DEPORTES DE MI MIAMI. Un atleta del cual no se habla mucho

Written by Libre Online

13 de diciembre de 2022

Por José “Chamby” Campos

Unos de los primeros atletas en fugarse de la dictadura castrista es un nombre poco recordado, pero con una trayectoria magistral. Un hombre que abrió las puertas para que otros también pudieran abandonar el infierno comunista y luego más tarde se convirtiera en una leyenda al cual lo bautizaron con el sobrenombre de “El Mito”.

Sergio Oliva nació en Guantánamo provincia de Oriente y desde pequeño le atrajeron los ejercicios como vehículos para fortalecerse. Comenzó levantando pesas y a temprana edad se convirtió en una de las grandes promesas del deporte; ya que con solo un corto plazo de entrenamiento llegó a levantar enormes cantidades de peso.

En el año 1962 fue seleccionado para representar a Cuba en Los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Jamaica y en ese momento surgió su estrella. Compitiendo en la categoría de 90 kilogramos obtuvo la Medalla de Plata y decidió abandonar la isla en busca de libertad.

Según reportes de la época, Oliva se escapó de su habitación mientras los guardias cubanos estaban distraídos; corriendo llegó a la embajada estadounidense en Kingston. Cuando le permitieron entrar pidió asilo político y le fue otorgado inmediatamente. Su proeza fue lo suficiente para que casi todo el equipo de pesas hiciera lo mismo y se escaparan. 

Viajó a EE. UU. y se convirtió en un exiliado cubano más en la ciudad de Miami, donde entre otras cosas trabajó como reparador de televisores y otros productos eléctricos siempre sin dejar de entrenar el deporte de las pesas.

Convencido por amigos y en busca de un mejor futuro financiero, Sergio se trasladó a la ciudad de Chicago. Allí inmediatamente consiguió trabajo en la industria del acero y luego más tarde en la policía donde estuvo establecido por 25 años.

Su amor por la halterofilia lo llevó a un gimnasio de YMCA que era bien frecuentado tanto por levantadores de pesas como por fisicoculturistas. El lugar era reconocido como “La Meca del Músculo”. Es ahí donde Oliva hace la transición y se convierte en fisicoculturista. Cambia su rutina de entrenamiento de fuerza por la de definición y se entrega con el mismo arraigo y pasión de su antigua disciplina.

Con la ayuda de experimentados atletas en su nueva etapa, en tan solo meses Oliva compite por primera vez y se lleva el trofeo de Mr. Chicagoland. Un año después en una competencia de más renombre es coronado Mr. Illinois. Esa victoria lo lleva a competir en el concurso Mr. América y termina en séptimo lugar.

Desafortunadamente para Oliva, este concurso contaba con tres componentes; figura, atletismo y personalidad. Lo que significó que a pesar de haberse llevado el título de “Mr. Muscular”, el no dominar el idioma le costó no terminar en primer lugar. Al año siguiente su actuación mejoró y logró el segundo lugar, siendo otra vez su dicción el obstáculo mayor.

Para ese tiempo ya la fisicultura giraba hacia una competencia física solamente y esto ayudó tremendamente al cubano cuando compitió en el certamen Mr. América y concluyó en segundo lugar; su labor lo calificó para la competencia donde se convertiría en leyenda, Mr. Olympia.

La competencia de Mr. Olympia es el sueño dorado de todo fisicoculturista. Fue fundada en 1965 con la intención, antes mencionada, de solamente enfocarse en la definición muscular de los participantes.

En la edición de 1966 el guantanamero terminó en cuarto lugar, detrás del campeón Larry Scott quien también se había llevado la presea en la campaña inaugural. 

Con el retiro de Scott, el deporte puso todos sus ojos en el antillano y este no defraudó cuando en 1967 ganó la contienda de manera arrolladora. Su físico cambió el modo de entrenamiento y preparación física. Por primera vez se pudo presenciar una perfección de lo que llaman la “Postura V”, que es cuando los hombros son bien anchos y el estómago bien estrecho causando un efecto parecido a la letra “V”.

Los comentarios de los expertos no cesaban; “Su musculatura es un asalto a la credibilidad”, “Su espécimen físico es algo fenomenal”, “Puede que jamás sea testigo de un despliegue de músculos como el de Oliva” son ejemplos de lo que comentaban.

En el año 1968 fue tanto su dominio que se presentó como el único concursante y por ende fue coronado. Viarios criticaron su actitud de competir sin contrincantes, pero lo que no está en duda fue su condición y dominio.

Con sus dos títulos de Mr. Olympia en su poder, los amantes del deporte dudaban que pudiera repetir puesto que una nueva figuraba despuntaba de manera aplastante y el público esperaba que Oliva fuera derrotado. El joven retador era un muchacho austríaco con unas grandes condiciones y un futuro prometedor.

Oliva no hizo caso a los comentarios y las predicciones de los expertos; sabía que estaba en la cúspide de su carrera y nada lo amenazaba. En el momento de la competencia destruyó al oponente de forma tal que el derrotado dijo estas palabras “Era tan inmenso y fantástico que no podía imaginarme derrotarlo. Mi primera impresión de Sergio Oliva me convenció que solo podía obtener el segundo lugar…Nunca me gusta admitir derrotas, pero pensé que Sergio era superior”. ¿El nombre de ese contrincante? Arnold Schwarzenegger.

Con ese tercer triunfo y título de Mr. Olympia, el exiliado cubano escribió una de las páginas más grandes en la historia del deporte cubano. Su nombre sobrepasó las barreras del fisicoculturismo al punto que fue reconocido como “El Mito”.

Una enfermedad renal se lo llevó en el año 2012 pero no sin dejar un legado del cual el mismo ex gobernador Schwarzenegger expresó “Sergio Oliva fue uno de los mejores culturistas de todos los tiempos y un verdadero amigo. Un feroz competidor con gran personalidad, único en su clase”.

Descanse en Paz Sergio Oliva.

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