Por Álvaro J. Álvarez. Exclusivo para LIBRE
El sacerdote Gil Miguel de la Isola, investigador y miembro de la Fundación Marta Abreu de Estévez dice esto: “Una carta de Renée Molina de García-Kohly, hija de Teresa Quijano de Molina una gran amiga y amiga ella también de Marta Abreu, arroja datos inéditos e interesantísimos de la gran dama de Santa Clara, de sus gustos y detalles de su personalidad”.
Gracias a este sacerdote sabemos la Sra. Renée falleció a los 91 años y sus restos descansan en este Cementerio en Flagler y la 53 Avenida de Miami. Su localización es en la parte central del cementerio y muy cerca de la 53 Ave.
La Sra. Renée Molina se casó con Juan de Dios García Kohly, ella también utilizaba el apellido Grossetaite y no sabemos por qué.
Cuando inauguraron el Teatro La Caridad el 8 de septiembre de 1885 en Santa Clara, la entonces niña de 12 años, Renée estaba sentada junto a Marta Abreu en su palco. Cuando Renée se casó con Juan de Dios, Marta Abreu le trajo desde París, el ajuar de novia.
Renée disfrutó del cariño y la amistad de Marta Abreu porque su madre Teresa Quijano era una gran amiga de Marta. Yo creo adivinar, tal vez, por Marta no haber tenido una hija, pues Cecilia murió recién nacida.
Eduardo Sánchez de Fuentes y Peláez, nació en la casa de # 605 de la Calzada del Cerro el 3 de abril de 1874 y falleció en la calle G #158, Vedado, el 7 de septiembre de 1944, a los 70 años.
Su padre, Eugenio, era autor dramático y poeta; y su madre, Josefina Peláez, pianista y cantante.
Compositor y escritor cubano. Fue autor de varios libros sobre la historia de la música folclórica cubana.
Comenzó su aprendizaje musical de la mano del pianista holandés Hubert de Blanck y de los maestros Carlos Anckerman e Ignacio Cervantes. Este último dejó profundas huellas de música criolla en el joven pianista Eduardo. Considerado como uno de los compositores cubanos más importantes del siglo XX, Eduardo Sánchez de Fuentes es recordado tanto por la creación de música popular como clásica, esta última con un lenguaje dentro del romanticismo y el posromanticismo.
Pero quizás su creación más recordada sea la habanera “Tú”, con la que inició su catálogo y escribió a los 16 años; una canción con un marcado refinamiento criollo.
Se dice que esta célebre pieza la interpretó por primera vez en público en 1892 cuando el joven estudiante de Derecho tenía 18 años, en una tertulia en la casa de Marta Abreu y Luis Estévez, donde habitualmente se realizaban veladas para familiares y amigos de la pareja.
El hasta entonces desconocido Sánchez de Fuentes se sentó al piano y empezó a tocar una pieza preciosa. Al final de la función, la bella y emocionada señorita de 19 años, Renée Molina (Renée Grossetaite de García Kohly) le preguntó al pianista ¿cómo se llamaba esa canción? reflexionando por un momento y con el deseo de tratar familiarmente a la muchacha (que en esa época no era costumbre llamar a las persona por su nombre de pila hasta que no habían alcanzado los lazos de amistad), respondió: «Se llama Tú».
Luego su hermano Fernando escribió la letra y al firmar utilizó el pseudónimo de Fernan Sánchez.
La primera publicación de Tú constó de 5,000 ejemplares y se puso a disposición del público el 3 de julio de 1894. Se publicó mediante un contrato firmado entre Eduardo Sánchez de Fuentes y el Dr. González Gurquijo, dueño de una Farmacia en la calle San José, quien pagó esa primera edición.
Cuando estalló la Guerra del 95, la lírica canción devino un canto épico, de amor y de esperanza para los independentistas. Por aquel Cuba eres tú, la mujer aludida fue identificada como la Patria. Cuentan que fue José A. Ramírez quien concibió los versos patrióticos que se cantaban con la melodía de “Tú”, acompañada con el Tres o la Guitarra, se exaltó la proeza mambisa de la invasión a Occidente.
Graduado en 1894 de Licenciatura en Leyes, desde 1904 Sánchez de Fuentes fue registrador de la propiedad en Manzanillo y otras ciudades cubanas. Después de su retorno a la capital cubana, él y otros intelectuales fundaron la Academia Nacional de Artes y Letras, en 1910, de la que llegó a ser presidente en el período 1930-1942.
Su catálogo comprende casi todos los géneros de la creación musical: ópera, zarzuela, opereta, cantatas, ballet, música de cámara, música sinfónica, piano solo y un significativo número de canciones.
En 1911, el ya prestigioso creador, asistió como delegado al Congreso Internacional de Música celebrado en Roma, a ese mismo evento asistiría como invitado en 1929 pero en esta ocasión convocado desde Nueva York. Durante ese año participó, en compañía de Alejandro García Caturla, en el Festival Iberoamericano de Barcelona.
Entre sus mejores composiciones están: Corazón, Mírame Así, Linda Cubana, Para Que No Me Olvides, La Niña de Guatemala, Madrigal, etc.
El lied, la habanera, la criolla y el bolero, fueron modalidades de la canción abordadas por el compositor y expresaron un acercamiento de su producción musical al plano de la música popular. El propio compositor planteó:
“Es necesario que se haga por nuestros autores una labor de estilización, tomando de nuestra música los motivos más populares, vistiéndolos armónicamente, espiritualizándolos”.
No puede pasarse por alto que este polémico músico fue el primer compositor cubano en crear para la danza teatral. Uno de sus grandes éxitos en esta esfera fue el ballet Dioné, estrenado el 4 de marzo de 1940, en el Teatro Auditorium de La Habana, por los entonces bisoños bailarines Fernando, Alberto y Alicia Alonso. La pieza de Sánchez de Fuentes marcó el camino para lo que sería la compañía de ballet clásico de Cuba.
Eduardo Sánchez de Fuentes dejó una extensa obra en el horizonte musical, sin embargo, ninguna tan popular como la Habanera “Tú,… melodía que lo despidió en su sepelio.
Habanera “TÚ”
En Cuba, la isla hermosa
del ardiente sol,
bajo su cielo azul,
adorable trigueña,
de todas las flores
la Reina eres tú.
La palma que en el bosque
se mece gentil
tu sueño arrulló,
y un beso de la brisa
al morir de la tarde
te despertó.
Fuego sagrado guarda tu corazón,
el claro cielo su alegría te dio,
y en tus miradas ha confundido Dios,
de tus ojos, la noche y la luz
de los rayos del Sol.
Dulce es la caña pero más lo es tu voz
que la amargura quita del corazón,
y al contemplarte suspira mi laúd
bendiciéndote, hermosa sin par,
porque Cuba eres tú.
Y al contemplarte suspira mi laúd
bendiciéndote, hermosa sin par,
porque Cuba eres tú,
porque Cuba eres tú.
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