JAN Y CUJE

Written by Libre Online

3 de octubre de 2023

Por Roberto Luque Escalona

*Ya yo no soy el que fui. Menciono a varios armenios, incluso dos armenio-americanos, y se me olvida mencionar al caucasiano más importante de nuestra historia reciente, que en la anterior al ‘59 no hubo alguno: Anastas Mikoyán.

Para mayor desdicha, al campeón olímpico de gimnasia, Albert Azaryan, lo convertí en Vagramián, un general de la II Guerra Mundial. Estoy de malas con los armenios.

*El alcalde de Dallas, Eric Johnson, hasta ayer demócrata, parece haber dicho que “enough is enough”, se bajó del burro y se subió al elefante. Bienvenido Mr. Johnson. 

*Los delegados de Rusia, China y la India no estuvieron presentes en el discurso de Biden ante la Asamblea General de la ONU. Me parece extraña la ausencia del indio, que hace poco estuvo aquí y pareció haber hecho buenas migas con nuestro calamitoso presidente. Tal parece que respetar a Joe Biden es una tarea de difícil ejecución.

*Trump promete una deportación masiva de ilegales como respuesta al relajo fronterizo promovido por Biden, que será una canallada, pero no una tontería. Si esa gente permanece aquí, serán, a mediano o largo plazo, votos para el Partido Demócrata. También serán el fin de América. Una nación no puede seguir siendo lo que ha sido cuando quienes la componen ya no son lo que fueron.

*Parece que mi viejo conocido Bob Menendez ha llegado al final del camino. Un hombre que trató a un padre atribulado como él me trató a mí hace treinta años no merece mejor suerte. Los malos no siempre terminan mal, por eso es de celebrar cuando uno de ellos se estrella.

Los malos no suelen ser tontos, pero eso de guardar en su casa lingotes de oro y cientos de miles de dólares es proclamar que el origen de ese oro y de esos dólares es ilegal. Hace mucho tiempo que tengo motivos para considerar a Bob Menendez una mala persona, pero nunca pensé que fuera un estúpido.

*En una reunión de sabihondos alguien se preguntó por qué Carlos Alberto Montaner y yo no habíamos sido amigos, incluso aliados. Se llegó a la conclusión de que nos separaba la distinta importancia que le dábamos al dinero, mucha en Montaner, muy poca yo. Lo que nadie sabe es lo mucho que yo amo la plata; sólo que, hasta hoy, ha sido un amor mal correspondido.

*Veinte años después de que los bolcheviques se apoderaran de Rusia, sólo dos de aquellos maleantes seguían vivos y en el poder: Stalin, que lo encabezaba, y Viacheslav Skrjabin, alias Molotov, que era su ministro de Relaciones Exteriores. En 1938, Molotov firmaría, junto con su colega nazi Joachim von Ribbentrop, uno de los pactos más infames de la historia. 

Los nazis desaparecieron, la Rusia soviética se desmoronó, pero el nombre de Molotov se sigue escuchando por las botellas incendiarias llamadas “cocteles Molotov,” que no han dejado de usarse. Si alguien sabe por qué se les llama así, por favor, sáqueme de la ignorancia.

*El general Mark Milley, un militar sumamente locuaz, dice que debemos continuar la enorme ayuda a Ucrania porque “somos ricos”. El ser rico no implica tirar el dinero a lo burro. El general Milley concluye su fervorosa defensa de ese país que nada significa para nosotros con una frase en ucraniano: “¡Slava Ukrani!”, o sea, “Gloria a Ucrania”. Para consumo del general y de los que piensen como él, mitad en ucraniano y mitad en inglés: ¡Slava my ass!

*Durante su visita a Canadá, en una sesión del parlamento canadiense, el Primer ministro Justin Trudeau y el presidente ucraniano participaron en una ovación a Yaroslav Hunka, no un simple simpatizante del régimen nazi, sino un antiguo miembro de las SS, por haber luchado contra los rusos durante la II Guerra Mundial. Está de más decirlo, pero de todos modos lo digo: los jerarcas nazis condenados por el tribunal de Nuremberg también lucharon contra los comunistas rusos.

*Otra de los ucranianos: el almirante ruso Viktor Sokolov, jefe de la flota rusa en el Mar Negro, cuya muerte había sido anunciada en Ucrania, resucitó. Ya sé que Putin es un hijo de Putin, pero estos socios de Biden tampoco son palo que da tres yugos. Nos están costando un ojo de la cara y cada vez me gustan menos.

*Creo que los rusos terminarán quedándose con el Donets, la cuenca carbonífera a orillas del Don, el río llevado a la fama literaria por Mijail Sholojov, un escritor tan talentoso que fue capaz de crear buena literatura bajo Stalin. 

*Murió Brooks Robinson, uno de los miembros del Salón de la Fama de Cooperstown que jugó en la Liga Cubana. Si mal no recuerdo, con el Cienfuegos. Hoyt Wilhelm y Roy Campanella fueron los otros. Me refiero a los verdaderos inmortales del baseball, no a los que entraron en Cooperstown llevados por la demagogia racial. 

*A tal amo, tales perros. Los pastores alemanes de Joe Biden han resultado tan calamitosos como su dueño. El primero que trajeron hubo que devolverlo a Delaware después que mordió a diez. El segundo ha resultado igual o peor.

*Como supongo que todos saben, “boy” significa “muchacho” en inglés. Por motivos que escapan a mi comprensión, esa palabra es considerada insultante por los afroamericanos. O sea, que, si quiere usted evitar parecer insultante, nunca le llame “boy” a uno de ellos. Eso fue exactamente lo que hizo el presidente Biden al dirigirse a un rapero.

No pone una, este viejito.

*En 1910, cuando Argentina cumplió su primer siglo de vida independiente, era uno de los diez países más ricos del mundo. Pero las cosas se complicaron con los golpes de estado y el surgimiento del peronismo, con su derrocamiento y la guerra urbana contra los terroristas de izquierda y el país como que se estancó. Sin embargo, la machacada izquierda no pudo aprovechar el estancamiento. Ahora, mientras las izquierdas ganan posiciones en Latinoamérica, no pueden avanzar en Argentina y el kirchnerismo parece estar de capa caída. Veremos qué surge de las próximas elecciones.

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