Madelín y Juan D´Arce le apostaron al amor y, a la larga, ganaron.
Todo comenzó, increíblemente, durante un encuentro en un Taco Bell en Miami. Ahora esta pareja puede gritar a los cuatro vientos que es supremamente feliz y que ha alcanzado los éxitos totales en los campos sentimental y profesional.
Esta pareja, muy joven todavía, tiene tres hijos. Dos hembras y un varón. Con una sonrisa ellos han confesado que se han casado dos veces, una por la iglesia, y otra por la corte. Ella es abogada y él litiga en actividades y asuntos de justicia.
Prácticamente la relación arrancó cuando ellos iban a un club u organización de honores políticos e, inclusive, alguna vez tuvieron una disputa no muy seria porque ella quería ser la presidente y él también en esos momentos.
Madelín tiene un título de abogada de la Universidad Internacional de La Florida (FIU) y Juan es líder en educación con un título de Global University. “Estábamos en clase, cualquier día, cuando la invité a comer junto con unos amigos de estudios y allí se “hizo el milagro de Taco Bell”.
Esa fue como la primera cita en serio en la relación de Madelín y Juan. Entre el 2003 y el 2005, prácticamente, la relación se fortaleció pese a que Madelín sufrió un delicado accidente de tránsito y tuvo que dedicarse durante un buen tiempo a una seria etapa de rehabilitación.
En el 2008 ella regresó como estudiante visitante en FIU, en la Escuela de Leyes, concretándose también por fin la promesa de unirse en matrimonio y, a la vez, graduarse ella en marzo del 2008 lo cual fue un paso definitivo en las vidas de estos dos jóvenes.
“Todo ha marchado bien porque hemos estado en el mismo vínculo del movimiento laboral y hemos conocido a mucha gente que, poco a poco, se ha familiarizado con nuestras vidas hasta el punto de que en ciertas ocasiones le preguntan a ella que cuál es el vínculo que tiene conmigo debido a su apellido de casada”, afirmó Juan.
“Esto, porque ella, visita mucho las cortes debido a su profesión de abogada. Hacer vínculos de esposos así de esta manera no es nada fácil”, reiteró Juan, quien resaltó que luego de toda esta experiencia profesional se comprometieron en tener hijos.
“Vinieron los hijos. Dos niñas y un niño. Hubo, en medio de esta relación, entonces una ceremonia de consagración matrimonial”, después de que yo me postulé como candidato a un cargo como representante estatal”, expresó Juan.
“Pero aquí, entonces, nos dimos cuenta de algo. Que preferíamos dedicarnos a nuestros hijos que empeñarnos a desarrollar actividades políticas. Queríamos criarlos con todas las reglas morales y educativas de estos tiempos tan difíciles antes que hacer cualquier otra cosa”, aseguró.
“Hemos dedicado nuestra vida a trabajar y a tener hijos. A la larga ésta es la felicidad de un hogar. A ambos nos gustan los niños. Y hemos sabido con sabia orientarlos bien. Y asistimos a la escuela y hablamos con los profesores y estamos al tanto de su desarrollo intelectual”, reveló Juan.
“Ellos han crecido en medio de la vida de hogar y de matrimonio con principios. Son inteligentes y juiciosos. Están aún pequeños. Pero han respondido a todas nuestras expectativas como padres de familia”, advirtió.
“Yo fui maestro de las Escuelas Públicas del condado. Y esto me sirvió mucho para ponerlo en práctica con mis hijos”, reveló Juan quien prácticamente la mayoría de su juventud la dedicó a servir a la comunidad.
“Ella compagina mucho con las personas. Es una mujer de honor. De amar también a los animales. Y cocina supremamente bien rico y delicioso. El amor llega también por la cocina”, sostuvo Juan en su charla con este magazín.
¿Falta algo por hacer? Ella aspira ser juez del condado y Juan a estar en un cargo relevante en la Corte. Por ahora el matrimonio está dedicado a mantenerse a la altura en sus posiciones profesionales y en darle el mayor tiempo posible a velar por el bienestar de sus tres hijos.
“Vemos el pasado y repasamos nuestros problemas y lo que nos atrasó para que no repercutan en nuestros hijos de cara al futuro. Están pasando muchas cosas que afectan a la familia y hay que pensar en resolver los problemas de la mejor manera posible”, enfatizó.
“Y esto lo hemos visto reflejado en las cortes donde se ventilan muchos problemas de familias que caen en desgracia por la falta de estímulos espirituales y apoyos verdaderos de hogar”, sostuvo.
“La pandemia nos unió. Estuvimos más unidos que nunca. En familia. En casa. Enfrentando todos los problemas que causó esta pandemia. Y estuvimos más dedicados a la educación de nuestros niños los cuales estudian en St. Brendan Elementary”, sintetizó.
“La vida nos dio el privilegio de tener unos hijos maravillosos. Los hemos visto más familiarizados con nosotros como padres. Y nos guardamos contra el temor del contagio porque algunas veces salimos a la calle y regresamos al hogar con temor”, concluyó.
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