SARA MARTÍNEZ CASTRO: ESA SEÑORA QUE ESCRIBE SONETOS CON VISCERAS DEL EXILIO

Written by Demetiro J Perez

6 de abril de 2022

Es tan cubana como la “borrachera” que padece la farola del Morro de La Habana por tanto girar anunciando que en él comienza una isla que, con perdón, Dios ha abandonado. La voz de la poetisa tiene el ritmo de los amaneceres de aquella Cuba pre comunista, el señorío de una “palma real” dejando caer estrellas diminutas en vez de “palmiches”.

Un Reportaje Especial y Exclusivo  para LIBRE de Roberto Cazorla

Recientemente, llegó a mis manos una hermosa y rebosante antología de poemas, relatos y ensayos, sentidos desde el balcón femenino de geniales mujeres cubanas, titulada “Voces femeninas del Pen”, que considero otro gran acierto de su editor, poeta, periodista y escritor Luis de la Paz, a la vez presidente actual del “Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio”.

En ella aparecen cinco sonetos de Sara Martínez Castro, esa señora que escribe con vísceras del exilio. El primero de ellos: “Bajo la noche tiembla un aguacero. / Los recuerdos acechan como espadas. / Se confunde el ayer con mis pisadas/ y vislumbro tu beso en el alero. / Siento pasar las nubes. No tolero/ que vuelva el corazón a las andadas. / Me reclaman las voces custodiadas/ por un sueño que esquiva al minutero. / ¿Dónde poner la sombra que persiste? / ¿Dónde esconder la pena que se viste/ de temor más austero que una fusta? /No hay castigo mayor que este latido/ de descubrirte en medio del olvido. / La lluvia es tan cobarde que me asusta”.

Si en algo era millonaria nuestra isla cubana pre comunista, era por el número de poetisas excelentes, distintas a la mayoría del resto de Latinoamérica. Y es que todas tuvieron el orgullo de nacer bajo un cielo que, sin haber estudiado la métrica, escribía hermosos octosílabos, alejandrinos y endecasílabos con ramalazos de sus nubes. Era lógico que Fuéramos prolíferos en cuanto a damas que, con tanta perfección y sensibilidad escribieran sonetos.

La vida me concedió una sola hermana, pero el comunismo me la arrebató. Ella se convirtió en una apasionada incondicional del régimen más sanguinario que haya inventado el hombre malo. Pero el destino también a veces es “humano” y se conduele de nuestras desgracias. A mí me puso en el camino una hermana de alma y espíritu que, con el tiempo, he comprobado que tiene tanta importancia como una hermana de sangre. Me refiero a Sara Martínez Castro. Nos conocimos a mediados de la década de los 70, en una tertulia poética en Miami. (La dirigía una poetisa y editora cubana, que no recuerdo su nombre. Perdón). A partir de entonces, nuestra amistad comenzó a extender sus raíces hasta el día de hoy. Tanto ella como yo, hemos sido sufridores de problemas delicados, entre ellos de salud, Incluso estuvimos una temporada en la que nuestra comunicación epistolar se había debilitado, pero nunca con la capacidad suficiente como para destruir nuestro cariño, respeto y admiración.

UN CAUDAL DE LÁGRIMAS

Viuda del Dr. Diego Medina, que fuera uno de los fundadores de “ALPHA 66”, una de las organizaciones más empecinadas en derribar a la dictadura comunistas de Cuba. Sara enviudó siendo tremendamente joven, quedando amparada por su familia y de su única hija, fruto de aquel matrimonio ejemplar, modelo de armonía y afinidad.

Sara Martínez Castro, es tan cubana como la “borrachera” que padece la farola del Morro de La Habana por tanto girar anunciando que en él comienza una isla que, con perdón, Dios ha abandonado. La voz de la poetisa tiene el ritmo de los amaneceres de aquella Cuba pre comunista, el señorío de una “palma real” dejando caer estrellas diminutas en vez de “palmiches”. Cuando pronunciamos su nombre completo, se tiene la sensación de que bajamos por una escalera de fósforos y retazos de una luna alérgica al suicidio. Le corren por sus venas el respeto que nos hace sentir la Semana Santa, el sonido de las campanas de una catedral que llora por la ausencia de su reverendo.

Es fabricante de ternura, comprensión y siempre conserva un caudal de lágrimas para que nuestras pupilas no se mueran de sed. Es tan necesaria como la llegada de la primavera. Vio la luz por primera vez en Cueto provincia oriental de Cuba. Se exilió en Estados Unidos en 1970. Sostiene que no ha perdido la esperanza de “regresar a una Cuba libre”. En 1979 se graduó con honores en “Miami-Dade Community College” donde adquirió un título de “Asociado en Arte”. En la St. Thomas University estudió literatura española e hispanoamericana, llegando a recibir el certificado de periodismo del Koubek Memorial Center de la Universidad de Miami.

Forma parte del grupo de las poetisas más galardonada en el exilio, pues posee los premios “José María Heredia”, el de la “ Asociación de Críticos y Comentaristas de las Artes” (ACCA).; Premio “Agustín Acosta”; Segundo Premio del Certamen “Carilda Oliver Labra” en Madrid (España), 1981. Primer premio de poesía del certamen literario internacional del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos de Nueva York (CEPI). Durante tres años consecutivos, 1980, 1981 Y 1982. Y el Segundo Premio de Poesía del certamen de “Movimiento del Recuperación Revolucionaria” (MRR), Miami, 1981. En 1986 salió a la luz su libro “La soledad detenida”, Ediciones Hermes. Sara aparece en más de una docena de antologías, entre ellas: “Diecisiete poetas cubanos en el exilio”; “Azor al Vuelo”, Ediciones Rondas, Barcelona (España), en 1981.; “La Gota de Agua”, Madrid, 1981; “Antología Poética Hispanoamericana”, volúmenes I y II, de la Editorial Hispania, Miami., “El soneto Hispanoamericano”, del Fondo Editorial Bonaerense, Buenos Aires (argentina) en 1984, etc., etc. Sus poemas han sido publicados en los periódicos y revistas más importantes, entre ellos “Diario las Américas” (Miami); “La Información”, Houston, Texas, “La Voz Libre”, Los Ángeles (California); revista “Ideal”, en Estados Unidos. Hace más de quince años que tiene una sección poética en el periódico “Libertad News”, Miami. Su poema “Décimas a Vicente Méndez”, fue musicalizado por el trovador Pedro Tamayo, y es parte del documental “Un pacto con la patria o con la muerte”, producido y dirigido por Margarita Talleda.

DR. DIEGO MEDINA

Sara es una de las columnas más sólidas en la Academia Poética de Miami y del “Pen Club de Escritores Cubanos en el Exilio”. Además, fue vicepresidenta del Círculo de Cultura Panamericano y Miembro de honor de la “Cuadratura del Círculo Poético Iberoamericano”. Su labor como traductora para varias agencias de relaciones públicas y publicidad ha sido y es reconocida por los grandes entendidos en la materia. Uno de sus mayores orgullos es ser la coordinadora de asuntos culturales de “Alpha 66”, labor que desempeña con el fin de rendirle honor al que fuera su esposo, Dr. Diego Medina, uno de los fundadores de dicha organización a favor de la libertad en Cuba.

Madre abnegada, luchadora incansable contra la dictadura comunistas que desde hace 63 años está desangrando a la isla que jamás se mereció semejante castigo. Sara es una patriota actual, que cuando habla lo hace con la valentía de un tornado salpicado de azúcar “prieta”. Nunca la amargura ha encontrado espacio en su naturaleza. Es de las que sabe enfrentarse a los desalientos del vivir diario. Es una luz que todos quisiéramos abrazar, robarle, aunque sea un milímetro de brillantez.

Sara Martínez Castro, tú que estás en cada latir de mi corazón, te ruego que procures que no se oxide la virtud que te regaló el Señor para alargarnos la vida a través de tus sonetos, que resultan los sueros que se necesita para soñar que somos libres.

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