Cuba: Mambises nacidos en otras tierras

Written by Enrique Ros*

25 de octubre de 2022

Una obra que reconoce la enorme contribución y el alto número de libertadores nacidos en otras geografías.

Las expediciones después del Zanjón (VII de VIII)

“El 3 de julio, una columna española integrada por batallones de los regimientos del Rey y Valencia, sección de caballería del Regimiento De la Reina y guerrillas de Matanzas, bajo el mando del Tte. Cor Brualla, atacaron las tropas cubanas del brigadier Eduardo García. Estas, reforzadas con las fuerzas del Coronel Acevedo, combatieron durante una hora y se replegaron después hacia un palmar, mientras el propio Lacret lograba detener la ofensiva enemiga momentáneamente hasta que los españoles, luego de reorganizarse y reabastecerse, avanzaron nuevamente contra la infantería cubana parapetada detrás de una cerca de piedras. Lacret simuló una retirada y el enemigo cayó en la trampa, quedando una buena parte de sus tropas fuera de combate». 

Pero continuará la lucha.

«El 4 de julio no hubo combate; pero el 5 por la mañana otra tropa dirigida por el Cor Luis Molina avanzó hacia las posiciones de los patriotas y se produjo un breve encuentro en Galeón con las fuerzas insurrectas del Cmdte Sosa, quien con una hábil maniobra logró que el enemigo, a vanguardia y retaguardia, se atacara mutuamente. Durante la mañana de ese día fuerzas españolas del Rgto de Antequera, y la guerrilla de María Cristina combatieron en varias ocasiones contra los cubanos. Estos retrocedieron hasta la cerca del hato para repetir la estratagema del primer combate; pero Molina ordenó el cese del ataque y el despliegue en una finca cercana».

Se estaban cumpliendo las instrucciones del Titán de Bronce.

«El 6 en las primeras horas de la mañana, el propio Lacret atacó con su caballería a los españoles y fue sorprendido por un escuadrón enemigo que lo puso entre dos fuegos; pero logró abrir una brecha y retirarse por la Ciénaga hasta llegar al grueso de las fuerzas. En esa retirada se combatió en varias ocasiones al enemigo que los perseguía. Allí se distinguieron el escuadrón de caballería del Cmdte Enrique Junco y la infantería mambisa que se hallaba en el Hato, la cual acudió en apoyo al jefe cubano. Con esta acción concluyó la batalla».

Se había establecido un fuerte combate en el que se unen fuerzas cubanas comandadas por el Brigadier Eduardo García y el Coronel Acevedo mientras el propio Lacret detenía la ofensiva enemiga, simulando una retirada que hace caer a los españoles en una emboscada. Pero continúa el incesante ataque de las fuerzas españolas cuyas bajas, tan sólo en el primer día ascendían a más de ciento setenta hombres. Dos días después el coronel español Luis Molina avanzó hasta las posiciones de los insurgentes cubanos respaldado por las fuerzas del Regimiento de Antequera. El cinco y el seis de julio, repetimos, continuaban los frecuentes encuentros en los que ya participaba, también, el entonces Comandante Enrique Junco.

Cumplió Lacret su cometido con lo que, a su vez, se cumplía el interés de Antonio Maceo de librar un importante combate que contrarrestara los efectos negativos de la victoria española en Cantabria el dos de abril de aquel año.

Volvamos a la próxima expedición.

EL IMPARABLE “THREE FRIENDS”

Estará organizada por el General de Brigada Joaquín Castillo Duany, que vendría como Jefe de Mar y el Teniente Coronel Francisco Leyte Vidal como Jefe de Tierra en el tercer viaje del remolcador Three Friends quien salió de Jacksonville el 17 de junio (1896). Junto a ellos llegaban 45 expedicionarios 13 de los cuales habían formado parte de la expedición del Bermuda en mayo de ese año y arribaba a la playa La Cana, en la ensenada de Corrientes en la costa sur de Pinar del Río. Las armas serían recogidas por el Teniente Coronel Antonio J. Varona, y los comandantes Julián Gallo y Manuel Lazo y enviadas al campamento del General Antonio Maceo.

Otros nombres conocidos llegan en el cuarto viaje del Three Friends en 96: Charles Gordon, Gabriel O’Farrill, Juan R. Cowley, José Aranguren, Manuel Arteaga, Emilio Cancio Bello, Jorge Vega Lámar, Gustavo G. Menocal y otros que llegan junto con 65 expedicionarios.

En el próximo viaje, que será el primero del Dantless llegará el norteamericano Frederick Funston, de quien ya hablamos, que habrá de distinguirse con nombre y prestigio, en la guerra que se desarrollará en las Filipinas y en la Primera Guerra Mundial donde habrá de recibir, en el Congreso de los Estados Unidos, una mención de honor. Por supuesto llegaban acompañados del ya imprescindible Dinamita O’Brien.

No sólo acompañan norteamericanos e hispanos a los cubanos en estas expediciones, sino también hombres de países más distantes. Así en la quinta incursión del Three Friends el 8 de septiembre del 96 trajo como jefe de tierra al General Rius Rivera y, tras cambiar de barco llegan Francisco Gómez Toro (hijo del General Máximo Gómez), César Salas, Donato Soto y muchos cubanos más, junto con los eslavos: Eustache Constantinovich, Peter Strerzewi y Nicolás Conceus con varios norteamericanos. Un francés, Armando Guerin, antiguo oficial del ejército de su país arribará en un viaje del Dauntless el 13 de octubre del 96, y en el próximo entre los 33 expedicionarios encontraremos al artillero norteamericano Michael Walsh, que se distinguirá por haber efectuado el primero y único disparo de cañón efectuado en el mar por los patriotas cubanos durante las guerras de independencia.

Pero sigue aquel remolcador Three Friends prestándole valiosos servicios a los combatientes cubanos. El 7 de julio de 1896 organizada por el General de Brigada Joaquín Castillo Duany parte de nuevo el Three Friends que llevaba como Jefe de Tierra al Comandante Juan R. Cowley con 65 expedicionarios. Algunos nombres conocidos vienen en este grupo: José Aranguren, Manuel Arteaga, Emilio Cancio Bello, Enrique Castellanos, Víctor Buttari, Juan e Ismael Clark; Juan y Leopoldo Díaz de Villegas, Charles Gordon, Jorge Vega Láamar y el español José López, que antes había formado parte de las fuerzas armadas en su país de origen.

Recordemos algunos de estos nombres. Charles Gordon era un norteamericano que al desembarcar se convirtió en ayudante de campo del General Antonio Maceo a quien acompañaría en el paso de la trocha de Mariel a Majana y resultaría herido en el combate de San Pedro (el 7 de diciembre del 96) donde cayó el Titán de Bronce. El santiaguero José Joaquín Castillo Duany había servido como médico en la Marina de Guerra de los Estados Unidos; en Cuba participó en la conspiración conocida como la Paz del Manganeso en 1890. Ingresaría en el Ejército Libertador el 1º de julio del 95 bajo las órdenes del Coronel Victoriano Garzón y, luego formando parte del estado mayor del Mayor General José Maceo. Participaría Castillo Duany en el combate de Peralejo (Julio 13, 1895) y vino como jefe de varias expediciones, entre ellas en el tercer viaje del remolcador Three Friends y en el cuarto viaje de la misma embarcación. Estaría también en el tercer viaje del vapor Dauntless y en el noveno viaje de ese barco que había partido de Las Bahamas y, junto con 300 expedicionarios volvería en el vapor Florida el 17 de mayo de 1898 que desembarcaría el 25 de aquel por Banes.

Desembarcarán por Boca Ciega, en Guanabo, en la costa norte de la provincia de La Habana. La operación fue protegida por el General José María Aguirre.

Esta nueva expedición del Laurada, nombrada ya “Antonio Maceo”, estuvo financiada por la delegación cubana que había pedido al General de Brigada Joaquín Castillo Duany que, junto al General Carlos Roloff la organizara y la condujera con pertrechos destinados a Oriente a las fuerzas del Mayor General Calixto García y llevar de regreso a Cuba al propio Roloff, Secretario de la Guerra del gobierno de Cuba en Armas. El barco llevaba como patrón al Capitán John (Dinamita) O’Brien, quien era miembro del Departamento de Expediciones.

Inicialmente la expedición se conduciría en el vapor Bermuda, pero al no aparecer por haber sido detenido por las autoridades norteamericanas trasladaron la carga al Laurada en la que ubicaron de 36 a 38 expedicionarios. Curiosamente venía en esa travesía José Martí Zayas Bazán, el hijo del Apóstol José Martí, y Temístocles Molina, Coronel del ejército peruano y, otro francés, Alfonso Mieaux, capitán artillero francés. El Laurada desembarcó en la Bahía de Banes, marzo 21,1897, en la costa norte de Oriente, descargando el material bélico que traía y regresando el barco a los Estados Unidos.

Era ésta, como decíamos, la cuarta expedición que llegaba con el barco que estaba ya bastante averiado. La primera se había realizado el 27 de octubre de 1895 dirigida y financiada por el Partido Revolucionario Cubano, organizado por Martí con la colaboración del entonces Coronel Emilio Núñez, Carlos Manuel de Céspedes y Quesada -hijo del Padre de la Patria- que venía como jefe civil junto a los que llegaron de 34 a 38 expedicionarios y, en aquel primer viaje los acompañaba Carlos Aguirre, hermano del bien conocido Coronel José María Aguirre, desembarcando por La Caleta, a sólo cuatro kilómetros del Río Jauco, cerca de Baracoa.

Aquellos desterrados cubanos no descansaban en su ayuda a los que en Cuba peleaban. Por eso el 18 de mayo del año 96 vuelve a partir el vapor Laurada en su segunda incursión a la isla que llevaba a bordo a Jorge y Enrique Viñuendas, al General Juan Francisco Fernández Ruz que había llegado al grado de General de División y comenzado su participación en la causa cubana participando en la reunión conspirativa del Ingenio Rosario en octubre del 68, integrando después las fuerzas del Mayor General Luis Marcano. Desembarcaría aquella segunda expedición del Laurada por Punta de Ganado en la zona de Santa Lucía, cerca de Nuevitas en la costa norte de Camagüey. No tuvo éxito aquel segundo intento por las dificultades que encontraron por la presencia cercana de un barco de la Armada Española. No amilanó a aquellos cubanos este fracaso.

(Continuará la semana próxima)

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