Por Luis Conte Agüero
Demetrio:
En nuestra comunidad todo se dificulta hasta reproducir un libro mío.
LIBRE tiene mucho que decir al respecto. Solo tu voluntad decide su publicación y páginas y firmeza de mensaje, lo que alcanza dimensión de hazaña y la hazaña de tu voluntad, con la colaboración heroica de tu equipo, que no cede ni concede. Publicar un libro alcanza dimensión de hazaña.
Sé que estas expresiones sorprenden, sin embargo, integran la retadora cotidianidad. Tu dedicación educadora, exige grandeza y pagar precios de grandeza equivalentes a castigos.
Así, enseñar, educar, instruir, casi exige santidad y quienes te asisten personalmente requieren también de comprensión y grandeza.
Otros negocios producen más, pero estas son finanzas de fe y honor y carácter, así que invitan al orgullo más noble. Siempre habrá quienes duden y se quejen, pero tu orgullo de educador compensa, y es absolutamente merecido.
El mundo se hace cada día más retador y difícil, todo se complica groseramente, pero en ti tiene que crecer el orgullo de servir; voluntad martiana.
Aunque son visibles los sacrificios que la educación demanda en un país tan complejo como los Estados Unidos actuales, y aquellos muchos que llegan en busca de techo y camino y destino, como si a todo tuvieran derecho total e instantáneo, la realidad se impone.
Otros negocios aventajan, pero educar es mandato ético y placer enorgullecedor.
Educar es amar y servir. Tus castillos éticos ya son mandatos. Creces con ellos. Otros toman otros caminos menos enorgullecedores. Sé que hay pocos reconocimientos que agregar al apostolado de la enseñanza, así que hay que seguir siguiendo, sonriendo y sirviendo.
Y el educador se reprocha y castiga porque cuanto hace le parece insuficiente y el cansancio del bien no castiga.
La mente sigue inventando y el corazón, sufriendo. El educador es su propio juez.
Otro factor a considerar es el mandamiento de cambio en la vida norteamericana. Los Estados Unidos se mundializan. ¡Ha devenido Meca!
Y resultante de ello es un cambio tan inmediato como creciente y la inconformidad se hace Republicana. Ello tiene poco que ver con lo ideológico y en un artículo como éste no procede el análisis mayor y en detalle.
Escribo sobre lo que parece inevitable: la victoria del Partido Republicano en las elecciones generales. El país teme, duda, se pregunta. El cambio se impone. Las interrogaciones no tienen más respuestas que los cambios. Y hay cierto pánico en la ciudadanía votante, derecho y derecha se hermanan en dudas y temores.
Preguntas e inquietudes no tienen más respuesta que electores y votantes.
Los resultados se impondrán. La inseguridad invita al temor y al pánico y el electorado teme y se defiende. Derecha y derecho ¡Enderezan!
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