Y suele hablarse de esto a la muerte de algún gran personaje.
Y algunos hablan de las riquezas que deja o de sus conocidas hazañas. Aunque también se habla de lo que podrían llevarse los que no eran ricos ni famosos.
Porque en realidad todos dejan, y todos se llevan algo, grande o pequeño, según hayan vivido.
En el Evangelio se indica de una manera muy clara la fórmula para ser bien recibido. Allí a donde todos vamos al final. “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”.
Tengo la impresión de que esto no resulta siempre bien entendido, pero aparece ya en este tiempo, que algunos agoreros dicen que son “los tiempos finales” y no me pregunten finales de qué: una sencilla fórmula que es la compasión.
El papa Francisco ha dicho que: “el poder está en la compasión”, pero Francisco, el papa de los católicos, no ha explicado esto. Pienso que eso ya estaba dicho en aquello: “amar a tu prójimo como a ti mismo”. Lo que ocurre es que eso del amor, con esto de la televisión, y otros medios de comunicación, ya casi no se entiende, salvo cuando especificamos: Calcuta y la monjita albanesa Teresa, entonces, esto de la compasión está claro.
Por supuesto, esto puede ser el ejemplo mayor, pero también hay otros ejemplos que están más al alcance de nosotros.
José Tiberio Castellanos
Miami, Fl.
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