Ceiba Mocha, pueblo pequeño, pobre, feliz y esperanzado. Lo fundó el ayuntamiento de Matanzas en 1725, encabezaban dicha fundación Pablo Medina, Francisco Martín de Medina y Villavicencio, y Carlos del Rey. En 1727 fue calificado como un paraje llamado Ceiba Mocha, constituyendo el primer documento relacionado con el surgimiento del pueblo.
Algunos pensarán que soy masoquista empecinado en vivir de los recuerdos que marcaron mi adolescencia. Frecuentemente, antes de dormirme me visitan algunos porque tatuaron al muchacho hijo de una humilde lavandera-criada y de un padre maltratador, despiadado y cruel. Siempre tenía a mi espalda un ángel que me decía: “Si luchas, alcanzarás lo que te propongas”.
La pobreza no era eterna, como la que llegó aquel fatídico 1 de enero 1959. No aspiraba a ayuda estatal, ni a beca; lo que consiguiera sería por mi esfuerzo y el de mi madre, porque éramos libres como el viento. Nadie nos dictaba lo que teníamos que pensar.
Hoy homenajeo al pueblo en el que llegué al mundo a 20 metros del cementerio. Y encabezo este artículo con los dos primeros versos de la canción “Un Pueblo Es”, de la cantautora española María Ortiz.
Como los perros comunistas cambiaron nuestra historia, posiblemente algún nativo, desconozca su origen. Era un pueblo pequeño, pobre, pero feliz y esperanzado. Fue creado por el Ayuntamiento de Matanzas en 1725, por Pablo Medina, Francisco Martín de Medina y Villavicencio, y Carlos del Rey.
Dicha solicitud en 1727 fue para un paraje llamado Ceiba Mocha que constituyó la primera mención documentada relacionada con el surgimiento del pueblo.
Los primeros asentamientos se debieron a un camino, por donde originalmente comerciantes y ganaderos realizaban sus negocios dando Orión de forma paulatina a un caserío; era un sitio obligatorio para los extranjeros interesados en el comercio, ya que, para los interesados dicho monopolio comercial establecía solamente condiciones favorables para los arreos de ganaderos por las cercanías del río San Agustín.
VIRGEN DE LA
CANDELARIA
Siendo pequeño, Ceiba Mocha fue una incubadora de típicos personajes, de una originalidad, que dudo hayan existido en muchos lugares, estaba formado por una larga “familia” que, seguramente, el comunismo ha desintegrado.
Podemos presumir que allí nacieron dos grandes genios cada uno en lo suyo: Armando Pérez Roura, la mejor voz radial de la Isla, y el periodista, ensayista, notable conferencista, Fernando Lles Berdayes, que nació el 31 de agosto de 1883.
“Un pueblo es algo más que una maleta/ perdida en la estación del tiempo/ esperando sin dueño a que amanezca/ con una frase no se gana un pueblo/ ni con un aprender de su lenguaje”.
En 1762 hubo un conflicto político en Europa donde España y Francia como aliados se enfrentaron a Inglaterra, provocando que dicho tratado produjera una emigración a Cuba de antiguos residentes de la península de la Florida, muchos de los cuales se asentaron en Ceiba Mocha.
Una de las fiestas más altisonantes en la provincia, era la que se celebraba durante 4 días conmemorando el Día de la Virgen de la Candelaria, su patrona. Fue cuando descubrimos la manzana, uvas, peras, etc., y nos atiborrábamos del clásico “turrón de maní”. Imposible desprender dichos recuerdos.
(Ya en Matanzas, en compañía de mi amigo, Humberto Reyes (sus padres, dueños de una tintorería frente a la iglesia de Pueblo Nuevo), creamos el “Grupo Teatral Atenas”, con una docena aficionados; llegando a recorrer casi todos los pueblos de la provincia. Éramos tan “atrevidos” que montamos la pieza “La Ramera Respetuosa”, del francés Jean Paul Sartre, tremendamente subida de tono para los no entendidos del teatro.
Ya había conocido a la poetisa Carilda Oliver Labra, que, cuando se enteró de nuestra valentía al querer representar dicha pieza y en teatro arena (sin decorados y rodeados del público), reunió a un grupo de poetas de la “Peña Literaria” de Matanzas, entre ellos Romualdo Suárez, Ricardo Vázquez, Hugo Ania, etc., plantándose en la “Sociedad Unión Club” de Ceiba Mocha, donde íbamos a debutar.
La obra se divide en dos actos, cuando terminamos el primero, el público se puso de pie, y de cada uno salieron las ofensas más peyorativas. Nos acusaron de inmorales, de haber ido a burlarnos de sus mujeres e hijas. Fue tal el pánico, que nos refugiamos en el camerino improvisado huyéndole a los que parecían una “turba histérica”, entonces apareció Carilda: “Tranquilos, muchachos, que yo voy a salir a hablarles e intentaré aplacarlos”. Así lo hizo, ayudada por su carisma y su don de palabra, apaciguó a los que imitaban a una jauría hambrienta.
Jamás he vivido una situación como aquella, y he andado bastante. Nos aplaudieron y volvimos a la escena. Ya nos habían ponchado las gomas de los dos carros en los que habíamos viajado. ¿Cómo se pueden olvidar acontecimientos sementales?)
“Un pueblo es un ladrillo en la esperanza/ mirando al frente y si volver la espalda. / Un pueblo es, abrir una ventana en la mañana y respirar”.
CONCESIÓN DE
TIERRAS
El 29 de diciembre 1763, el Cabildo de Matanzas concedió las tierras a 108 familias de los inmigrantes de las Floridas. Jerónimo Contreras, Conde de Jibacoa, donó a cada familia una caballería. El 30 de abril de 1864 los floridanos, al mando del oficial Ginés Pomares tomaron posesión de lo que en lo adelante serían sus propiedades cercanas a Ceiba Mocha que, a partir de entonces se llamó San Agustín del Paso del Medio. Para atención espiritual, el Conde de Jibacoa donó una caballería de tierra colindante al núcleo poblacional, para una iglesia.
VARIAS ESCUELAS
El oratorio fue provisionalmente trasladado para la estancia y erigido con paredes de tabla y techo de guano, celebrándose allí la primera misa el 27 de noviembre de 1793.
El expediente de auxiliar de parroquias de la iglesia de Ceiba Mocha lo inició el obispado de La Habana en cumplimiento de la Real Orden de 8 de diciembre de 1786; cuya aprobación, fue dada por Real Orden de 1790. Fue así como se fundó Ceiba Mocha, llamado primeramente San Agustín de la Nueva Florida, debido a que la mayoría eran canarios que vivían en San Agustín, Florida, sin embargo, nunca se mantuvo ese nombre, aunque los registros de 1797 estaban encabezados como: “En San Agustín de la Nueva Florida de Ceiba Mocha”.
La fiesta patronal fue introducida por isleños de Islas Canarias (España), que comenzaron en 1797, realizando por sus calles una procesión con la virgen en hombros, seguida por una multitud que venía a pagar promesas, muchos descalzos y con velas, con una banda rítmica de Matanzas, fuegos artificiales que coloreaban dicha fiesta, a la que acudían miles y miles de personas de distintas partes de la isla, así como mendigos a pedir limosnas. Era cuando los habitantes disfrutaban de carruseles y del sorpresivo “algodón de azúcar”.
Allí se asentó Manuel García, llamado “El Rey de los Campos de Cuba”, permaneciendo escondido en las cuevas de la loma del Cura. Caudillo que (dicen) robaba a los ricos para dárselo a los pobres. (Me huele que era comunista). Falleció en el camino que conduce a Benavides, víctima de una trampa.
Antes del desdichado 1959, existían varias escuelas, la Nº 47 pública frente al correo; la Escuela de Roberto Berrier, privada; escuela de Chachita, cerca del Cuartel de la Guardia Civil.
No puedo cerrar este artículo repleto de añoranza, sin mencionar al personaje más notable y organizador de todas las fiestas, señor Ramiro Mouriño que, a mediado de la década de los 50, levantó la Ermita de la Caridad del Cobre, en La Julia, carretera central rumbo a Matanzas.
0 comentarios