Hace unas breves fechas, el “presidente” Miguel Díaz-Canel, dijo que a Cuba le quedaban divisas para la compra de petróleo y alimentos para los dos próximos meses. Por primera vez, en largo tiempo, dijo algo creíble. La Isla se hunde en quiebra. Ya no da más. Se acabó. ¿Por qué esa confesión a estas alturas? Porque el fatal deterioro de la economía cubana ha tocado fondo. Ha llegado a un extremo tan obvio, que, decir lo contrario, sería una burla trágica para el mundo, y en especial, para los cubanos que sufren la miseria.
A lo largo de cuatro generaciones de control absoluto, el experimento comunista, bajo la férrea mano de los Castro, no ha hecho más que agravar, hasta un asfixiante martirio, los elementos básicos de la vida del cubano. La escasez y la opresión política son las principales causas del altísimo grado de infelicidad del conjunto de la población. Ejemplo de ellas son la aguda deficiencia en la alimentación, el restrictivo acceso al agua potable, la creciente crisis de la vivienda, el transporte, las comunicaciones, el suministro de electricidad con sus consecuentes asiduos apagones, sin contar con los millones de exiliados políticos y millares de fusilados durante los 65 años de barbarie política.
Este desastre, que aún no termina, es el resultado de la ambición de poder, de la arrogancia revolucionaria, emanada de la utopía marxista, que, al final, no ha sido sino un vehículo para concretar ruinas. Por eso han devastado al país.
A estas alturas de la tragedia, no importa lo que diga Díaz-Canel, para bien, o para mal, de la economía y de su sistema, el más caótico e improductivo del mundo. Lo puede pintar del color que le plazca. A los cubanos no les interesa. Hace muchos años que dejaron de creer en el sistema. No creen en el destino del país, ni en sus compatriotas. Y mucho menos creen en quienes lo dirigen. Su única esperanza, en un país en absoluta bancarrota material, moral, intelectual y espiritual, es salir de ese manicomio hacia cualquier lugar donde puedan hallar paz y una oportunidad de rehacer sus vidas.
Sin embargo, hay algo que mueve a la especulación en esa rara voluntaria confesión de fracaso de Díaz-Canel. “No tiene Cuba divisas para adquirir petróleo” ¿Y qué pasó con el que le enviaba Venezuela, periódicamente, y casi regalado? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué ya no llega?
Las coincidencias, en materia política, son raras, pero a veces ocurren. Y estas declaraciones del “presidente” cubano surgen, coincidentemente, con el anuncio del gobierno americano de que varias sanciones existentes contra Venezuela serían levantadas para que ésta pueda producir y vender petróleo a Estados Unidos, bajo condiciones referentes a negociaciones entre el gobierno y oposición venezolanos. De inmediato comienzan las conversaciones entre gobierno y oposición en México. Acto seguido, y sorpresivamente, el gobierno de Maduro libera a cinco presos políticos. María Corina Machado, obtiene un poquito más de flexibilidad; ya no se habla de inhabilitación, y ésta adquiera en las primarias, una votación récord del 93% que la sitúa como la primera candidata oposicionista contra Maduro en las elecciones generales señaladas para el año próximo, lo que ha provocado el temor en el oficialismo, que ya tilda de fraudulenta las cifras obtenidas por María Corina. Pero, de todas formas, aparece un vestigio de pugilismo político que no existía en Venezuela desde hace varios años.
En medio de este flujo de noticias, declaraciones y comentarios, aparece el presidente mexicano, López Obrador, ofreciendo el envío de petróleo gratis a Cuba. Es decir que México, al parecer, substituye a Venezuela en el role de benemérito primordial para la dictadura cubana, lo que, de hecho, nos conlleva a la obligada pregunta: ¿es que se ha cansado Venezuela de ser la colonia generosa y sumisa que por años ha alimentado a ese régimen parásito? Es posible, aunque ciertamente debatible.
Empero, sin querer ir más allá de una lectura razonable, no está de más interpretar los recientes movimientos con una mirada curiosa, y hasta perspicaz, por la posible conexión que pudiera existir entre ellos para posibles potenciales cambios en nuestra región hispana.
En efecto, a la luz de las señales que emanan de los tres participantes en este ajetreo político, no es desacertado inferir que, en primer lugar, Estados Unidos y Venezuela han iniciado un acercamiento sin la inclusión de Cuba. Y que ésta, en su agudizada crisis económica, no cuenta ya con el envío generoso del petróleo venezolano, al menos, no en la cantidad, ni en la puntualidad, acostumbrada. Tal vez ésta sea la causa de los tres viajes de Díaz-Canel a México en menos de dos meses, y el informe presidencial de que México enviará petróleo gratis a Cuba. De hecho, ya lo viene haciendo desde el inicio de septiembre.
Es obvio que, el tablero geopolítico se está alterando a nivel global, y que, nuestra región se va uniendo al nuevo reajuste por imperativos de las circunstancias. Venezuela ya habla de elecciones y de aumentar su venta de petróleo a USA. Y en Ecuador, un joven amante de la democracia ha sido elegido como presidente.
Por su parte, Cuba, sin nada que aportar, teniendo como bandera pirata el chantaje migratorio, navega como un barco a la deriva que irremisiblemente se hunde.
BALCÓN AL MUNDO
La Cámara de Representantes, (¡al fin!) ya tiene su Speaker. No fue fácil. Le tomó el forcejeo de cuatro nominados para lograrlo porque un grupito de rebeldes sin causa mantuvo el Congreso secuestrado hasta que llegara uno aceptable a su apetito político. Lo encontraron en Mike Johnson, un legislador por Louisiana, abogado inteligente, ultraconservador, miembro del Comité Judicial, muy conocedor del derecho constitucional, que lleva sólo dos términos en la Cámara. ¿Será Mike Johnson capaz de unificar a un Partido Republicano fraccionado, profundamente dividido, que, estando en la mayoría, aunque por escaso margen, no ha sido capaz de mostrar su liderazgo a la hora de designar a su Speaker? ¡El tiempo dirá!
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Desde que Rusia invadió a Ucrania, leo, cada semana, que Vladimir Putin está enfermo de muerte. Que padece de un cáncer terminal, que sufrió una embolia, que sus días están contados por esta y aquella enfermedad. Pero el verdugo ruso sigue en pie, matando, por distintos medios, envenenamiento, lanzamiento desde rascacielos, y hasta explosiones de aviones, a todo el que se le oponga.
La última fake news, me dice que el domingo pasado sufrió un ataque cardíaco que lo tiene al borde de la tumba.
Todo esto me recuerda al célebre brujo mexicano que, por diez años consecutivos, se mantuvo diciendo que Fidel Castro moriría ese año, hasta que, por fin, se le concedió, aunque tuvo que esperar, toda una década, para concretar su profecía.
Por supuesto que, en el caso de Vladimir, medio mundo estaría muy satisfecho de que, una de estas fake news, finalmente resultara cierta.
¡Qué espléndido regalo para la Humanidad!
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El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, un viejo diplomático portugués, de claro corte socialista, y fervoroso simpatizante de los palestinos, terroristas o no, y de todos los países y grupos antiamericanos esparcidos por el mundo, ha echado a un lado la neutralidad, acusando a Israel de la violencia en el área. ¿Dónde estaba el Sr. Guterres el 7 de octubre cuando Hamas invadió a Israel asesinando a 1,500 personas? ¿Quién invadió a quién cometiendo atrocidades contra la población civil? No fue precisamente Israel. Fue Hamas y sus grupos terroristas. Y es sencillamente deplorable que el secretario general de la ONU ignore estas realidades y se deje arrastrar por sus simpatías ideológicas.
El Sr. Guterres es, penosamente, una figura patética al frente de esa organización internacional, ya bastante desprestigiada por su amparo a todos los países violadores de los derechos humanos, y sus votos en bloque, siempre amparando a las dictaduras, especialmente a las de tinte socialista o comunista.
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