La leyenda del Andarín Carvajal

Written by Libre Online

14 de marzo de 2023

Por José “Chamby” Campos

La competencia del maratón en los Juegos Olímpicos es usualmente corrida el último día y es uno de los eventos de más prestigio. A través de los años ha habido figuras inolvidables como Abebe Bikila, el campeón descalzo, Emil Zatopek, llamado la locomotora checa y Mamo Wolde quién está catalogado por muchos como uno de los mejores de todos los tiempos. Sin embargo, en esta prueba hay un personaje con una historia muy pintoresca e interesante.

El cubano, Félix Carvajal, trabajaba de cartero en la ciudad de La Habana a principios del siglo XX y decidió que iba a competir en las olimpiadas de 1904, las cuales se efectuarían en la ciudad de San Luis en los Estados Unidos, como maratonista. Sin recursos monetarios ni ayuda del gobierno, el nativo de San Antonio de Los Baños se dio a la tarea de recaudar el dinero por cuenta propia. Corría sin parar en las plazas públicas de La Habana hasta que esta se llenara de personas, entonces en ese momento se subía a una tarima y pasaba el sombrero. Fue ahí donde lo bautizaron con el sobrenombre de “El Andarín Carvajal”.

Cuando recaudó el dinero suficiente para el pasaje y los gastos de estadía, abordó un buque que lo transportó a la bulliciosa ciudad de Nueva Orleans. Su carácter jovial y entusiasmo lo traicionaron cuando timadores, mujeres y jugadores profesionales de azar lo despojaron de sus tan sudados recursos financieros.

Como no tenía la manera ni tampoco el tiempo suficiente para repetir lo que había hecho en las plazas habaneras, Félix comenzó la larga trayectoria de 670 millas que lo separaba de San Luis; unas veces en automóviles y otras caminando. 

Con un optimismo increíble, inició una batalla contra el tiempo y la distancia. Durante su largo y solitario recorrido fue alimentado, albergado y alentado por muchas personas de buena voluntad que se fascinaban ante la tenacidad del cartero cubano. Arribó a la sede andrajoso y casi muerto de hambre y sed. 

Su hazaña impresionó tanto a los miembros del equipo estadounidense de campo y pista, que estos lo recompensaron con una gran fiesta incluyendo una suculenta comida. Inmediatamente fue adoptado por los maratonistas.

Carvajal carecía de experiencia alguna en ese tipo de carrera y nunca había tenido un instructor. Cuando se presentó en la línea de participación llevaba pantalones largos, camisa de mangas largas y zapatos de caminata como los que usaba cuando entregaba correspondencia. La multitud presente se reía a carcajada por su ridícula apariencia y él en cambio los saludaba pensando que estos lo felicitaban. Uno de los participantes le hizo el favor de cortarle las mangas de la camisa y cortarle los pantalones para que se asimilara a los uniformes de carrera de los demás.

Al comienzo de la competencia, 32 de los mejores corredores de larga distancia precedían al andarín cubano, el cual salió tan fresco y confiado como el que va a un baile. Siempre alegre y sonriente, no perdía una oportunidad para de vez en cuando detenerse y compartir una broma con los espectadores. 

Arrancó varias manzanas de los árboles que se encontraban a lo largo del camino y mientras corría se las iba comiendo. En otra ocasión le ofrecieron melocotones y peras. Mientras tanto muchos de sus contrincantes a pesar de ser más fuertes y tener más experiencia, iban abandonando la carrera a consecuencia del calor, el polvo y el cansancio. Félix a pesar de su vestimenta rudimentaria y sus pesadas botas, continuaba su carrera como si nada le molestara.

 Finalizado el maratón, solamente catorce de los participantes llegaron a la meta y entre ellos se encontraba Carvajal quién había terminado en cuarto lugar. La mayoría de los atletas confesaban que éste hubiera ganado la competencia si llega a haber entrenado debidamente. 

De todas maneras, Félix Carvajal, el cartero cubano, fue el personaje de más colorido de los terceros Juegos Olímpicos celebrados en San Luis en 1904.

Debido a la falta de veracidad de información y las circunstancias de la época en que esto ocurrió, El Andarín Carvajal es sin duda alguna un personaje de leyenda.

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