A esta planta comestible con un aroma y sabor inconfundibles, se le atribuyen desde distintos ámbitos, la ciencia y la leyenda, unos poderosos efectos protectores contra los males que sufre el ser humano: los del cuerpo, que se manifiestan como enfermedades, y los del alma, encarnados en demonios, brujas y vampiros.
Por Rocío Gaia
El ajo no es solo uno de los vegetales comestibles más utilizados como condimento y alimento en la cocina, siendo recomendado por su sabor y aroma que le dan un toque especial a cada plato en el que participa como ingrediente, sino que además es uno de las plantas que poseen más propiedades beneficiosas para la salud.
El bulbo (cabeza) blanco, redondo y dividido en dientes (partes) de esta planta de la familia de las liliáceas, contiene aminoácidos esenciales,
vitaminas, enzimas, lípidos, minerales, micronutrientes y compuestos activos sulfurados, que le confieren propiedades antibacterianas, antisépticas, antibióticas y antioxidantes, según el equipo de expertos de Nutritienda.
El consumo de ajo en las comidas también contribuye a mejorar la presión arterial, el funcionamiento muscular y la actividad hormonal, así como a reducir el colesterol nocivo, según Noelia Suárez, portavoz de esta plataforma en línea especializada en salud y nutrición (www.nutritienda.com).
Pero además de sus virtudes saludables científicamente comprobadas, al ajo se le han atribuido presuntas propiedades mágicas más difíciles de certificar, utilizadas con fines sobrenaturales y en el ámbito de la hechicería, como las de combatir a los vampiros, ahuyentar la mala suerte y el mal de ojo, o eliminar las “malas vibraciones”.
En un uso igualmente tenebroso pero quizá menos fantástico y más práctico, “en la Edad Media los
enterradores utilizaban coronas de ajos para sepultar los cadáveres y evitar su olor fétido”, según recuerda el químico y divulgador científico Hugo Rico, en el portal Cienciorama (www.cienciorama.unam.mx) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Al ajo se le atribuye una serie de propiedades medicinales de ‘limpieza, protección y desinfección’ que han hecho que sea visto desde la antigüedad como un elemento que tiene un efecto protector”, explica Reyes Pont, cofundadora de Miistico (https://miistico.com), plataforma digital que conecta usuarios con profesionales de servicios místicos de calidad.
Desde un punto de vista místico se lo considera como “el gran “repeledor” que aleja las envidias y las malas energías. Antiguamente se colgaban en la cocina, en el patio o en el alfeizar de las ventanas para poder así proteger el espacio”, puntualiza.
Pont destaca que existen numerosas leyendas alrededor del ajo que lo presentan como un elemento de protección.
“De hecho, su uso para alejar a los “vampiros” se divulgó a través de la novela Drácula de Bram Stoker publicada en 1897”, señala.
Al parecer, el personaje del vampiro más famoso de la historia, creado por Stoker, se inspiró en Vlad Tepes, un príncipe de Valaquia (antiguo principado rumano) que vivió en el siglo XV, indica.
Añade que según distintas fuentes, Tepes padecía una enfermedad llamada ‘porfiria eritropoyética’ que se caracteriza por retraer las encías, acentuar el crecimiento de los dientes incisivos y caninos, y causar fotosensibilidad y anemia, entre otros síntomas.
“Esta dolencia puede verse agravada si la persona que la padece ingiere ajo o incluso entra en contacto con el aroma de esta planta. Y de allí habría surgido la leyenda de que el ajo ahuyenta a los vampiros”, de acuerdo a Pont.
A DRÁCULA NO LE GUSTAN LOS AJOS
Stoker se había doctorado con matrícula de honor en Ciencias en el Trinity College de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), según Manuel Peinado Lorca, catedrático de Ciencias de la Vida, de la Universidad de Alcalá (España).
De ese hecho Peinado dice que el autor de Drácula «debió tomar buena nota de un dato clínico de Vlad Draculea (Vlad el Empalador) el príncipe de Valaquia y héroe nacional rumano».
Según cuentan, el príncipe rumano padecía porfiria eritropoyética, una enfermedad que provoca la palidez facial con la que se representa a los vampiros y también se manifiesta por una repulsión al ajo, debido a uno de sus componentes, el disulfuro de alilo, explica.
“Por eso comer ajo les sentaba fatal a los vampiros porfíricos”, explica Peinado, en la publicación universitaria The Conversation.
En relación con el uso de los ajos, como un recurso para ahuyentar a otras entidades “malignas”, Pont, considera que a través de diferentes corrientes religiosas, algunas figuras como la de la bruja, han sido “modificadas” y han ido adquiriendo una connotación más “negativa”, “prohibida” o “peligrosa”.
Por ejemplo, “el término “bruja” significaba “sacerdotisa” o “druidesa del conocimiento”. Eran mujeres instruidas, con grandes conocimientos de plantas, hierbas, y de sus usos medicinales”, puntualiza Pont.
UN RITUAL CONTRA LA ENVIDIA
Reyes Pont describe a continuación un ritual místico con ajos para reforzar nuestra protección y alejar la envidia ajena.
“Los rituales son herramientas tangibles y conscientes para externalizar las emociones y experiencias personales. Son pequeños actos que nos ayudan a alinear nuestra psique hacia un propósito y sentir la capacidad transformadora de encaminarnos hacia esa meta u objetivo”, explica la experta.
Elementos:
– Un diente de ajo.
– Hojas secas de menta, planta a la que se le atribuyen propiedades de purificación, prosperidad y éxito.
– Hojas secas de perejil, hierba que también está asociada con la purificación, el poder y la fuerza, además de ser usado antiguamente para neutralizar olores.
– Una bolsita de tela blanca.
– Un lazo o hilo rojo, un color que simboliza pasión, fuerza, vitalidad, coraje, deseo y determinación.
Pasos:
1. Coloca los ingredientes dentro de la bolsita y átala con el lazo o hilo rojo, mientras piensas y conectas con las distintas fuentes de energías positivas que tienes en tu vida.
2. Una vez cerrada la bolsita, tómala en tus manos y realiza tres respiraciones, visualizando como una gran luz blanca limpia, pura y protectora nace de tu ombligo, y se hace cada vez más grande, hasta cubrir todo tu cuerpo y todo tu ser.
3. Coloca la bolsita blanca en el lugar que quieras proteger de las energías negativas o dónde quieras neutralizar la envidia.
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