El Pequeño Buenos Aires fue el epicentro de los festejos por el triunfo de La Scaloneta en la final inolvidable del Mundial Qatar 2022. La multitud cortó el tránsito en Collins Ave y la calle 73, donde en la mañana se gritaron los goles en un anfiteatro y varios bares y restaurantes.
Centenares de argentinos —y sus vecinos latinoamericanos— celebraron el triunfo de La Scaloneta en las calles de Miami Beach.
Podías viajar en el bus de la línea S o ser el conductor del Lamborghini de cientos de miles de dólares: en cualquier caso, te tocaba esperar democráticamente a que el policía de tránsito lograse abrir un claro en Collins Ave y la calle 73, entre los argentinos que festejaban que su selección nacional de fútbol, de la mano de su capitán Lionel Messi, había ganado el Mundial Qatar 2022.
Pero el tercer triunfo mundial de La Scaloneta —muy esperado desde el último, en 1986, con Diego Maradona— simplemente llenó las veredas y el asfalto de gente.
Manolo, el punto por excelencia de reunión argentina cuando hay partido, tuvo filas para entrar desde las 2 am.
A las 9 de la mañana, justo en diagonal a la esquina con los mejores churros de Miami, abrió sus puertas el Bandshell, un anfiteatro comunitario al aire libre que proyectó en pantalla gigante la transmisión del partido en directo. Desde entonces, la playa norte quedó vestida de celeste y blanco: los hinchas, los bebés, los perros, todos llevaban las camisetas de la selección sudamericana. Una bandera con la imagen de Maradona completaba la liturgia.
Las comunidades que conviven en la zona apoyaron, en su mayoría, a los argentinos, cubanos, peruanos, venezolanos y colombianos participaron de la fiesta. Algunos no tenían la camiseta oficial, ni una imitación, pero combinaban prendas con sus colores.
Después de sufrir las ilusiones y desilusiones de Argentina vs Francia, una final inolvidable, los argentinos inundaron las calles en Miami.
A la vuelta, sobre la calle 73, un Nissan gris estacionado lucía un cartel pegado al parabrisas: la foto del Messi y su frase “¿Qué mirá’, bobo? Andá pa’allá”. Ese clásico instantáneo se repetía en gorras y camisetas.
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