EL CASTRISMO EN EL CAMINO A SUS 65 AÑOS

Written by Demetiro J Perez

26 de julio de 2023

La dictadura Castro-comunista se encamina hacia sus 65 años en el poder. Los alcanzará el próximo enero. Es la dictadura más vieja y costosa, en términos de sacrificio y sufrimiento humano en nuestro Continente.  Y todavía permanece la pregunta: ¿por qué esta absurda y miserable longevidad? ¿Por qué ha durado tanto?

Las respuestas ofrecidas por las múltiples interpretaciones del mundo académico e intelectual, de ambos bandos, adversarios y simpatizantes, no llenan a plenitud, desde un prisma lógico, realista y convincente, las preguntas que se eternizan con el paso de los años.

Para los que residen en la orilla izquierda del espectro político y social, doméstico y foráneo, el experimento de gobierno comunista implantado por los Castro ha triunfado “por el hecho de haber sobrevivido a una batalla contra el imperialismo yanqui”. Ahí termina su argumento. La absoluta carencia. La miseria. El hambre. La opresión. El encarcelamiento. La violación a los derechos humanos, y todo lo demás, es culpa, directa o indirecta, del embargo, un acto punitivo que, en realidad, se ha ido erosionando hasta la casi no existencia, y no, como debería admitirse, por la histórica deficiencia del sistema, probada en cuantos países se ha ensayado.

Para sus adversarios, donde se alinea, por razones obvias, la abrumadora mayoría del pueblo cubano, y el ala pensante de la intelectualidad, no ideológica, sino razonable, en una percepción analíticamente objetiva de la conducta gobernante en la Isla, el régimen de los Castro, o, el castrismo, en término genérico, ha durado tanto porque es una dictadura que manda contra el consentimiento de la ciudadanía, sin el menor interés en obedecerla. Sus esfuerzos han sido, a través de los años, firmemente anclados en el férreo control ejercido por un eficiente aparato de contrainteligencia con la principal sinopsis de la represión.

Dicho lo anterior, se asoma a la pupila histórica, la pregunta inevitable: ¿ha triunfado o fracasado el castrismo? Depende de la perspectiva del enfoque.

Si se le mira desde un punto cronológico, por su capacidad de permanencia en el poder, aunque inescrupulosamente, ha triunfado. Ambos hermanos entraron jóvenes y se van muy viejos del poder. Fidel murió a los 90, todavía en control; y Raúl cuenta ya con 92, e igualmente con todo el poder en sus manos. Individualmente, en ese específico sentido, ambos han triunfado, y, por ende, el castrismo, que es su fatal parición, también ha sido un éxito histórico, cronológicamente hablando.

Y en cuanto a Cuba, el pueblo, la gente común, de a pie, ¿ha triunfado el castrismo? Esta es harina de otro costal.

Para Cuba, y los cubanos en general, el castrismo ha sido un fracaso total. Durante su larga permanencia en el poder, el régimen de los Castro, lejos de traer prosperidad y felicidad a los cubanos, los ha sumido en la miseria y la desolación, con innumerables fusilamientos, miles de encarcelamientos, millones de exiliados, mientras que, en el transcurso, destruía el andamiaje de estructura material creado por gobiernos anteriores que elevaban a Cuba entre los países más prósperos y avanzados del Continente.

Si partimos de la premisa, comúnmente aceptada, que es deber de los gobernantes proveer al conjunto de los gobernados, un clima de paz, felicidad y prosperidad, en este capítulo, el fallo del castrismo ha sido, aún, más colosal.

En los 64 años y 7 meses en el poder, apoyado en las teorías marxistas, el régimen ha agravado, hasta el martirio, los elementos de la vida diaria, donde los alimentos, el acceso al agua potable, la energía, las comunicaciones, la ropa y zapato, todo, circula en el área de la escasez abismal, dentro de una asfixiante opresión política. 

Si la duración extrema de esa difícil de explicar longitud cronológica en la gobernación del país pudiera configurarse como un éxito, sólo bajo ese capítulo, porque nada más se puede agregar aquí, los nefastos resultados en la historia de sus seis décadas, desde sus desmedidos abusos a todos los derechos inalienables al ser humano, hasta la demolición económica de la nación, el castrismo sería consagrado como un desastre monumental.

El problema central en estas consideraciones descansa en las percepciones a la luz de los hechos que la historia reciente nos ofrece, y, en la confianza que pudiera emanar de ellas. Los cubanos, por regla general, y esto se manifiesta más enfáticamente en la juventud, no creen en el sistema. No creen en el destino del país. Prefieren irse a vivir a cualquier lugar del mundo, menos en el país que los vio nacer.

En conclusión, el castrismo no ha sido más que un cruel y lamentable fracaso, al margen, y, a pesar, de los años que se mantenga en el poder.

Hay cosas que el tiempo, con todo y su sabiduría, no puede reparar, como, por ejemplo, la devastación que el castrismo ha llevado a Cuba.

BALCÓN AL MUNDO

La Casa Blanca ha dado por concluida la investigación que llevaba a cabo por el hallazgo de cocaína en sus predios. Todo en orden, aquí no ha pasado nada; dijeron los funcionarios encargados de descubrir quién llevó la droga hasta las puertas de la Oficina Oval. La prensa obediente y sumisa, miró hacia el otro lado para ignorar el asunto.

¿Se hubiera producido el mismo silencio, de haber ocurrido el incidente en la administración de Trump?

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En la última reunión de la EU Celac, un Summit que ocurre cada dos años, y que esta vez tuvo lugar en Bruselas, capital de Bélgica, ocurrió lo de siempre: nada.

Representantes de países latinoamericanos fueron a saludar a sus colegas diplomáticos de la Unión Europea, en la hermosa capital belga. Se divirtieron un poco mientras hablaban y discurseaban sobre tópicos de interés global, como la guerra de Ucrania, pero al final, terminaron, como siempre, con un acuerdo que no acordó nada. Las tres dictaduras de América Latina: Cuba, Venezuela y Nicaragua, se negaron a condenar a Rusia por su invasión a Ucrania. Sin embargo, el presidente de Chile, Gabriel Boric, de corte izquierdista, pero suficientemente independiente, condenó la invasión como un acto injusto e irresponsable que nunca debió haber ocurrido.

Ahí está la diferencia entre un presidente serio, y los tres chihuahuas caribeños que sólo fueron al Summit de Bruselas a ladrar en defensa de Putin, para desquitar la piltrafa que éste les paga para obtener su sumisión. 

Al frente del desfile canino de los chihuahuas, marchaba, nada menos que el genuflexo Miguel Díaz Canel, al que llaman presidente de Cuba, electo por un voto: el de Raúl Castro.

¡Qué asco!

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El dictador ruso, Vladimir Putin, no asistirá a la conferencia de los BRICS, que habrá de celebrarse en África del Sur, en agosto, donde se ha especulado, que, de hacerlo, será arrestado al llegar a ese país. Sobre Putin pesa una orden de aprehensión por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra cometido contra la población ucraniana.

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La computadora de Hunter Biden, que le ha ocasionado tantos trastornos a la familia, desde el padre, hasta su tío, amplía sus tentáculos. Se anticipan nuevas investigaciones, aparte de las ya sabidas confesiones y castigos a Hunter.

Posiblemente esté implicado su padre, el presidente, y hasta el fiscal general de la nación, Murray Garland. Todo parece indicar que este cuento no se ha terminado, como los de las mil y una noches…

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El Pollo Carvajal, ex general, y director de la contrainteligencia venezolana, y esbirro abusador de sus paisanos bajo los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, ya está descansando en una jaula, no tanto para pollos, como para delincuentes, en una cárcel de New York. 

Pronto empezará a cantar como un gallo fino sobre las fechorías que cometió para complacer a sus exjefes. 

En el expediente contra “el gallo”, se nombran también, además de a Maduro, a Diosdado Cabello, y otros cabecillas de la dictadura venezolana acusados de lavado de dinero y tráfico de drogas.

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