Por José “Chamby” Campos
El béisbol cubano fue tan fecundo desde sus inicios que no solo se solidificó como el mejor del mundo después de los EE.UU., sino que ayudó a propagarlo por toda la América parlante. Inclusive está documentado cómo contribuyó al desarrollo del deporte en las llamadas “Ligas Negras”.
Para poder llegar a esa calidad se necesitaban más ingredientes que peloteros. Hacían falta dirigentes, organizadores y hombres dispuestos a afrontar su capital.
Podemos apreciar como en cada una de las mencionadas categorías Cuba tuvo individuos excepcionales. Abel Linares, Tinti Molina, Monchi De Arcos, Amado Maestri, El Chino Atán, fueron todos magníficos portadores sin haber sido grandes deportistas.
Hoy les traigo dos de esos contribuyentes que forman parte de una pregunta que constantemente aparece.
¿Quién fue el primer manager latinoamericano en las “Grandes Ligas”?
El primer latinoamericano en dirigir un equipo de Grandes Ligas lo fue el cubano Miguel Ángel González; un hombre con inmensas credenciales en la historia de la pelota cubana, comenzando como pelotero y culminando como dueño de los inolvidables Rojos de La Habana en la desaparecida liga invernal cubana o “El Champion” como era conocida.
En 1931 cuando terminó su carrera de 17 años en Las Mayores, Mike se unió al staff de la sucursal de los Cardenales de San Luis en Columbus. Un año más tarde fue promovido al equipo mayor donde se mantuvo como el director de tráfico de la tercera base.
El 14 de septiembre de 1938 Los Cardenales destituyeron al timonel Frankie Frisch y ese mismo día le dieron la posición al habanero; inmortalizándolo como el primero en dirigir en el mejor béisbol del mundo. González guio los últimos 17 encuentros terminando con una marca de 8 victorias 8 derrotas y un empate.
Dos temporadas más tarde bajo las mismas circunstancias, esta vez en substitución de Ray Blades, el reglano volvió a ser nombrado manager interino de junio 7 a junio 10 de 1940.
Sus números finales como manager en Grandes Ligas son 9 ganadas, 13 perdidas y un empate.
Si bien está documentado que Migue Ángel fue sin duda el número uno, Pedro “Preston” Gómez fue el primero en ser nombrado para timonear la temporada completa.
El hombre apodado por el central azucarero donde nació tuvo una efímera carrera como jugador en las Grandes Ligas, pero una larga en administración de equipos.
Bajo el mando de Walter Alston en los Dodgers ejerció como coach de tercera base durante 3 campañas, incluyendo la de 1965 cuando fueron coronados campeones mundiales. Eso le proporcionó la oportunidad de dirigir a Los Padres de San Diego cuando esta franquicia hizo su debut en 1969.
Después del partido número 11 en la temporada de 1972 fue despedido por los frailes californianos llevándose una marca de 180 ganadas y 316 perdidas.
En 1974 se convirtió en asistente de otro gigante de la estrategia, cuando los Astros de Houston le ofrecieron una plaza de asistente de Leo Durocher. En el transcurso de ese primer año asumió la responsabilidad de manager en ocasiones cuando Durocher estuvo enfermo. Esa labor le otorgó la oportunidad de tomar control completo del equipo cuando el viejo lobo se retiró por enfermedad al final de la temporada. Durante 2 campañas al mando de Los Astros terminó con un récord de 128 triunfos y 161 fracasos.
Su última incursión como dirigente fue con Los Cachorros de Chicago en la campaña de 1980 donde después de perder 52 veces en los primeros 90 encuentros fue despedido.
Su resultado final como piloto en La “Gran Carpa” es 346 victorias y 529 reveses.
A pesar de haber concluido con una marca perdedora en Las Grandes Ligas, su carrera como hombre de béisbol es intachable. Prueba de esto fue su larga trayectoria dentro del diamante.
Los cubanos nunca olvidarán su labor como manager cuando guio a Los Havana Sugar Kings a ser campeones mundiales de triple A y a soñar el famoso lema del equipo de Bobby Maduro que decía, “Un paso más y llegamos”.
Miguel Ángel González y Preston Gómez, dos ejemplos más de la grandeza de la pelota cubana.
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