VARIAS HISTORIAS CUBANAS EN LA II GUERRA MUNDIAL

Written by Demetiro J Perez

17 de noviembre de 2021

Al ser invadida Polonia por la Alemania de Hitler se produjo el comienzo de la II Guerra Mundial.

Como parte integrante de esta guerra, el Alto Mando alemán llevó acabo el diseño de la Guerra Submarina Total que tuvo su expresión en la denominada Batalla del Atlántico y cuyo objetivo era la asfixia económica de las fuerzas aliadas.

El Almirante Karl Döenitz, un antiguo Comandante de U-Boat, propuso un plan para golpear los suministros vitales para las naciones enemigas de Eje. De esta manera, el III Reich llevó a cabo un colosal esfuerzo industrial con el fin de disponer de una poderosa flota de submarinos para tratar de destruir la mayor cantidad de buques aliados, especialmente mercantes.

El 17 de octubre de 1940, 7 submarinos alemanes emboscaron al Convoy CS-7 formado por 35 buques mercantes y 6 escoltas, de los cuales 20 fueron a parar al fondo del mar y 2 resultaron dañados para una pérdida de 141 vidas humanas. Solamente entre junio y diciembre de 1940 los U-Boats hundieron barcos aliados que sumaron más de 1.5 millones de toneladas.

El término alemán Rudeltaktik o Manada de Lobos, hace referencia a una táctica empleada originalmente por los U-Boats (submarinos) alemanes en la Batalla del Atlántico durante la II Guerra Mundial, consistente en un ataque masivo contra un convoy. Posteriormente fue empleada por los estadounidenses contra los japoneses en el Océano Pacífico.

Más de 1,100 submarinos alemanes U-Boats dominaron los mares de 1939 a 1944 y se les conocía como los lobos grises.

El 7 de diciembre se produjo el ataque japonés a Pearl Harbor (Hawai) entonces los EEUU le declararon la Guerra al Eje Berlín-Roma-Tokio. El 9 a los dos días, Batista, que era el presidente cubano hizo que Cuba también entrara en la contienda mundial. En ese momento su Marina de Guerra contaba con unas pocas unidades de superficie, todas anticuadas e ineficaces para la guerra moderna.

Entre diciembre de 1941 y enero de 1942, los EEUU y Cuba, firmaron convenios para fortalecer el potencial bélico cubano para poder seguir protegiendo el transporte de las materias primas tan necesarias a la maquinaria militar de los EEUU.

Debido a la estratégica posición de Cuba, fue de gran interés para los estadounidenses que la Marina de Guerra cubana estuviera en capacidad de participar en la Batalla del Caribe cumpliendo misiones de escolta de convoyes de buques de transporte y patrullaje de las aguas adyacentes al Archipiélago Cubano.

El crucero Cuba, que era el mayor buque de guerra cubano y el buque-escuela Patria fueron enviados a los astilleros navales de Galveston, Texas, donde fueron totalmente transformados y modernizados. Estos trabajos duraron casi un año. También los cañoneros Baire, Yara, Juan Bruno Zayas, Pinar del Río, 4 de Septiembre, Matanzas, Santa Clara, Camagüey, Oriente y Donativo así como los buques auxiliares BA-1, BA-2, BA-3, BA-4, BA-5, BA-6 y BA-7 fueron modernizados en astilleros cubanos y norteamericanos.

Como parte de los convenios antes citados, los EEUU establecieron, durante la guerra, una base aérea en San Antonio de los Baños, unos 20 km. al sur de La Habana y otra en San Julián, 16 km al S.O. de Guane, Pinar del Río extremo occidental de Cuba. Además, construyeron un campo de aterrizaje en Camagüey, un apostadero para dirigibles en Caibarién y otro en la Isla de Pinos. El objetivo principal de todas estas instalaciones era la lucha antisubmarina.

Otra de la medidas tomadas fue la de artillar a los buques mercantes cubanos con artillería que eran operadas por personal norteamericano. Al mismo tiempo, mediante la Ley de Préstamos y Arriendos promulgada por la administración norteamericana, se transfirieron, a la Marina de Guerra Cubana, en calidad de arriendo, 12 cazasubmarinos con los que se constituyó una flotilla estructurada en 4 escuadrillas de 3 unidades cada una. Las tripulaciones de estos buques fueron preparadas en cursos rápidos de 3 meses de duración en varias bases y centros de entrenamiento de los Estados Unidos.

La flotilla de cazasubmarinos comenzó a operar en abril de 1943. Se le asignó la misión de escoltar a los buques mercantes que se movían entre los puertos cubanos y una de las escuadrillas daba escolta, diariamente, al Ferry Seatrain que realizaba viajes entre La Habana y puertos de la Florida. Su eficiencia se hizo notable con rapidez.

Refiriéndose a la actuación de dicha florilla en su primer trimestre de operaciones el senador norteamericano Kenneth McKellar expresó ante el Congreso de ese país:

“La Flotilla de Cazasubmarinos de la Marina de Guerra de Cuba durante abril, mayo y junio de 1943 ha tenido una pérdida de sólo el 0,027 % del tonelaje convoyado durante los ataques enemigos y uno de sus cazasubmarinos ha tenido un éxito notable. La operación de estas unidades de la Marina de Guerra de Cuba ha evitado que la Marina de Guerra de los Estados Unidos haya tenido que emplear para esos mismos fines una parte considerable de su personal naval”.

El Submarino alemán U-176, fue construído en un astillero en Bremen, ciudad alemana situada a 395 km al N.O. de Berlín y a 127 km al S.O. de Hamburgo. Para llegar al Mar del Norte, el 12 de septimbre de 1941, cuando fue lanzado a las aguas del Río Weser, el submarino tuvo que recorrer 65 km. Desplazaba 1,120 tonelas y una longitud de 77 metros. Su velocidad en superficie era de 34 km/hora y sumergido de 13.5 km/hora. Portaba 22 torpedos que podían ser disparados por sus 4 tubos de proa o por los 2 de popa. Su capitán era Reiner Diersen (1908-1943) con otros 3 oficiales y 44 marineros.

El U-176 completó tres patrullas, hundiendo 11 barcos que totalizaron 53,307 toneladas. Su Primera Patrulla comenzó el 21 de julio de 1942 vigilando y listo para atacar barcos aliados en el Océano Atlántico, durante aquellos 74 días hundió 6 barcos. Participó en dos Manadas de Lobos: Steinbrinck del 5 a 11 de agosto de 1942 y Lohs del 11 de agosto al 1º de septiembre de 1942.

Volvió a navegar el 9 de noviembre de 1942, en su Segundo Patrullaje. El 27 de noviembre localizó al mercante holandés Polydorus de 5,922 y lo presiguió durante 15 horas (un record) hasta hundirlo al S.O de las islas de Cabo Verde. Al regresar a puerto el 18 de febrero de 1943, después de 102 días de patrullaje, había sumado otras 3 víctimas, ahora eran 9 los barcos torpedeados.

Su Tercera Patrulla, que sería la última, comenzó el 6 de marzo de 1943 y el 13 de mayo, a las 9:30 am, estando a 10 kilómetros del Faro Manatí en la costa norte de Cuba, observó al Convoy NC-18 formado por el barco americano Nickeliner de 2,249 toneladas que transportaba Agua Amoniacal y el barco cubano Mambí de 1,983 toneladas cargado de mieles, perteneciente a la Cuban Destiling Company. Ambos fueron torpedeados. En el Mambí murieron 19 cubanos y 4 americanos, el capitán Ramón Álvarez Iturralde, fue uno de los 11 sobrevivientes. El convoy iba escoltado por dos cazasubmarinos de la Marina de Guera de Cuba que no pudieron evitar el ataque del U-176.

El 15 de mayo de 1943, una escuadrilla de cazasubmarinos cubanos, integrada por el CS-11, el CS-12 y el CS-13 navegaba de Isabela de Sagua hacia La Habana escoltando al mercante hondureño Wanks y al cubano Camagüey, ambos cargados de azúcar.

Las tripulaciones de todos los buques, tanto mercantes como de guerra, se encontraban en máxima alerta. Poco antes de su salida se había recibido una comunicación que informaba que se había avistado un submarino en superficie, al norte de Matanzas.

Los buques mercantes navegaban en línea de frente, separados unas 500 yardas, ocupando el Camagüey el flanco más cercano a la costa. La escolta navegaba a una distancia de unas 750-1000 yardas. Al frente iba el CS-12 seguido por el CS-11 que llevaba a bordo al jefe de la escuadrilla y finalmente, el CS-13 ocupaba la retaguardia del convoy.

A las 5:15 de la tarde, cuando el convoy navegando en zigzag y a una velocidad de 8 nudos, cruzaba frente a los cayos de la costa de Corralillo, Las Villas (23º 21’ Latitud Norte y 80º 18’ Longitud Oeste) apareció en el cielo un hidroavión monomotor norteamericano, del tipo  Kingfisher (hidroavión monoplano biplaza de observación fabricado por la empresa estadounidense Vought-Sikorsky Aircraft que tenía su base en Cayo Francés) procedente del noroeste. El avión realizó una picada y volando a baja altura describió dos círculos mientras movía el ala y apagaba y aceleraba el motor. Con estas maniobras, de acuerdo con un código establecido, estaba señalando la presencia de un submarino. Para fijar con precisión el lugar el avión dejó caer una bomba de humo. El sitio era frente al Cayo Blanquizal, unos 40 km al N.O. de Isabela de Sagua y al Norte de Playa La Panchita.

El jefe de la escuadrilla de cazasubmarinos ordenó entonces al comandante del CS-13, Alférez de Fragata Mario Ramírez Delgado, efectuar la exploración de la zona señalada por el avión.

Una vez recibida la orden, el CS-13 puso proa al sitio indicado y aumentó su velocidad. Transcurridos unos minutos, los medios de detección hidroacústicos del cazasubmarinos tuvieron un contacto claro y preciso, a unas 900 yardas. Era el submarino que maniobraba, tratando de escapar. El marinero Collado, el sonarista, no perdía el contacto. Se dio comienzo al ataque.

En zafarrancho de combate y a toda velocidad, se lanzó la embarcación hacia el objetivo. Trepidaba toda la estructura de la lancha cubana. Entraron en la zona de peligro. La distancia se reducía con rapidez y el sonarista iba comunicando: 800 yardas, 750, 700, 600…

–Collado, ¿estás seguro de que es un submarino? –le preguntó el comandante.

–Sí. Tenga cuidado que en menos de un segundo vamos a pasar sobre él.

A la distancia apropiada, fueron lanzadas, por la popa del buque cubano, tres bombas de profun-didad, graduadas para que explotaran a 100, 150 y 250 pies, de acuerdo con la velocidad de inmersión calculada del submarino. Se detectaron nítidamente cuatro explosiones. La cuarta, debida probablemente al estallido de uno o más torpedos del submarino, fue tan fuerte que el CS-13 sumergió en el mar toda su proa y entró agua por una escotilla.

En ese momento, los hidrófonos reportaron un sonido semejante al que hace un líquido al penetrar en un recipiente sumergido en él que es abierto de pronto. Instantes después, se escuchó un silbido cuya intensidad fue disminuyendo lentamente. Estos eran indicios de que el submarino había sido alcanzado. Para rematarlo, el cazasubmarino arrojó otras dos bombas de profundidad, graduadas a 250 pies, en la zona atacada y continuó la exploración.

Transcurridos unos minutos, se observó una mancha oscura en la superficie del agua. Desde las profundidades ascendía un chorro de una sustancia negra y viscosa que olía a petróleo. Según Ramírez, ordenó que se recogiera una muestra de la sustancia como prueba del hundimiento del submarino.

Se esperó un rato más y se continuó la exploración del área con los equipos hidro-acústicos. Al no detectarse nada, el CS-13 partió a unirse al convoy que, mientras tanto, había continuado su travesía. Al llegar a La Habana y después de informar personalmente de los hechos al Jefe de la Marina de Guerra, el comandante Ramírez habló por teléfono con el presidente Fulgencio Batista, quien le ordenó guardar silencio sobre lo ocurrido. Por alguna razón, no esclarecida, el hundimiento del U-176 permaneció en secreto, para la opinión pública cubana, hasta después del fin de la guerra.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial y ser ocupados los archivos de la Marina alemana, se pudo conocer que el submarino que estaba operando en esa región y cuyo contacto se había perdido por esos días era el U-176, mandado por el capitán Reiner Dierksen. Este submarino tenía en su haber el hundimiento de 11 buques para un total de 53,307 toneladas.

En octubre de 1946, en una emocionante ceremonia llevada a cabo en el Arsenal de Casa Blanca, el entonces Presidente de Cuba, Ramón Grau San Martín, le impuso a Ramírez Delgado y a todos los tripulantes del CS-13 la Orden del Mérito Naval con Distintivo Rojo. Distinción más que merecida. Cuba fue el único país latinoamericano que hundió un submarino.

Su éxito fue además reconocido por el contralmirante Samuel E. Morison, historiador oficial de la Marina de los Estados Unidos, en su obra History of U.S. Naval Operations in World War II en la que elogió también la destreza y eficiencia de los marinos cubanos:

“El cazasubmarinos CS-13 al mando del Alférez de Fragata Mario Ramírez Delgado viró hacia el humo, hizo un buen contacto por sonido y lanzó dos ataques perfectos con bombas de profundidad que aniquilaron al U-176. Al ser el único ataque exitoso contra un submarino realizado por una unidad de superficie menor que un PCE de 180 pies, este hundimiento es considerado, con propiedad, como un gran orgullo por la pequeña, pero eficiente Marina de Cuba”.

(Continúa la próxima semana)

Temas similares…

Cuba Tiene Nueva Constitución

Cuba Tiene Nueva Constitución

Por el Dr. J. Hernández Toraño (1940) Comentarios a la primera edición de la Nueva Constitución de la República, que...

0 comentarios

Enviar un comentario