¿Cuándo es demasiado? ¿cuántos son demasiados? y . . . ¿cuándo podría decirse, ¡basta!?
Me parece que estamos siendo testigos, y víctimas también, de la exageración de los límites.
Siempre me pareció que todas las cosas tenían un aceptable límite. Hoy, no siempre es así.
Me parece que los límites son siempre parte importante de cierto orden, también de cierta seguridad.
Eso lo vemos muy claro al hablar de la velocidad, en las carreteras. Los muertos y lesionados en accidentes del tránsito motivados por la violación de los límites. De la velocidad, son ya una y a veces más de una, tragedia diaria.
A diario vemos la tragedia de familias que «emigran» desde su lugar donde viven y de donde nadie las echa. Al menos, en el caso de muchos de ellos.
Es cierto que viven mal y esperan vivir mejor en USA, pero toman caminos peligrosos en cuyos trayectos perecen algunos. Hay además muchos americanos que están hartos del desorden de esas «masivas caravanas». Ya se habla menos del «tren de la muerte». Parece que ahora son más los ahogados en el cruce del río, pero siguen llegando miles cada día, y ya se notan las dificultades para alojar adecuadamente a tanto «recién llegado».
¿Cuántos son demasiados?, ¿cuándo puede decirse, ¡basta!?
José Tiberio Castellanos
Miami, Fl.
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