Tres eran tres, los tres Villalobos, tres eran tres y ninguno era bobo.
Los caballos Tormenta, Centella y Azabache no eran tres caballos cualquiera porque pertenecían nada más y nada menos que a Los Tres Villalobos. El programa número uno de la Radio Cubana durante muchos años. Su primer episodio fue transmitido el 1° de septiembre de 1943 en la emisora RHC Cadena Azul de Amado Trinidad (el guajiro de Ranchuelo), en su dirección de Prado #51.
El programa estaba pagado por la publicidad del Chocolate La Gloria y el Jabón Elsa de la compañía Sabatés, subsidiaria de Procter & Gamble (fundada en Cincinnati en 1837).
El 15 de enero de 1951 Sabatés, trasladó su difusión para CMQ Radio (Mestre le ganó la pelea a Trinidad) bajo la publicidad del Jabón Oso, también de Sabatés para seguir con Los Tres Villalobos en el horario del mediodía durante los próximos 10 años, manteniendo en el guion a Couto y a Jesús Alvariño (1917-1985) que, además, de Machito era el Director.
Una Serie Radial de las más impactantes y preferidas por el cubano, tres hermanos que ante la tumba de su padre y hermano menor asesinados por un hacendado que quería apoderarse de sus tierras, juraron luchar contra el mal, por el bien y la justicia en beneficio de todos los afectados por los malhechores.
Además de los tres hermanos, estaban otros personajes como: Emilio Capetillo, Cecilia, Sakiri el malayo, el General Castrillón, el Capitán Armenteros, el tenebroso Gaucho Nevara, el juez Alvarceda, los hermanos Barba Roja, la Hiena, el viejito Tobías, entre otros. La lucha era un tanto anacrónica, con batallones a caballo, pero a todos les encantaba.
Era tal su popularidad que en un día se corrió la noticia de la muerte de Rodolfo y al final los dos hermanos van a buscarlo y encontraron un ataúd y al abrirlo Machito gritó: ¡Rodolfo! y ahí terminó el capítulo. Esa tarde todo el pueblo no habló de otra cosa que de la muerte de Rodolfo y muchos con el rostro compungido hablaban de la terrible pérdida de Rodolfo Villalobos, como si se tratara de un familiar o un paisano del pueblo. Por supuesto que esto solo fue un recurso para crear expectativas a sus seguidores y al día siguiente resultó que solo había sido una confusión y Rodolfo estaba vivo. ¡Mucha gente respiró tranquila!
El lugar más destacado de la serie era sin duda, el Valle de Ayatimbo. En aquel episodio cuando se creyó que Rodolfo había muerto, en otro valle, conocido como el Valle de Güines hubo llantos entre sus fieles oyentes y mucha tristeza.
¡Yo creo que hasta Esteban Fernández soltó su lagrimita!
El elenco principal del programa estaba formado por: Miguelón (Rolando Leyva) era guapo y se fajaba con cualquiera, su caballo era Tormenta; Rodolfo (Ernesto Galindo) era el mayor, usaba más la cabeza, su caballo era Centella y Machito (Jesús Alvariño) el más joven, impulsivo y desesperado, su caballo era Azabache. Jesús Alvariño era el Director de la obra.
En 1954 se hizo un balance de 11 años de transmisiones, el resultado fue el siguiente: Los protagonistas estuvieron 130 veces en peligro de muerte, de ellas Rodolfo por dos ocasiones fue condenado a morir ahorcado y tuvo una pérdida total de memoria; Miguelón 4 veces y una vez quedó inválido; Machito 2 también, además de quedar ciego una vez; 80 Series diferentes; 41,184 Cuartillas; 1,000 personajes; 1,600 peleas; 3 millones de cartuchos de revólveres o rifles y 10,000 cañonazos.
En agosto de 1954, Armando Couto estrenó en Radio Progreso la novela “Todos tenemos la culpa”.
Armando Couto nació en La Habana el 13 de marzo de 1918. Hombre brillante y muy modesto porque siendo doctor en Filosofía y Letras nunca usted se enteraría de ello. Con grandes conocimientos de política y filosofía. Conversar con él era un lujo por sus múltiples conocimientos sobre las letras y el folclor de Cuba. Como típico intelectual discreto, nunca registró sus derechos de autor ni siguiera en Los Tres Villalobos ni en otras como: Tierra Adentro; Kalimán; Mujeres en mi Vida; Mi hija Rosita; Capitán Espada; Lo Que Pasa en el Mundo; Macuto, el Detective Enano y Tamakún, el Vengador Errante.
La popular frase “Se le escapó a Tamakún por debajo del Turbante”, utilizada para referirse a un individuo sumamente hábil, inteligente o de agilidad extrema, nació de la prolífera imaginación de los cubanos.
Hay una anécdota muy interesante contada por el propio Couto: “Un día recibí una llamada de EE.UU. donde me decían estar interesados en mis episodios de Los Tres Villalobos y me pedían les enviara un guion para decidir si podíamos llegar a hacer un negocio con una serie similar. Yo, confiando en esos señores, se los envié. Más nunca volví a saber de ellos. Pero meses después apareció en la TV (NBC) de los EE.UU. unos episodios muy parecidos a los míos en una serie conocida como Bonanza que tenía hasta el mismo cocinero chino.”
Sus obras fueron un éxito en muchos países de Latinoamérica como: República Dominicana, Colombia, México, Puerto Rico y Venezuela. Estando en el exilio nunca recibió un solo dólar como derecho de autor. De sus 100 postalitas sobre Los Tres Villalobos publicadas en Cuba y otros países solamente recibió 300 pesos.
El elenco original incluyó a: Marta Muñiz, Agustín Campos, Luis Manuel Martínez Casado y a Juan Vicente Salgado.
Armando Couto era un asiduo visitante a las tertulias de los sábados en la Librería Universal de su amigo Juan Manuel Salvat en la calle 8 y la 34 Avenida.
Armando Couto escribió por lo menos estos dos libros: La triste historia de mi vida oscura, en 1978 y Florisario, El Séptimo Elegido, en 1988. Ambos editados por la Librería Universal.
Sus episodios de mayor éxito fueron Los Tres Villalobos y Tamakún.
Después de su fallecimiento en Miami el 17 de diciembre de 1995, a los 77 años, Rosa Álvarez, su viuda, con el propósito de conservar su historia, donó todos sus escritos, documentos y notas a la Biblioteca Roberto Goizueta Cuban Heritage Collection, situada en el segundo piso de la Biblioteca Otto G. Richter de la Universidad de Miami.
En marzo de 1952, el productor cubano Salvador Behar, propuso el rodaje en España de la primera versión cinematográfica de Los Tres Villalobos con argumento del propio Armando Couto y tras una rigurosa selección del elenco, designó al actor cubano Otto Sirgo (1919-1966) y el puertorriqueño Armando Calvo (1919-1996), para interpretar dos de los tres personajes protagónicos. Sin embargo, pese al empeño de Behar, el proyecto no fructificó.
Luego el 18 de octubre de 1954, en Guadalajara, México se llevó a cabo este proyecto cinematográfico, pese a la participación decisiva de algunos cubanos en la producción y en la dirección artística, la cinta en cuestión se produjo totalmente con capital mexicano.
La cinta de 97 minutos Los Tres Villalobos fue producida por los Hermanos Rodríguez, bajo la dirección de Fernando Méndez y los personajes protagónicos: Joaquín Cordero en el rol de Miguelón, Freddy Fernández como Machito y Raúl Luzardo, como de Rodolfo. La actriz Evangelina Elizondo fue incorporada al libreto, junto a Enrique Zambrano, Alejandro Parodi, María Alejandra y Manuel Arvide, todos mexicanos.
El 21 de diciembre, el periódico “Información”, anunció la culminación de la filmación satisfechos con el resultado y convencidos de que el éxito de esta trama y de los personajes potenciaría esta producción cinematográfica.
En diciembre finalmente, la producción de los hermanos Rodríguez y de Salvador Behar, este filme mexicano, distribuido por Exclusivas Diana, se exhibió en los cines de La Habana.
CMQ Radio y el Jabón Oso, patrocinadores de la emisión radial, también promovieron el filme.
El argumento de la película es: “Los Villalobos, el padre y cuatro hijos, tienen una hipoteca con el médico del pueblo, ambicioso y sin escrúpulos, sobre una finca que el médico desea porque en sus límites hay una veta de oro. Para lograrlo mata al padre de los Villalobos y le roba los documentos. Los hijos tratan de vengar la muerte y recuperar los documentos, pero al ser perseguido, uno de ellos muere. Los tres restantes organizan con una persecución en forma y, tras de ser hechos prisioneros y multitud de incidentes, logran desenmascarar al médico que muere víctima de su propia arma: una inyección de veneno, así como detener a sus secuaces.”
Se editó un álbum de postalitas, que respondía a cuatro de las aventuras de los famosos hermanos: La Venganza de los Villalobos, Esclavos de la Selva, El Terror del Llano y Camino de Acero. Cada una de las cuatro aventuras de Los Tres Villalobos empleaba unas 25 postalitas en el desarrollo de su drama. En total el álbum tenía 100 postalitas. Todavía hoy, estas postalitas son de interés de coleccionistas y fanáticos de la serie.
También se realizaron dos producciones cinematográficas cubanas: “Los Tres Villalobos” y “El Regreso de los Tres Villalobos”. Ambas películas bajo la dirección de Enrique Zambrano y los protagonistas fueron: Ramón Gay (Rodolfo), Raúl Martínez (Miguelón) y Nobel Vega (Machito), secundados por un elenco de actores y actrices como Rosa de Castilla, José Eduardo Pérez y Fernando Osés (un luchador mexicano). Como dato curioso participó en ella Jesús Alvariño. Las dos se filmaron a un mismo tiempo en los campos de Cascorro en la provincia de Camagüey. Con muy pocos recursos y utilizando muchas imágenes sacadas de películas y series norteamericanas.
En 1941, Couto considerado, en su época, el más sobresaliente escritor de radionovelas de América Latina, creó la obra Tamakún, El Vengador Errante, de gran audiencia en Cuba y otros países como México, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Perú y Chile. Hasta se pudo llevar al cine.
Era el relato de las aventuras de un príncipe hindú, que tras recuperar el ficticio Reino de Sarakardi, arrebatado por la fuerza de las armas a sus padres, muertos en la intentona a manos del malvado Sakiri El Negro, decidió luchar contra el crimen y la injusticia, en cualquier lugar del mundo.
En Cuba se radiaron 7 historias de la serie Tamakún.
En 1975 la obra fue publicada en historietas con guion de Couto, ya radicado en Miami y dibujos de Miguel F. Callejas, con rotundo éxito, incluso muchos lectores se dedicaron a coleccionar estas revistas y aún las conservan como piezas de inestimable valor espiritual.
Muchas de sus grandes creaciones fueron pirateadas y jamás recibió derechos de autor y se dice que ni siquiera realizó reclamo alguno, pero cuando hoy o mañana nos venga a la boca el término Se le escapó a Tamakún por debajo del turbante, estaremos quizá sin saberlo, rindiéndole un merecido homenaje a este gran cubano.
0 comentarios