Las baterías antiaéreas de Taiwán podrían ser saturadas de ese modo y varios o muchos misiles lograrían cruzar alcanzando sus objetivos, pero nada garantizaría que China Roja con un ataque tan costoso y abrumador lograría abrir los cielos taiwaneses a sus aviones de combate, ni que los blancos alcanzados podrían anular por completo las defensas de Taiwán o sus aeropuertos militares subterráneos.
Por ello, los ejercicios estratégicos «Han Kuang» donde participaron 1,600 tropas de la fuerza aérea de Taiwán se efectuaron para demostrar sus capacidades de operar fuera de los aeropuertos siendo aptas de despegar utilizando las carreteras y otras improvisadas pistas cortas (tal y como hizo Ucrania en los primeros días de la guerra impidiendo que Rusia destruyera sus fuerzas aéreas y negándole el domino del aire). El coronel de la fuerza aérea de Taiwán Shu Kuo Mao ha declarado que, con escasas bases aéreas en su superficie, el primer objetivo de China Roja sería destruirlas, por lo que es imprescindible el uso de carreteras como pistas aéreas.
No obstante, si consideramos que, debido a sus dimensiones, la República China de Taiwán con 36,197 kilómetros cuadrados cabría casi diecisiete veces dentro del territorio de Ucrania de 603,628 kilómetros cuadrados, será fácil imaginar que, por lo tanto, su pequeño espacio aéreo se podría proteger por completo con mayor eficiencia. Ucrania, contando con dos baterías «Patriot», una batería «Iris-T» y numerosas baterías antiaéreas de la era soviética ha sido capaz, con gran esfuerzo, de limitar las penetraciones en su espacio aéreo, pero no ha podido, tristemente, bloquearlas por completo. Taiwán, en cambio, posee siete poderosas baterías «Patriot», y numerosas baterías similares de misiles tierra-aire «Tian Kung-2» de fabricación doméstica, lo cual establecería una considerable fuerza capaz de tapar por completo un techo celeste mucho más reducido, ante la cohetería y la aviación enemigas.
Es verídico que los comunistas chinos disponen de millares de cohetes balísticos hábiles de agotar los recursos antiaéreos de la isla si se lanzan en repetidas y nutridas secuencias; pero Taiwán posee también miles de cohetes en lo que se daría como un intercambio aéreo cruzando el canal en ambas direcciones. Las pérdidas en vidas y material bélico serían sin duda alguna ciclópeas. Y aun logrando abatir a toda la armada de Taiwán y toda su fuerza aérea —lo cual parece altamente improbable— el ejército de tierra estaría esperando a los invasores en las playas.
El Chino Rojo lo sabe, pero inmerso en su nebulosa óptica totalitaria quizá padece de la misma egolatría imperial del gánster ruso.
Considerando todos los factores anteriormente mencionados, así como la acelerada expansión del régimen chino y sus adláteres maoístas, Taiwán decidió hace años expandir su moderada fuerza naval, que era la más débil de sus ramas militares, hasta convertirla en lo que es hoy, una marina de guerra especialmente diseñada para proteger su nación.
La «Armada de la República de China» (su nombre oficial), posee la capacidad de derrotar en el mar a una flota de invasión antes de alcanzar sus estuarios. Dispone de 26 grandes navíos de superficie encabezados por el moderno destructor «Suao»; cuatro destructores navales de la categoría «Kee Lung» con misiles teledirigidos de mediano y largo alcance; a saber, dos «SAM SM-2Block IIIA»; y cuatro «Harpoon Block II», cohetes cruceros anti-buques. Cuenta, además, con ocho fragatas de la clase «Cheung Kung» equipadas con cohetes teledirigidos «Hsiung Feng II» anti-buques; igualmente dispone de 34 pequeños navios rápidos de 680 toneladas de desplazamiento con un total combinado de 184 cohetes anti-buques a bordo.
Utiliza del mismo modo numerosas pequeñas corbetas del nuevo programa «Hsun Hai» («Mar Movido») que avanzan a 38 nudos y su estilizado y bajo perfil no ofrece registro en los radares, equipadas con cohetería moderna para hundir grandes barcos de superficie; y Taiwán ha desarrollado un sistema único de obstrucción con el propósito de impedir a China comunista la habilidad de operar en las aguas del Estrecho de Formosa, con un sembrado automático de minas en serie, único en el mundo, de la clase «Min Jian» con tecnología avanzada.
Felipe Lorenzo
Hialeah, Fl.
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