económica de Cuba. Al igual que a Japón, Cuba, a mediados de la década pasada, le debía 487 millones de dólares y el gobierno mexicano, convencido de que nunca la cobraría, le perdonó 341 millones y le aplazó el resto por otros diez años, que, como la anterior, jamás será abonada.

Y hay más, mucho más, del enorme, monstruoso, e interminable costo que la revolución cubana ha infligido al mundo, con una brutal catástrofe, no sólo para los cubanos, sino para muchos países en todos los continentes del planeta.

Al final de cuentas, quién le debe cuánto a quien.

BALCÓN AL MUNDO

El Estado de California proyecta un déficit de 68 mil millones de dólares, citando, como la fuente principal de ese desajuste, al abandono de una gran cantidad de ricos, y compañías, grandes, medianas y pequeñas, que han trasladado sus oficinas centrales a otros Estados. Por supuesto, esta fuga de ingresos que afecta a California se debe al abusivo sistema tributario en el estado, dominado por una legislatura de la izquierda extremista.

Y resulta irónicamente paradójico, que los mismos miembros de la legislatura que se quejan, año tras año, alegando que los ricos y las corporaciones no pagan impuestos (taxes) ahora sollozan porque los ricos, y las compañías, se van del estado y ya no cuentan con 68 billones que, evidentemente, ellos contribuían para llenar las arcas del tesoro. 

Entonces, ¿pagan, o no pagan impuestos, los ricos y las corporaciones?

Otro ejemplo de la insufrible demagogia política que abunda en América.

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Javier Milei continúa su plan de reforma económica en Argentina con pasos inteligentes, mesurados, sin precipitación imprudente. Argentina verá los resultados acelerarse a partir del próximo año.  Todo va bien… por ahora.

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Por fin, luego de una resistencia de semanas, renunció Claudine Gay a la presidencia de la Universidad de Harvard. No pudo más. Su postura antisemita, las acusaciones de plagio, la amenaza de importantes donantes de retirar el apoyo monetario a la institución, le hicieron entender la realidad. Duró seis meses en el cargo. ¡Good riddance!

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Las dos poderosas bombas que explotaron en Irán, cerca de la tumba del general Qassem Soleimani, en conmemoración del cuarto aniversario de su retorno con Alla, vía una efectiva operación de la CIA, fue una dosis de su propia medicina, y un claro mensaje de que pueden reírse un poco de Joe Biden, pero no de los judíos. Aunque éstos no se han adjudicado, ni negado, responsabilidad con el atentado, las cosas quedan a la luz del entendimiento popular, aquí, allá, y acullá. 

Por el momento los Ayatolás siguen contando sus muertos, que ya van por 109, y curando a sus heridos que pasan de 100. 

Ha llegado el momento de parar la violenta agresividad de esa dictadura teocrática despótica.

Y si el presidente de esta nación no encuentra el coraje necesario para hacerlo, ya sabemos quién, o quiénes, sí lo tienen y no dudan en mostrarlo.

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